Binóculo N° 724

Bolivia sin respuesta

El artículo de Álvaro García Linera (El Odio al indio) es exactamente la expresión de lo que dije iba a ocurrir en Bolivia en mi columna anterior: “El fascismo, el odio racial, no sólo es la expresión de una revolución fallida sino, paradójicamente también en sociedades postcoloniales, el éxito de una democratización material alcanzada. Como una espesa niebla nocturna, el odio recorre vorazmente los barrios de las clases medias urbanas tradicionales de Bolivia. Sus ojos rebalsan de ira. No gritan, escupen; no reclaman, imponen. Sus cánticos no son de esperanza ni de hermandad, son de desprecio y discriminación contra los indios. Se montan en sus motos, se suben a sus camionetas, se agrupan en sus fraternidades carnavaleras y universidades privadas y salen a la caza de indios alzados que se atrevieron a quitarles el poder. En el caso de Santa Cruz organizan hordas motorizadas 4×4 con garrote en mano a escarmentar a los indios, a quienes llaman “collas”, que viven en los barrios marginales y en los mercados. Cantan consignas de que “hay que matar collas”, y si en el camino se les cruza alguna mujer de pollera la golpean, amenazan y conminan a irse de su territorio. En Cochabamba organizan convoyes para imponer su supremacía racial en la zona sur, donde viven las clases menesterosas, y cargan -como si fuera un destacamento de caballería- sobre miles de mujeres campesinas indefensas que marchan pidiendo paz. Llevan en la mano bates de béisbol, cadenas, granadas de gas; algunos exhiben armas de fuego. La mujer es su víctima preferida; agarran a una alcaldesa de una población campesina, la humillan, la arrastran por la calle, le pegan, la orinan cuando cae al suelo, le cortan el cabello, la amenazan con lincharla, y cuando se dan cuenta de que son filmadas deciden echarle pintura roja simbolizando lo que harán con su sangre”.

Y al mismo tiempo se corresponde con una descontextualizada, desfasada e hipotética lucha de clases, que ahora no me atrevo a decir que lo sea, sino la compulsión de un sector de la sociedad, que, por la voracidad del poder, es capaz de cualquier cosa. En verdad lo digo, y lo digo con encono, me arrecha ser apocalíptico, pero en Bolivia estamos viendo el principio de lo que será la mayor matanza de seres humanos de los últimos cincuenta años en la historia del mundo. Será peor que la matanza entre Tutsi y Hutus, será peor que los degollamientos en Filipinas y Tailandia, será peor que la barbarie de Colombia, su país vecino. Es harto sabido que en política los errores se pagan caros.

Quizás deberíamos primero entender qué ocurre en los cerebros de los individuos, y cuánta podredumbre se almacena allí. Pero la ingenuidad de creer que alguien cambia de la noche a la mañana, es simplemente de antología. Ya incluso una rama de la sicología y de la criminalística, está convencida de que no es posible cambiar a un niño que es asesino a los 14 años. Será asesino siempre, aunque cambie su entorno. Eso para hablar de las sociedades avanzadas como la europea, imaginen sociedades tercermundistas como la nuestra donde hay asesinos de nueve años y donde hay ¿niños? Que a los 14 años ya han cometido nueve o diez asesinatos.

Las revoluciones no son pacíficas. No pueden serlas porque simplemente estás quitando de en medio a alguien que siempre estuvo en la cúpula, y nadie está dispuesto a dejar la cúpula. Si a ello sumamos el tema de la raza, los componentes sociales y religiosos, eso se convierte en un coctel increíblemente peligroso.

Hace diez años vimos el odio de los señores de Santa Cruz y de El Alto, a quienes ni siquiera les importaba lucir sus vehículos de terror con la svástica nazi pintada en las puertas. Vimos cómo estando ya Evo en el poder, dispararon contra las etnias que huían de las balas por debajo de un puente. La razón era simple: no podían aceptar que cholos de polleras, ponchos y sombreritos, les quitaran el poder, cuando durante trescientos años fueron sus esclavos, sus siervos, sus falderos, sus pagapeos. Hay un odio acumulado en esos neofascistas que necesitan saciar con sangre y no de otra manera. No quieren perdonar sino matar “collas” porque tuvieron la osadía de ir a unas elecciones y volver a ganar. Quieren matar Aymaras porque tuvieron la osadía, durante 18 años, de hacer las reformas más profundas que jamás vivió ese país, es decir, hicieron una revolución social, pero no política. Nunca pudieron penetrar las escuelas y las universidades de los nazis, nunca pudieron penetrar las fuerzas armadas, nunca pudieron golpear sus estamentos económicos. Había en Bolivia, como lo deja entrever García Linera, una sociedad dividida en dos: la gran masa de aborígenes y los blancos fascistas de la clase media boliviana, con su odio, su desprecio y su sed de matar.

Hubo mucha ingenuidad en la dirigencia boliviana, demasiada diría yo. Rafael Correa asegura que, si Evo no hubiera renunciado, se hubiera desatado una masacre. Lo invito a leer el artículo de García Linera, y luego me diga qué es eso, sino una masacre, el comienzo de una limpieza étnica y política que no se va a detener con simples llamados internacionales, denuncias y recogimiento de firmas, que está suficientemente demostrado, no sirven para nada, porque el enemigo no hace nada con ellas.

Por cierto, ningún organismo internacional de importancia ha hablado en profundidad sobre el golpe de Estado. Sólo la OEA exige el primer ridículo de todos los que se verán a futuro: nuevas elecciones. Eso antes de la destitución de Evo. No lo han vuelto a plantear. Y si el pueblo boliviano no está armado, los agarrarán mansitos. Listos para morir en una carnicería que se prolongará en el tiempo.

Caminito de hormigas…

Según me explican, el gobierno dio combos de mortadela, pollo, huevos y carne para todo el mundo. Cómo es que esos combos no se están dando en las comunidades.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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