Y así es el mundo político; unos con lealtad y otros desleales

La pasión en la política es dual, dubitativa, sorpresiva e incongruente; se deja llevar por la fragilidad, pero en ella aunque en pocas ocasiones se apasiona la lealtad y de ella nacen los grandes líderes que estremecen a los pueblos. Luego, el hipócrita contexto fricciona la ética, en el juego de hacer política late la mentira; le es cuesta arriba al honesto político dibujar o implantar un verdadero sistema político democrático sin la comparecencia de la deslealtad que formula división, que intriga y toma provechos de poder similares a los dogmáticos.

Grandes especímenes han comparecido a través de la historia del mundo; y de la deslealtad a los pueblos han surgidos los imperios, Jesús Cristo el primer dibujante de la pasión por el amor al prójimo apreciado desde 20 siglos y algo, ejemplo desejemplarizado, y los apóstoles fueron desleales, Simón Pedro, seudónimo San Pedro 1er Papa y antes le negó 3 veces, y de ahí que Judas le vendiera con el Sanedrín y éste a su vez intrigara para que fuese juzgado por el imperio romano, conflicto de intereses como propiedad naciente del capitalismo que en poco en nada ha diferenciado con la actualidad histórica política. Varios Jesús Cristo han sido condenados por su lealtad al pueblo.

Un no distante histórico enumera líderes-lideresas que corrieron con la misma suerte y donde intervino la política desleal; lo sociológico-filosófico juega papel preponderante en el sobo educacional; son los cuarteles productores del irraciocinio en bandada de enajenada "voluntad", del servilismo y de la sumisión apostada de ignorancia. Millares de seres están tras sus rejas invisibles, son borregos que esculpen la estatua de la etérea idolatría sin praxis directa, se oculta, pero es efectiva a las conciencias, se ha hecho "cultura" se ha hecho ley.

Hoy en pleno siglo 21 todavía se sufre de la misma dolencia, hay una lucha incesante entre la lealtad y la deslealtad, funciona el tobogán político, una vez está arriba la lealtad, otras veces arriba la deslealtad y en ese ínterin histórica la humanidad ha padecido y padece de inhumanidad, es el contradictorio de su esencia, pero así la política la ha mal percibido y los seres se han dejado arrastrar por la pasión de la auto-deslealtad a sus mismo principios y sus mismos valores.

La patria de Bolívar tiene un especial pronunciamiento histórico; el hecho de libertar y de ser liberadora le da un sumo grado de lealtad humana, ha apostillado su signo de política humanista. Hoy tiene praxis de un sistema en progreso que asiste a la lealtad por el pueblo e indudable que la deslealtad arremete contra todo principio orgánico de soberanía. El libertinaje ampliado conmina desaciertos, dejos del colonialismo basan aun destellos de la cultura dominante, sus apolillados "políticos" residuos monárquicos, racistas y fascistas no descumbran del todo, su deslealtad es descendiente, es herida no cauterizada que desde 1830 supura podre de desgracia y huella de la bota imperial. Todavía no se erradica la consanguinidad del invasor, los genes de la traición no desmarcan, el mantuanismo es ADN en las clases sobrevivientes después de la "independencia".



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Omar Ignacio Pinto


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