Mauricio I de Orange y Nassau, primero príncipe de Nassau y luego de Orange (1567-1625) hijo de Guillermo I rey de los Países Bajos, entabló una lucha pertinaz contra el imperio español, a cuya cabeza estaba Felipe II; de hecho murió en campaña en la retoma de Brenda en 1625 , luego de finalizada la Tregua de los doce años, en la disputa contra España e iniciada ya la guerra de los treinta años .
Uno de sus méritos fue el acudir a la leva y reorganizando el ejército- previamente modernizado y bien pagado- en conjunto con aquella, combatir a los tercios españoles, para el momento la milicia mejor organizada de la época a modo de las legiones romanas.
Ahora nuestro “Mauricio” se ve acosado por el imperio y sus cipayos, en una guerra de cuarta generación precursora de un probable enfrentamiento bélico real y la leva debe estar perfectamente aceitada, entrenada e ideológicamente estructurada, hablamos, mutatis mutandis, de la guerrilla mediática y de la milicia, sin otorgar tregua, para no tener que salir de la misma dentro de algunos años e ir, por necesidad, posteriormente, a un enfrentamiento cruento y mucho más prolongado.
Es el mejor momento en la estrategia de profundizar cambios a cuya cabeza está sin duda el 26S, lástima del tiempo perdido en la aprobación de la Ley del Trabajo y Salud entre otras fundamentales...
Ignoramos por qué este seudónimo endosado al Presidente, tal vez guarde relación con el vecino de marras, pero no debemos descartar que los nuevos Países Bajos estén al menos en conocimiento de la conspiración en marcha.
Mas allá de la leva en su acepción militar, asumamos la misma como en el sentido coloquial venezolano: la palanca utilitaria que facilita y resuelve todo.
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