Definitivamente es cierto
aquello que en incontables oportunidades ha afirmado, el Presidente
del Ecuador, Rafael Correa refiriéndose al proceso de cambios que hoy
por hoy se vive en América Latina: “No estamos ante una época
de cambios, estamos ante un cambio de época”.
El contundente triunfo del Presidente de Bolivia, Evo Morales, en el
referendo revocatorio celebrado en ese país el pasado domingo 10 de
agosto, así lo demuestra. De nada valieron los vejámenes proferidos
por los Prefectos opositores – secesionistas y sus partidarios,
a los dignos y dignas hombres y mujeres del heroico pueblo boliviano,
mayoritariamente indígena. De nada valieron los medios de comunicación
devenidos en verdaderos partidos políticos anunciando el caos y la
guerra si el indio Evo ganaba de nuevo. De nada sirvieron los miles
de dólares destinados por el Gobierno genocida e imperialista de los
Estados Unidos, a través de la NED y la USAID, para financiar a sus
cipayos racistas y terroristas de la denominada Media Luna. El pueblo
boliviano y su gobierno, nos han dado una inequívoca demostración
de lo que puede lograr un pueblo cuando se decide a tomar en sus propias
manos las riendas de su destino. Nos han demostrado de que ni aún en
la peor de las circunstancias debemos perder la esperanza y dejar de
luchar. Nos ha dado el hermano pueblo de Bolivia una lección de dignidad,
de grandeza y de una infinita humildad, que se expresa en la disposición
del Presidente Evo Morales a dialogar con quienes a pesar de andar conspirando
las 24 horas del día para derrocarlo, forman parte de esa otra Bolivia
que durante años usufructuó para sí y para sus amos del Norte, los
ingentes recursos naturales, especialmente energéticos de los que goza
aquel país. Esa otra Bolivia que siempre vio al indio por encima del
hombro, con desprecio. Esa otra Bolivia que se niega de manera obcecada
a reconocer a esa Bolivia indígena, mestiza y pobre, muy pobre, que
siempre estuvo allí sometida, explotada y excluida, pero que en estos
momentos renace de sus cenizas y se levanta con ímpetu en procura de
su liberación. Que exige ser reconocida y ser tratada con respeto.
No obstante y extrapolando la situación que aquí en Venezuela vivimos
durante aquellos angustiosos días del 2001 – 2002, creo que al camarada
Evo Morales y la inmensa mayoría de su pueblo que le apoya, se le avecinan
tiempos muy duros, tiempos que exigen estar alertas y preparados. Porque
quienes durante siglos ostentaron el poder en Bolivia y sus principales
beneficiarios, los yanquis, a pesar de este resultado no tardaran en
desatender los llamados a diálogo que Evo les ha realizado y que no
son distintos a los que aquí les hizo Chávez a los escuálidos antes
de que le dieran el golpe de estado en abril y nos paralizaran PDVSA
en diciembre de aquel año. No seamos tan optimistas, lo acontecido
en tiempos recientes en Venezuela y lo que hemos visto concretarse en
Bolivia el pasado fin de semana, no es una derrota que hemos infringido
a la derecha, solo es un buen golpe que les hemos dado por el pecho
para que nos respeten. Es un reacomodo del tablero político latinoamericano
que al estar contrapuesto a los intereses del imperio, traerá consigo
nuevos escenarios, nuevos retos que exigirán la madurez y la unidad
de los sectores revolucionarios en función de que seamos capaces de
avanzar en las coincidencias, resolviendo mientras avanzamos nuestras
diferencias, en un marco de respeto, de solidaridad, de complementariedad
e integración latinoamericana y caribeña. Ya bien lo dijo Evo en estos
días, se trata no de compartir lo que nos sobra, sino lo que tenemos,
para legar a nuestros hijos un mejor futuro y un mundo mejor, que definitivamente
sí es posible.
Rubén Villafañe. Abogado – Militante del PSUV.
rubenvillafa@hotmail.es