El imperio afila las garras

El escenario del 26-S y la sedición en Ecuador

Durante las pasadas elecciones parlamentarias, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo una victoria nada despreciable sobre las fuerzas de la reacción. Si bien es cierto que la autocrítica debe ser implacable en ciertas facetas, lo que está a la vista no necesita anteojos: la Revolución Bolivariana volvió a ganar. La quinta columna yace con otra derrota a cuestas. Entre los elementos por valorar del 26S, deben tomarse en cuenta los siguientes:

1- Con sólo 3 años de fundado, el PSUV se confirma como la organización política más votada de Venezuela, con un piso de 5 millones 100 mil sufragios en los recientes comicios parlamentarios. Ningún partido de la ultraderecha –por sí solo- logra alcanzar tan apabullante guarismo.

2- La Revolución Bolivariana arrasa en la mayoría de los circuitos electorales del país (se impuso en 18 de 24 estados) y por ello es, sin discusión, el sector político preponderante en toda Venezuela.

3- El proceso revolucionario obtiene más curules de los que tenía en la anterior legislatura, en la cual estuvo a punto de perder la mayoría por un diputado. El resultado de 98 contra 65, es la fiel expresión de la proporción histórica porcentual entre chavismo y ultraderecha: 60-40. Por el contrario, la “oh-posición” perdió casi 20 puestos en la Asamblea, ya que en el primer parlamento post-Constituyente disponía de más de 80 diputados gracias a una considerable cantidad de tránsfugas. Ahora sólo tiene 65.

4- Con este escenario posterior al 26S, se desvanecen los planes de la derecha de ejecutar un “golpe legislativo” a través de una hipotética hegemonía en la Asamblea Nacional. A todas luces, es un revés inocultable y vergonzoso para los asalariados de Washington. No concretaron su fin máximo, tomar el Hemiciclo, por lo cual el traspié es garrafal. El cuentito chino de “la mayoría” y la supuesta “victoria”, son patadas de ahogado en una alberca sin agua.

El poder mediático de la derecha criolla ha intentado construir en el imaginario colectivo la tesis del “Chávez derrotable” y del “efecto termómetro del 26S hacia 2012”. Nada más lejos del raciocinio. Ahora bien, ¿por qué los oposicionistas se han arrogado el triunfo para sí? ¿Tienen algo qué festejar?

LAS RAZONES DE LA “OH-POSICIÓN” PARA CELEBRAR

La “borrachera” de la derecha vernácula –luego del 26S- se asemeja bastante al síndrome post-2D: una burguesía envalentonada, guapetona e inflada, que se sentía incólume ante la pírrica ventaja alcanzada durante el Referéndum de la Reforma Constitucional, en 2007. Inquirimos lo de pretéritos ensayos: ¿habrían reconocido ellos la victoria de la Revolución por un margen inferior a los 100 mil votos? ¿No habrían cantado fraude los de la “Sociedad Sambil”? El Presidente, con harta hidalguía, asumió el trago amargo y les dio una lección de democracia a los analfabetas funcionales de la plutocracia vernácula.

La otra polémica pregunta sería: ¿fue el 2D una derrota para la Revolución? ¿Eran en sí antagónicas las opciones mostradas en la palestra? ¿Propuso la “oh-posición” un proyecto de Reforma alternativo al socialista? ¿Quién propulsó la Constitución de 1999 y abogó por su vigencia: la Revolución o la derecha? Si cavilamos con frialdad absoluta, podríamos concluir que el 2D fue un “Chávez contra Chávez”, por lo cual la derecha no conquistó NADA durante esa jornada de 2007. Con respecto al 26S, la “oh-posición” tiene mucha razón de celebrar si lo apreciamos desde el cristal del “peor-es-nada”. Si antes no tenían ninguna representación en el Parlamento, por la torpeza de ellos mismos al autoexcluirse de las elecciones de 2005, y ahora sacan 20 curules más de los que calculaban en sus proyecciones, ¡bingo! ¡Claro que es un regalo para ellos! Si mi comadre me contaba alarmada, durante la madrugada del 26S: “¡Es que se comportan (los escuálidos) como si hubiesen ganado!”. Yo le replicaba: “Sí, cualquier disociado en su sano juicio lo haría. Si alguien te dijera que te vas a ‘embolsillar’ 100 bolívares fuertes en una apuesta y de repente obtienes Bs.F 130. ¿No te pondrías eufórico? Y si estás en la bancarrota económica, ¿no sería el DOBLE de euforia?”. Algo así le acontece a la “oh-posición”.

En este sentido, la derecha va rumbo a estrellarse –de nuevo- contra el sempiterno muro de la ácida verdad: la aritmética de conveniencias la hace naufragar –a posteriori- en el mar de la frustración y la desolación. Le ocurrió durante el 15F, en el marco de la aplastante aprobación de la Enmienda Constitucional. Le va a volver a acontecer en las venideras presidenciales de 2012.

LA AUTOCRÍTICA DIALÉCTICA PARA CORREGIR LAS FALLAS

Efectivamente, el proceso revolucionario se hizo de otro triunfo el pasado 26S, sin embargo, debemos emprender un agudo proceso de “reingeniería política e ideológica” a partir de los aspectos ofrecidos a continuación:

1- Las severas derrotas parciales en estados como Zulia, Táchira, Sucre y Anzoátegui, necesitan ser analizadas a fondo con el objetivo de detectar las fallas, establecer responsabilidades y rectificar manifiestos entuertos. La lupa debe intensificarse en los estados fronterizos, en los cuales la penetración foránea ha sido un elemento distorsionador de las tendencias revolucionarias locales.

2- Como consecuencia de focalizados descalabros numéricos como el del Zulia, el proceso bolivariano no alcanzó la perentoria cifra mínima de 110 diputados para la Asamblea, por lo que no se cimienta un amplio margen de maniobra para el parlamentarismo de calle y el “visto bueno” a leyes populares. En el contexto de las leyes orgánicas, la derecha sí podría jugar al sabotaje legislativo para evitar la aprobación de éstas, lo que conllevaría a un “punto muerto” de sesiones en la Cámara.

3- La maquinaria del PSUV no logró convocar –el 26S- a un millón de votantes que sí habían participado en la elección de 2009 y a otro millón que también lo había hecho en 2006. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué la abstención persiste? Si bien es cierto que el nivel histórico de concurrencia a las legislativas está muy por debajo del tope de las Presidenciales, también es verídico que en 11 años de Revolución Bolivariana ya deberíamos haber derrumbado ese dañino paradigma de las mentes de nuestra militancia. ¿Por qué todavía hay millones que no entienden el carácter crítico de cualquier evento electoral dentro de la Revolución? Esas masas, lamentablemente, aún no han comprendido que en esto se nos va la vida. Y eso es ya preocupante. ¿Será la maldición de la “tara-adeco-presidencialista”?

La obligación de la actual Asamblea Nacional es acelerar la sanción de instrumentos jurídicos de “ruptura” como la nueva Ley del Trabajo, antes de fin de año, entre otras asignaturas pendientes. De esta manera se evitaría el virtual boicot de la burguesía en el novel período y se radicalizaría más la situación en el terreno de la batalla de ideas. El PSUV, como órgano político del Estado revolucionario, debe ahondar más en el debate teórico-práctico, con el fin de acentuar las contradicciones de clase y desenmascarar el hipócrita discurso “reconciliador” de la derecha explotadora.

PLAN DE LA “OH-POSICIÓN”: LA ASAMBLEA INOPERANTE Y DEL “SHOW BUSINESS”

¿Va la derecha a la Asamblea a legislar o a “hacer ruido”? Evidentemente, la orden desde Washington no admite medias tintas: la Asamblea Nacional (para la “oh-posición”) será una plataforma encaminada al “fogueo” y la “guarimba” unicameral con miras al 2012. El devenir oposicionista girará en torno a tres áreas medulares:

a) El obstruccionismo parlamentario. Los diputados de la derecha van en bloque a anular cualquier intento de la Revolución en la consecución de leyes orgánicas que liberen a las masas y las hagan más partícipes de fenómenos como la autogestión obrera, verbigracia.

b) La captación de elementos débiles dentro del espectro revolucionario. Mediante el chantaje, el acoso y la amenaza pertinaz, la derecha tratará de hacer mella en la conciencia de los diputados revolucionarios. Romper la hegemonía bolivariana en el Capitolio se convierte en una tarea de vida o muerte para el Imperio.

c) La Asamblea Nacional como “Moulin Rouge” de la política desechable. Montar un “show” en el Parlamento estará a la orden del día por parte de los lacayos “prêt-á-porter” del Tío Sam. La preeminencia de lo cosmético sobre lo dialéctico será el catecismo de las cabezas huecas prestadas al Hemiciclo. El simple hecho de “figurar” ante las cámaras de televisión en 15 minutos de “infamia”, desbocará a más de un “presidenciable” que cavará -¿inconscientemente?- su propia fosa política. Lo irónico del asunto: el Estado revolucionario tendrá que pagarle sueldo –y bonos- a un puñado de parásitos “francotiradores” que anhelan destruirlo. El “non plus ultra” del proxenetismo adeco-copeyano.

La derecha sólo va a provocar, a generar caos dentro de las instalaciones del Palacio Federal Legislativo. Por tal razón, nuestros aguerridos diputados deben estar en la primera línea de combate al aplicar tácticas que reviertan el complot de la burguesía y así neutralizar la agenda golpista.

INTENTONA EN ECUADOR Y DEBACLE IMPERIAL

El corrosivo precedente de Honduras ha encendido las alarmas a lo largo de América Latina: el formato del “coup d’état” institucionalizado es el método más refinado del Pentágono para defenestrar gobiernos progresistas en su otrora “patio trasero”. En Tegucigalpa surtió efecto la trampa del “diálogo”, el “consenso” con los violadores de la ley; desafortunadamente, Manuel Zelaya mordió el anzuelo. Pecó de ingenuo. La burocracia apátrida le lavó la faz al Golpe en Honduras, a la vez que el Imperio se regocijaba –a escondidas- de su “limpia” operación.

Los violentos acontecimientos del 30S en Ecuador no pueden ser deslindados de la victoria de la Revolución Bolivariana en las urnas, el 26S. El afanoso movimiento en falso de una economía capitalista en “terapia intensiva”, se deja entrever en las burdas costuras de la planificación quiteña. La mala telenovela de un grupúsculo de policías solicitando reivindicaciones salariales, es poco menos que un exabrupto; en la foto de la diana genocida yacía el rostro de Rafael Correa, valiente soldado de esa trinchera andina. Él desafió con entereza la complejidad de una hora aciaga para nuestra hermana República.

Las intenciones magnicidas de los policías que lo retuvieron en el Hospital no podían ser más elocuentes: disparos hacia el vehículo blindado de Correa y comunicaciones entre los efectivos que delataban “el guión” para sacar al Presidente “de la vía”. Ante la contundente reacción de apoyo popular y el sorpresivo rescate del Primer Mandatario ecuatoriano, a manos del cuerpo Operaciones Especiales del Ejército, el fracaso de la sedición estaba ya decretado. La Revolución Ciudadana había desplegado un arma de construcción masiva indestructible: el pueblo organizado listo para la movilización.

Al día siguiente de la gesta heroica ecuatoriana, los implicados en la conjura tildaban a Correa de “actor” y al histórico suceso lo reseñaban como un “vulgar montaje”. ¿Qué habrían espetado los sesudos UNINEURONALES si fuese Obama el plagiado en peligro de muerte? Tal vez –los expertos- habrían experimentado múltiples orgasmos masajeándole el ego al SWAT gringo o al Servicio Secreto de la “Maison Blanche”.

El 30S en Ecuador es una luz de alerta acerca de las abyectas maquinaciones del Imperio en el apremiante e intrincado tablero de América Latina. La confrontación estelar está sobre la mesa: la encrucijada global entre el capitalismo antiecológico suicida y el socialismo proletario sustentable. Trabajadores del mundo… ¡tengan ustedes la palabra!

(*) P.D. Aprovecho este humilde espacio en Aporrea.org para felicitar a los nuevos voceros del Poder Popular en nuestra Asamblea Nacional. En especial, a nuestro camarada Jesús Faría, personaje honesto y combativo de nuestra Caracas rebelde, quien se alzó con las votaciones en el Circuito Valle-Coche. ¡Por un Parlamento popular y obrerista, compatriota Schuman!

elinodoro@yahoo.com



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Adan Gonzalez Liendo

Traductor, corrector de estilo y locutor

 elinodoro@yahoo.com      @rpkampuchea

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