Un día, una mujer…Un día, muchas mujeres

Un día una mujer recibió una sentencia: “Parirás a tus hijos con dolor ”y así se hace aunque se inventó la cesárea que es otra forma del dolor.

Un día una mujer parió y necesitó reposo para reponer fuerzas…y descubrió la agricultura, reconoció a sus hijos y con el tiempo supo identificar a los padres de sus hijos. Estableció un espacio para los de su sangre y nació la familia.

Un día, una tarde, en el calvario una mujer lloró a los pies de su hijo martirizado y crucificado. Fueron las lágrimas más cristalinas de las que se tenga conocimiento. Desde ese día son las lágrimas de la madre las más puras y sinceras.

Un día, hace muchos días una mujer se alzó en armas y condujo un ejército de pueblo por amor a su patria y la tildaron de loca.

Un día, una mujer sintió como se consumía en su vientre un hijo de la patria, no soltó palabra que delatara al patriota esposo que acompañaba la justa independentista.

Un día, muchas mujeres vistieron los uniformes de sus hombres, calzaron sus zapatos y se armaron de coraje para defender el sitio por el que pasaría el Libertador al Campo de Carabobo.

Un día, una mujer minó su cuerpo de radiaciones y legó a la humanidad los rayos X.

Un día, una madre que encaneció prematuramente, se convenció de las luchas de su hijo y de muchos hijos de otras madres y se hizo panfletaria para acompañarlos.

Un día, una hermosa mujer surcó el espacio y al regreso nos regaló un clavel, una sonrisa y el símbolo de la paz.

Un día uno de tantos días de explotación, unas mujeres reclamaron y terminaron consumidas por llamas asesinas.

Un día una mujer que amó mucho, se hundió en el mar, en su profundidad, que es otra forma de la nada.

Un día unas mujeres, mujeres abuelas, se plantaron a reclamar sus hijos y nietos desaparecidos..y le aparecieron hijos, nietos, sobrinos y humanidad por todos los confines del planeta.

Un día una madre, muchas madres terrosas de nuestros ancestros, tras un silencio paciente de quinientos años renacieron de la Pachamama multiplicadas en pueblos, en dignidad, en brazos solidarios.

Un día, sí un día, como a ti también te pasó, una mujer me parió y me enseñó la palabra amor, me modeló en solidaridad, cooperación, hermandad e impregnó mi vida de valores que aun cargo conmigo.

¡Ay! ¡Pero que ay! Un día una mujer, se cambió de piel, se montó en el avión más grande del mundo, de la nación más poderosa del mundo y lo cargó de instrucciones a sus soldados invasores para que rompieran el corazón de muchas mujeres.

Y un día, muchas mujeres tomadas de las manos con muchos hombres formaron un gran corazón que abraza la tierra. (08-03-2009)

rgustavogonzalezp@gmail.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1653 veces.



Rafael Gustavo González Pérez


Visite el perfil de Rafael Gustavo González Pérez para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Rafael Gustavo González Pérez

Rafael Gustavo González Pérez

Más artículos de este autor