El nuevo enemigo

Algunos consideran que para la década de los ochenta, ya la izquierda se había suicidado. Otros creen que luego de la derrota militar y política en la década de los sesenta y bien avanzado los setenta, la izquierda ya no tenía brújula, y no es que antes la tuviera; no solo en Venezuela, en el mundo todo. Es un debate que está pendiente, pero es complejo y extenso.

Chávez viene a ser un desenterrador de la izquierda. Con él aparece lo que quedó de la izquierda, y también lo que quedó de la derecha política, esa derecha que sustentaba su accionar político y militante, o en la Rerun Novarum o en la Tercera Internacional Socialista, auténticos soportes teórico-políticos de las organizaciones que se erigieron bajo esa egida. Porque no fue distinto lo que le ocurrió a la derecha, solo que estaban en el poder y avalados por la burguesía. Es por ello que Chávez termina siendo la consecuencia precisamente de la descomposición de la militancia política de derecha que llevó al país al acabose. Por ello, la burguesía que hasta entonces tenía a sus perros falderos en los partidos de la derecha, decide asumir su protagonismo sin tercerones en el medio. La renuncia de Carlos Andrés Pérez, fue en realidad una combinación de reacción popular y presión de la burguesía a las instituciones para que lo enjuiciaran. Si hasta entonces los partidos de derecha eran los enemigos, no nos dimos cuenta que aparecía en escena un nuevo enemigo cuya principal manifestación era el odio a los políticos y sus organizaciones, con la determinación de asumir un nuevo protagonismo en la lucha política.

Ciertamente que la Cuarta República acabó con el país, cuya responsabilidad no fue únicamente de los partidos de derecha, sino de la burguesía cuya cuota de responsabilidad no era menor. Y por ello el discurso anti Cuarta República, caló tan  hondo en las masas venezolanas, que efectivamente tenían identificado al enemigo. Tampoco fue tan difícil para Hugo hacernos comprender que era menester llevarlo al poder. Es por ello que la burguesía, sintiéndose derrotada y sin mamparas políticas que pudieran representarla ante el pueblo –más allá de los muy desprestigiados partidos del status- comienza a crear sus propios partidos, que peligrosamente hacen mella en sectores importantes de la población. Son organizaciones sin sustentación teórica u origen político. Verbigracia Primero Justicia, cuyo origen real es una organización religioso-fascista internacional llamada Tradición, Familia y Propiedad. No son productos de una dinámica política, sino creados por decisión y a punta de muchos recursos. No sirven a la burguesía, pertenecen a la burguesía. Una especie de Compañía Anónima que debe generar muchos dividendos traducidos en votos para que el patrón engrose más sus ganancias, en la aplicación de las políticas económicas. Ese es el nuevo enemigo, el frontal y el de fondo, sin pruritos hasta para asesinar a su propio candidato presidencial si éste no remonta las encuestas. Es un enemigo que apostará todo a cambiar las reglas del juego antes del 7 de octubre; y si para ello es necesario desatar la violencia con unos cuantos muertos, pues que así sea.

Este proceso político tiene trece años. Los venezolanos que tenían ocho en 1999, ahora tienen 21. Si les hablan de Cuarta República, probablemente no sepan de qué le están hablando, o la razón por la cual le hicieron tanto daño a este país. No saben en términos reales a cuál enemigo se enfrenta el proceso. Por ello siento que ese argumento se agotó. El político más astuto de la derecha (Henry Ramos Allup) se acerca a los setenta. Dentro de poco será un fósil. Pero los “petrimetes”  de Primero Justicia, ahora es cuando les queda para echar vaina. ¿A quién representan? ¿Cuál es el poder que se encuentra detrás? Esa me parece que debe ser la dirección del discurso político. El enemigo directo. Ni siquiera Los Amos del Valle, más bien eso que se llamó la Burguesía Emergente, Los Doce Apóstoles, gente sin un mínimo de prurito (no es que los otros tenga mucho) para quienes la patria es el enriquecimiento a costa de la vileza, la trapacería, la explotación y la venta del país. Ese es el nuevo enemigo, representado por Henrique Capriles Radonski que es un mandadero de las trasnacionales, de los grandes emporios financieros, de los organismos multilaterales del crédito que le han desgraciado la vida a la humanidad.

Siento que es menester redefinir al enemigo, desenmascararlo, vincularlo directamente a las atrocidades que se están cometiendo en Europa y el mundo, cuyos pueblos ni siquiera comienzan la cuesta de la tragedia, que además ignoran que en el mejor de los casos se morirán de hambre, porque en el peor de ellos, la represión bañara de sangre el mundo más antiguo de la civilización occidental. El discurso debe centrarse allí. Dejar a un lado, olvidarse de la Cuarta República, explicar que apareció en escena un enemigo mucho más peligroso, para el que las políticas sociales no deben existir porque eso es un gasto y no una inversión. Un enemigo que no cree en la educación pública, un enemigo que sostiene que la salud debe ser costeada por los usuarios, un enemigo que apuesta a la privatización de los recursos naturales.

Si alguna vez vimos a los enemigos del socialismo combatirnos, de alguna manera, reformista, revisionista, sin mayor profundidad, como se quiera decir, superficialmente entendieron que al pueblo se le debía dar migajas que en aquellos tiempos se traducían en el saco de cemento y la plancha de zinc. Eso no es lo que cree este nuevo enemigo. Apuesta a la ganancia extrema y a una fuerza armada a su servicio para reprimir al colectivo en el momento en que sea necesario.

El nuevo enemigo asusta. Está dispuesto a todo. Y todo es todo. Incluso desenterrar las viejas ideas malthusianas, cuyo autor, el anglicano y erudito inglés Robert Malthus, en la conclusión o previsión no cumplida de su obra “Ensayo sobre los principios de la población” (1798), conocida como “catástrofe malthusiana”, en sus propias palabras:  “Al final del primer siglo la población será de 176 millones y las subsistencias no llegarán para 55 millones; de modo que una población de 121 millones de habitantes tendría que morir de hambre”. Hagan proyecciones y verán.

Caminito de hormigas…

Al parecer Enzo Scarano se convenció de que los Salas lo traicionarán, tal como lo hicieron con otros. Es por ello que deshoja la margarita y hace sondeos para lanzarse a la gobernación de Carabobo…   Una mafia interna del IVSS Caja Regional de Valencia, se dio a la tarea de llamar a los tramitantes de pensiones para decirles que les falta un documento. Cuando se presentan, les piden entre dos y diez mil bolívares… Acabo de ver una encuesta en donde el Innombrable II sale muy mal parado con apenas 8 puntos. En desagravio del alcalde, debo decir que está haciendo cosas importantes en conjunto con el Consejo Federal de Gobierno…  Un grupo de empresarios en Carabobo se niega a pichar para el mantenimiento del comando de campaña de Henrique Capriles. Aseguran que no vale la pena, porque “ese muchacho pendejo no le puede ganar a Chávez”, comentó la fuente


rafaelolmos101@gmail.com



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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