Falacias de la descentralización

Nos valemos de una de las palabras favoritas del léxico del fallecido ex - presidente venezolano, esgrimida cada vez que se le acusaba de algún hecho o acción, todo lo despechaba con: “Eso es una falacia”.

Si nos atenemos al significado más castizo de la palabra, mentira o engaño, podremos deducir de qué se trata el asunto.

Su muerte es lo único que no es falacia, sólo su muerte física, porque todo lo que ha rodeado el acontecimiento deja mucho que desear, aún en los trapos familiares que salieron a relucir, lamentablemente,  y la romería política y mediática que convirtió en espectáculo sus honras fúnebres. Un aderezo que se quiso incorporar al suceso, fue querer desviar la atención de la ciudadanía y del mundo como si desde el gobierno se acunara la intención de interferir en el duelo familiar. El señor Diego Arria se encargó de atizar el fuego familiar insinuándole a sus parientes cercanos en Miami que Chávez haría lo imposible para impedir que su entierro se realizara en Venezuela. Los hechos están demostrando la verdad.

LA HIPOCRESÍA POLÍTICA ha puesto en fila a sus detractores “compañeritos” de partido que lo defenestraron al punto que murió fuera de la militancia adeca. La mayoría de los que se retrataron al lado del féretro le entraron a palos a la piñata que les preparó el ex fiscal fallecido Ramón Escobar Salom y la Corte Suprema de Justicia presidida por el Dr. Rodríguez Corro. Hicieron fiesta por su destitución. Ahora es el impoluto campeón de la democracia.

LA FALACIA DE LA DESCENTRALIZACIÓN devela la hipocresía referida. Si por algo se caracterizó el proceso descentralizador durante sus cuatro años y medio de gestión fue por ser un discurso político pero no una voluntad política. Todos los declarantes saben que en todo ese período no se logró siquiera que se aprobara  el reglamento número 1 de la Ley  Orgánica de Delimitación, Descentralización y Transferencia de Competencias del Poder Público a los Estados. Algo más, las transferencias asumidas no dependían de voluntad política porque la misma ley se la atribuía a los estados: háblese de autopistas puentes y carreteras, minas de materiales no ferrosos ni de piedras preciosas, entre otros. De manera que esa no fue ninguna dádiva del gobierno. Además no todos los estados del país lo asumieron. La otra verdad es que estas competencias asumidas se convirtieron en las más descaradas fuente de corrupción, que merece otro artículo.

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EL REGLAMENTO Nro. 1 los permitía a los estados, a través de las gobernaciones, al menos a proponer ternas para la designación de los responsables de entes nacionales en sus dependencias regionales, esa era una cuota de poder que AD no estaba dispuesta a aflojar.

El esfuerzo intelectual y de trabajo que se hizo tanto desde la COPRE nacional, creada en el gobierno de Lusinchi, como desde las comisiones de descentralización  formadas en la mayoría de los estados del país no siempre tuvo el beneplácito del nivel central y no siempre fue armónico entre los estados y en muchas ocasiones develó contradicciones como la que tenía que ver con el criterio de descentralización desde arriba o la descentralización desde las bases. Con el consabido tinte ideológico político de ambas. La primera basada en la óptica de mantener privilegios al cambiar la centralización nacional por una centralización local, tener unos reyecitos estadales. La segunda basada en el reconocimiento de la fuerza de las organizaciones sociales, las comunidades, las organizaciones de base.

“VENDO LEYES; VENDO PROYECTOS” era la consigna del bufete Brewer Carías. Este bufete tenía enclaves en todos los estados, constituidos por ex alumnos y dirigentes copeyanos que se encargaban  de hacer el lobby magnificando las cualidades intelectuales y morales del jefe del referido bufete; es así como apenas se planteaba una ley o proyecto, convencían al gobernador de ese estado o a diputados a la Asamblea Legislativa para contratarle sus servicios y comprarle leyes, que las tenían en serie en sus sistemas y en pocos días igual te presentaban un proyecto de constitución, uno de ley de administración, otra sobre división político territorial, para citar solo unos casos.

RAMÖN J. VELÁZQUEZ hizo más por la descentralización en seis meses que duró su mandato que todo lo hecho en los nueve años anteriores, con la sólo equivocación de haber designado al Dr. Allan Brewer Carías al frente del ministerio respectivo, lo que le sirvió para apuntalar sus negocios a costa de este proceso. Fue durante la gestión del Dr. Velázquez que se emitió el reglamento número 1 y se adelantaron otros logros de la descentralización concebida de arriba hacia abajo.

EL Dr. RAFAEL CALDERA ENEMIGO DE LA DESCENTRALIZACIÓN en todas sus manifestaciones. Ya por el año 1994 con ocasión de aprobarse y firmarse el ejecútese a la recién redactada Constitución del Estado Aragua, el Dr. Guillermo Andueza, invitado a decir  el discurso central en el acto, criticó  agriamente el sesgo descentralizador de la misma y hasta la tildó de inconstitucional en algunos de sus aspectos. Entre las primeras acciones del presidente Caldera (1994-1999) está la designación del Dr. Andueza ministro para la descentralización y mediante decreto abolió todos los reglamentos de la ley descentralizadora, incluido el número 1, lo que le permitiría a CONVERGENCIA disponer de más de 100.000 puestos de trabajo para alimentar el clientelismo.  

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LA FALACIA DE LA MODERNIZACIÒN DEL ESTADO encubrió tal cúmulo de   irregularidades que lo que pudo ser una gran oportunidad para dar fuerza a las regiones en lo económico, social y político; se tornó en grandes negociados. El caso de las autopistas, como la ARC, que pudo haber sido el primer gran ejemplo de mancomunidad entre los estados Aragua, Carabobo y Miranda y que además se beneficiarían los municipios por cuyos territorios      transitaran los usuarios, se pretendía privatizar y terminó siendo caja chica de las corruptelas en los tres estados. Es el caso de INVIALTA (Aragua) que terminó siendo INAUDITABLE. ¿Qué les parece? De eso no hablan quienes la defienden sin un mínimo de vergüenza y con la cara muy lavada. ¿No es todo esto una falacia?

rgustavogonzalezp@gmail.com                                                                                                   .



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Rafael Gustavo González P.


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