Los muertos no hablan…

¿Fue "el inca" quién mató a su esposa?

La trágica noticia de que Edwin “ El Inca “ Valero había asesinado a su esposa la ví por televisión. Un avance noticioso tempranero que escuché “a vuelo de pájaro”, me dejó paralizada, conmovida. Como si se tratara de una tragedia en mi propia familia. “Dios mío-pensé-ese muchacho golpeó a su mujer, la mató y arruinó para siempre su vida y su exitosa carrera”. Aceleré la preparación del desayuno y salí decidida a buscar la prensa para ampliar los detalles antes de hacer cualquier otra cosa. Al leer me informé que no había sido a golpes sino con un arma blanca que habían dado muerte a la joven señora Jennifer Viera. Confieso que desde entonces tengo duda de que el púgil fuera el autor de la muerte de su cónyuge, a quien había golpeado anteriormente, incluso a su madre y hermana porque “tenía una personalidad agresiva”, como lo han señalado diversos medios de comunicación.

No soy investigadora, ni psiquiatra, ni psicóloga, sino una periodista que abandonó, hace más de tres décadas, la carrera de Derecho a raíz de darse cuenta del tráfico de influencia y corrupción que existía en la Fiscalía, donde trabajó como escribiente poco tiempo. Mis principios y sobre todo el ímpetu juvenil me llevaron a echar al trate unos años de estudio y comenzar otra carrera. No valió que los test llenados en OBE de la UCV concluyeran que mis mayores aptitudes eran para Derecho, entre otras razones por la alta capacidad espacial, es decir, captación de lo intangible.

Mis dudas sobre el presunto asesinato de Jennifer Viera, por parte de su esposo, El Inca, se basan en varios hechos, todos leídos en diversos medios de comunicación, incluyendo Meridiano, en el cual un colega no tuvo empacho en titular su información “FUE UN CRIMINAL REINCIDENTE A QUIEN EL ESTADO DESAMPARO”. Es decir, que para ese periodista el Inca no sólo era un criminal por, supuestamente, haber dado muerte a su esposa sino que era ¿reincidente?. ¿Será que él conoce de otros presuntos asesinatos?

Hay, incluso, quienes irónicamente, a raíz de la tragedia se dedicaron a enviar mensajes de texto señalando que Chávez iba a declarar al Inca héroe nacional y llevarían sus restos al Panteón. Mensaje dirigido- no tengo dudas- a buscar reacciones negativas hacia el Presidente y el Gobierno revolucionario porque bien es conocido que Valero era chavista y se estaba hablando de un presunto homicida.

Igualmente, me llamó poderosamente la atención y me entristeció, el comentario de un entrenador o director de boxeo ( no recuerdo si amateur o profesional, pero la información la leí en la prensa al día siguiente del asesinato de Jennifer de Valero), quien manifestó que si existiera la pena de muerte en nuestro país el fuera partidario de que se la aplicaran al púgil porque era un mal ejemplo para el deporte y la familia. Ese “personaje” debe ser uno de los que brincó de contento cuando el boxeador se suicido o “lo suicidaron”. Para él y las personas que piensan como él da lo mismo una cosa u otra.

Y es que todo eso cabe cuando se hace “leña del árbol caído” y se da, prácticamente, por cerrado un caso donde hay varios hechos no muy claros. Y no se habla de “presunto homicida” sino de un criminal, de paso reincidente para algunos, que prácticamente se entregó a los encargados de la recepción del hotel. Luego vino el suicidio – versión que no comparto-, destacado también a grandes titulares.

Ahora, a instancia de los familiares se exhumará el cuerpo porque hay ciertas dudas sobre el “suicidio”. Y es que realmente cuesta creer que Valero -cual hombre araña- trepó por un muro- eso lo leí-, amarró el pantalón ( que de paso le facilitaron en la comandancia), se mantuvo allí- sin ayuda de una silla o banqueta- amarró el pantalón a su cuello y se lanzó al vacío. Y a pesar de la bulla que armó un preso para llamar la atención de los funcionarios porque escuchaba mucho ruido en la celda donde estaba El Inca, nadie acudió sino cuando ya el boxeador estaba sin aliento. Sin duda hay muchos “cabos sueltos” pero con el argumento de “su condición mental y estado depresivo”, cualquier cosa se le atribuye al pugilista. Al fin y al cabo los muertos no hablan…

Si bien a la luz de los hechos que he leído me cuesta creer que el púgil se suicidó, tampoco estoy convencida de la autoría del crimen, con todo y que Edwin Valero se declaró culpable. Y que conste que lo que voy a escribir a continuación se basa en informaciones de prensa. Atando cabos, diría mi abuela.

1-La pareja llegó al Hotel Intercontinental de Valencia como a las 11:30 PM., y cuando venían en camino el Inca advirtió que un carro los seguía y aceleró la marcha ( cosas de la influencia alcohólica dirán algunos)

2-Antes de subir a la habitación la pareja departió amenamente en el lobby.

3-El Inca traía “ un fajo de dólares” , y como no tenía bolívares para pagar la habitación cambió unos dólares. ( es decir que alguna o algunas otras personas supieron que el púgil, cargaba dinero).

4-Cuando el Inca Valero se despierta no se acuerda de nada, piensa que ha matado a su esposa y baja a comunicar “ su crimen”. Lleva las manos manchadas de sangre.

5-El cadáver de la esposa no mostraba violencia, su expresión no denotó níngún rastro de exaltación, estaba apacible.

6-El arma incriminada, supuestamente un bisturí- leí en un periódico- u otro tipo de arma blanca, no aparece…

7-Se “presume” que en medio de “su delirio”, el pugilista intentó limpiar la mayor cantidad de sangre de su esposa, con lo cual alteró la escena del crimen.

8-Los funcionarios presumen que fue en ese momento que el púgil se deshizo del arma homicida, que aún no ha sido encontrada.

9-A los investigadores le llamó la atención que ni en la habitación ni en el carro hallaron ropa del boxeador, sólo encontraron un bolso con ropa de Jennifer Viera.

Ante todos estos hechos, leídos en diversos diarios, cabe preguntar y comentar…

1-Se averiguó si la llave ( copia) de la habitación permaneció en su lugar toda la noche?

2-¿A quién vendió el Inca los dólares?

3-Cuantas personas estaban en el lobby o en planta baja cuando eso ocurrió?.

4-Escuchó algún cliente cercano a la habitación donde estaba la pareja alguna discusión o ruido raro?.

5-Valero tenía una personalidad agresiva, no lo dudo, y siempre que había agredido a alguien lo hacia con los puños, que era su arma preferida. De haber estado bajo los efectos del alcohol y la droga,- como también he leído- lo más lógico era que actuara como lo había hecho anteriormente. Osea, haber seguido su patrón de conducta: que : le diera unos golpes a la esposa y , por accidente, la matara. Pero…resulta que “en medio de la locura del licor y las drogas” el hombre decide buscar un bisturí, o un cuchillo u otra arma blanca -que no se sabe de donde salió- y mata a su mujer. Y la esposa, plácidamente dormida, no da muestras de sentir nada, nada…así lo denota su expresión apacible. Es decir, que el homicidio no fue consecuencia de una pelea, un altercado.

6-¿Han averiguado si Edwin Valero y su esposa bebieron o exhalaron algo que los hubiese dormido profundamente poco después de subir a la habitación?

7- Extraña lo del bisturí u otra arma blanca, porque Valero- no era hombre de esas exactitudes, era un hombre rudo, de puños, ese era su patrón de conducta. Que se lo pregunten a los 27 rivales que enfrentó en el cuadrilátero.

8-Cuando despierta el pugilista tenía una “laguna mental”. No sabe cómo ocurrieron los hechos. No se acordaba de nada, es decir que hubo un especio de tiempo en el cual el púgil no podía dar fe de lo que había hecho: ¿durmió? ¿ Estaba acostado al lado de su mujer?. ¿La mató, o simplemente fue otra víctima?.

9-Las manos manchadas de sangre tendrían una explicación. El Inca se levanta, ve a su esposa ensangrentada, la agarra, y piensa lo peor: “la maté” y baja a la recepción a declarar “su crimen”, a entregarse.

10-¿Un hombre atribulado por la muerte de su esposa, que decide confesar “ su crimen” ¿ alteraría la escena del crimen y botaría al arma incriminada a un lugar recóndito, al confín del universo…?, porque no aparece.

11-Si el homicida fue Edwin Valero el arma estaría en el cuarto, o en cualquier parte del hotel por donde él pasó porque del hotel, del lobby salió escoltado por funcionarios policiales. El hotel es un lugar cerrado y el arma no camina…O es que el arma incriminada se la llevó la misma persona que alteró la escena del crimen( el verdadero criminal), que no es Edwin Valero?.

12-Edwin Valero iba a viajar y no llevaba ropa adicional sino la que tenía puesta. Algo sin duda extraño.

Considero, entonces, que las investigaciones no deben centrarse sólo en el suicidio u homicidio del destacado pugilista sino también de aclarar la autoría del crimen de su joven esposa, hecho que desencadenó la segunda tragedia. No puede darse esta parte del caso como cerrada porque ni siquiera El Inca estaba seguro de haber matado a su esposa. Tenía una laguna mental. No se acordaba de cómo se habían sucedido los hechos ( De eso pudieran hablar mejor los especialistas o quizás el mismo boxeador sino se suicida o lo suicidan).

Y ¿Quién tendría interés en matar a la señora. Cuál sería el móvil?, preguntarán algunos, ante lo cual yo me inclino por el robo. Bien sabido es que hay hijos que matan a sus padres, nietos a abuelos y por dólares, cualquier desalmado- que sobran- haría cualquier cosa. Pero no descarto , tampoco, la venganza hacia el extraordinario boxeador, querido, idolatrado, por muchos pero odiado también por otros…y montar una coartada para incriminarlo no sería nada difícil por todo aquello de su “ adición a las drogas y al alcohol”. Aunque también leí que cuando le hicieron pruebas antidoping antes de las peleas siempre dio negativo. Extraña adición esa…

Ante todos estos comentarios e interrogantes podrían tildarme de tener una exaltada imaginación, novelera, pero hasta que no demuestren lo contrario, hasta que no se respondan suficientemente muchas de las interrogantes que he planteado, permanecerá en mi la duda: ¿ Fue el Inca quien mató a su esposa?

(*) Periodista

omairaochoad@gmail.com


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