Al estimar la feroz campaña "antiterrorista" desarrollada por el gobierno de Bush como retaliación a la agresión, muchos analistas hemos estado persuadidos a considerar la tesis de que ese año 2001, el gobierno yanqui pudo haberse propinado un "auto ataque", puesto que hasta el presente no se han presentado pruebas fehacientes que acrediten la versión gubernamental del hecho y principalmente porque aquel acontecimiento ha sido usado por el imperio yanqui como justificación política para instaurar una peligrosa doctrina de "guerra preventiva" a escala global, la cual permanece vigente hasta nuestros días. En efecto, tras la agresión de septiembre, Bush inició una criminal política de "prevención" contra supuestos ataques futuros, todos ellos hipotéticos; convirtiendo unilateralmente a EEUU en un "Estado supra jurídico" frente al Derecho Internacional bajo de la sacrosanta consigna de la "lucha contra el terrorismo".
El 11 de septiembre significó el inicio del verdadero Imperialismo Yanqui Unipolar, debido a que después del colapso de la Unión Soviética (1991), el gobierno moderado de Bill Clinton (1993-2001) no aprovechó su condición de superpotencia triunfante en la guerra fría para desplegar campañas militares importantes en el exterior en procura de beneficios económicos y geopolíticos. Sería Bush, una década después, quien con su bandera del anti-terrorismo fabricaría al nuevo enemigo que remplazara al comunismo del siglo XX e inauguraría una agresiva política exterior destinada a controlar zonas estratégicas en el ámbito de los hidrocarburos (Irak, Afganistán, Venezuela, Georgia).
Finalmente, recordando la mañana neoyorquina signada por la caída de esos rascacielos que alguna vez visité, me permití pensar que: Si fuese cierta la fábula de que una célula de combatientes islámicos fue capaz de aquel impresionante acto criminal que todos condenamos, debemos igualmente denunciar que ha sido la política neocolonialista y genocida del Tío Sam la principal responsable de que estos asesinos, bajo la guía de un autoproclamado nuevo Robin Hood (Osama Bin Laden) le devolviesen, por un día, al "mundo civilizado", una ínfima porción de la injusta e incontable mortandad que la civilización occidental le ha causado al medio oriente durante la persecución de su riqueza petrolera.
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Constitucionalista y Penalista. Profesor Universitario.