Wall Street: la caja chica salvaje

Es que no podría ser denominado de otra manera el pequeño monstruo de papel, si tomamos en cuenta que fue el engendro de un paquidermo del criadero de los avaros, como fue el “capitalismo salvaje” así “bautizado” por Juan Pablo II, ese cúmulo del robo a los pueblos por el imperialismo sin fronteras, hoy acentuado por un lustro más en el gran país de Abraham Lincoln y de Martin Luther King.

Aunado al engendro salvaje, siempre se dice que hay una mano oculta. No se dice de quién es la mano. En otras oportunidades hemos escrito que esa mano que hace engordar el capital a través del mercado tiene nombre mundial y conocido. Pero los encubridores alineados con los medios de comunicación de los que reciben favores desde esa gran caja chica, se encargan de tergiversar la intención que es la de informar.

Le tienen temor a la verdad. Pero no nos cansaremos de hacer ilación de lo sucedido. Aunque, por ahora, nos limitaremos a los calificativos impersonales. Quienes nos lean pueden hacer sus propias deducciones. Sí recomendamos buscar el dato en cuanto a la nacionalidad de los originarios de la avaricia. Y, de bombita, al camarada Presidente Hugo Chávez: el primer capitalista no fue Judas Iscariote. Quien atesoró, aparentemente, fue Saqueo quien se le fue por las ramas a Jesucristo.

Y decimos aparentemente porque esa fue la época de los grandes capitales acumulados en Galilea. Y desde cuando para los avaros el capital del mundo no tiene fronteras, lo codician.

Veamos si concuerda con el ahora incrementado capital de los mismos que escribieron que “al mejor de los gentiles o justos (luchador por los pobres) mátalo”. Resulta que en esa época de la bonanza de Galilea, los avaros reclutaban a los padres de familia con cantos de sirena. Se los llevaban, río abajo donde había oro. Nunca más regresaban. Jesucristo, con sus discípulos, construía su primera iglesia en tierra de Filippo, Cesárea, a orillas del río Jordán. Allí Jesús se enteró que aquellos hombres nunca más verían a sus seres queridos. El cómitre (verdugo) con la verga del corbacho se encargaba de aniquilar. Jesucristo se convirtió, para los avaros, en el segundo Gentil después de Juan. Lo mataron, aunque ahora dicen que fueron los romanos justificándose con la presencia de Pilatos.

Hay más. Derrotados en la Casa de Piedras, la misma del lloriqueo, se fueron por España, otros por la Europa Central y del este. Instalaron casa de resguardo para “cuidarle” el dinero a los comerciantes viajeros y cuando estos regresaban, los raqueteros cuidadores ya apestaban. De esa manera atesoraron gran cantidad de capitales.

Ambiciosos, nunca paran de guerrear mediante vasallos. La contienda de 1914 no le dio dividendos, perdieron hasta el mecate. Pero no se amilanaron. Prepararon sus libertos para una segunda guerra de rapiña, sólo que confiaron en un hombre frustrado, porque el primer y único ensayo sexual con una oferente de los libertos, ésta lo infectó con una enfermedad que le subió a las neuronas. Esto, por supuesto, como el perro Pitbull, condujo a Hitler a desconocer sus propios mandantes. Los verá vidriosos.

Perdieron la segunda contienda pero como ya habían dominado a la propia nación alemana y a la vecina Austria, a la que ya el mismo austríaco había entregado con sus riquezas, amén de los países eslavos, tuvieron tiempo de robarse el dinero de esa región del mundo, en complicidad con el abuelo Bush, para traérselo a Estados Unidos de Norteamérica.

Para terminar, tenemos que decir que ese tesoro fue el que sirvió para inflar al imperialismo norteamericano. Creció, pero no es de los habitantes de ese gran pueblo. Ahora quizás será mudado por los estafadores hacia un país asiático. Se rumora lo de la península del Indostán.

Patria, Socialismo o barbarie. ¡Venceremos!

*pedromendez_bna@yahoo.es


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Pedro Méndez*


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