Luego de escuchar hoy, la charla del doctor Octavio Beaumont Rodríguez, en la casa de la cultura Carlos Gauna de las ciudades gemelas de Acarigua-Araure, sobre “LA GUERRA DEL PUEBLO”, me vine rápidamente a mi casa a revisar mi biblioteca, y releer los textos que el camarada Beaumont a escrito sobre la guerra de guerrillas, me inspiré con la urgencia del caso para este manuscrito.
La historia de Venezuela, y de América Latina en su conjunto, está profundamente vinculada a una historia de resistencia frente a poderes imperialistas. Desde el combate por la independencia contra el dominio español hasta las dificultades actuales, la noción de autodeterminación ha sido un elemento clave. En la actualidad, la narrativa oficial en Venezuela se enfoca en el rechazo al imperialismo y la protección de la soberanía ante intervenciones externas, especialmente de Estados Unidos. Esta historia, que se origina en las ideas de Simón Bolívar, se ha fortalecido como un aspecto crucial de la identidad política del país, presentando al gobierno como guardián de la nación y a la oposición a menudo como representante de intereses foráneos.
No obstante, esta narrativa oficial coexiste y entra en conflicto con otras percepciones. Por ejemplo, la oposición ha desarrollado un relato enfocado en la democracia, los derechos humanos y la crisis humanitaria, sosteniendo que la situación del país se debe a la mala administración interna y no a agresiones externas. Además, una gran parte de la población se encuentra en una lucha por sobrevivir, ajena a los discursos políticos, enfocada en el acceso a alimentos, medicamentos y un futuro más seguro, ya sea dentro o fuera del país. Así, la narrativa del pueblo no es unificada; representa una diversidad de vivencias, desilusiones y aspiraciones.
La disposición del pueblo venezolano ante un futuro incierto es una cuestión compleja. A lo largo de la historia, la población ha evidenciado una notable resiliencia, adaptándose a profundas crisis económicas, políticas y sociales. Esta habilidad para adaptarse, conocida popularmente como "el resuelve", se ha transformado en una forma de vida. Sin embargo, esta resiliencia no debe ser confundida con la preparación ante un conflicto o una calamidad. La preparación implica algo más que la mera capacidad de resistir; requiere contar con herramientas, conocimientos y soportes que permitan no solo sobrevivir, sino también defenderse y reconstruir.
En este contexto, la verdadera disposición del pueblo no se basa en discursos, sino en la capacidad real para enfrentar la adversidad. Esto incluye la cohesión social, el acceso a información veraz, la habilidad para organizarse en comunidad y la autosuficiencia en áreas cruciales como salud y alimentación. La mochila de supervivencia, que se abordará a continuación, simboliza esta necesidad de estar preparados, aunque su verdadero valor no radica en los objetos que contiene, sino en el cambio de mentalidad que provoca.
Al profundizar en las narrativas y la preparación, la "mochila de supervivencia y defensa" surge como una metáfora significativa. No se trata únicamente de un kit físico, sino de un conjunto de recursos esenciales, tanto materiales como no materiales. Análisis de la mochila de supervivencia y defensa:
1. Recursos físicos: Documentación: Incluye no solo los documentos personales, sino también copias de títulos, certificados, actas de matrimonio y otros.
2. Alimentos y agua: Provisiones duraderas, un purificador para el agua y, si se puede, un filtro que sea portátil.
3.-Salud y medicamentos: Un kit de primeros auxilios que incluya fármacos para el dolor, alergias, lesiones y, de manera esencial, las medicinas necesarias para cualquier enfermedad crónica.
4. Kit de comunicación y energía: Una radio de manivela, un generador solar, linternas y pilas de repuesto.
5. Recursos intelectuales: Sabiduría en primeros auxilios. Conocer cómo atender heridas, hemorragias y roturas.
6. Habilidades de autosuficiencia: Saber sobre agricultura urbana, purificación de agua y conservación de alimentos.
7. Gestión de la información: La capacidad de distinguir entre noticias falsas y datos verdaderos, esencial para tomar decisiones en tiempos de confusión.
8. Recursos psicológicos y sociales: a) Redes de apoyo. El recurso más significativo no se encuentra en la mochila, sino en la comunidad de amigos, familiares y vecinos. La unidad y la organización comunitaria son la verdadera defensa del pueblo. b) Resiliencia mental: La habilidad de mantener la serenidad, la esperanza y la claridad mental ante el caos. c) Pensamiento crítico. La capacidad de cuestionar las narrativas predominantes, sean imperiales o contrarias, para desarrollar una visión personal y colectiva.
Como exponía Beaumont, la historia del pueblo venezolano no es única y su preparación es un trabajo en desarrollo. La auténtica mochila de supervivencia y defensa es una fusión de objetos, saberes y, primordialmente, una fuerte cohesión social. La preparación para lo que pueda suceder no depende de un líder o discurso en particular, sino de la habilidad de cada ciudadano para unirse, reflexionar críticamente y actuar en solidaridad. ¿Está la población lista? Solo el tiempo lo revelará, pero su historia indica que la respuesta, aunque imperfecta, siempre estará marcada por la resistencia y la lucha.