Texas en toda su historia ha sido un estado que ha dado saltos impredecibles y los continúa dando en su accidentada vida institucional. De 1684 – 1689 fue territorio francés; sin haberse establecido en la zona, debido a los reiterados enfrentamientos con los nativos; en 1689, abandonan el territorio; posteriormente continuaron reclamando, pero sin éxito alguno. Español (1690 – 1821) a través del Virreinato de Nueva España. En 1821 pasa a ser territorio mexicano. En 1836 se independiza, producto de algunos escarceos guerreristas impulsado por migrantes gringos y europeos se sublevan y alcanzan su independencia; creando la República de Texas. Bajo esta concepción duran 10 años y en 1845 se anexan a los EEUU.
Texas en todo este peregrinar de altibajos, no abandona el prurito de ser nuevamente una nación libre e independiente, que se manifiesta en sus posturas y contradicciones con el gobierno de los EEUU. La más reciente ha sido entre el gobernador de Texas Greg Abbott y el presidente Biden, donde se han presentado agrias diferencias en relación con los inmigrantes y han vuelto a sonar los runrunes de una secesión. El encontronazo se origina por la decisión del gobernador Abbott de colocar vallas de alambre y de enviar a la Guardia Nacional a la frontera con México para frenar el ingreso de migrantes centroamericanos que ingresan a ese estado atraídos por la floreciente agricultura texana; que de paso no son acciones de aplaudir, ni de estar de acuerdo. Son decisiones fascistas que han ocasionado fricciones entre el gobierno Federal y el estado texano. Ante esta disyuntiva Abbott presentó una demanda ante la Corte Suprema, que perdió al terciar a favor de Biden. A pesar de esta decisión el gobernador ha reiterado que continuará colocando las vallas lo que ha exacerbado las posiciones. Todo esto le agrega calor al movimiento separatista, por parte de un estado que quiere convertirse en dueño de su propio destino y de parte de un territorio que se considera abandonado por Washington. Según sondeos un 80% de los texanos apoyan la separación. Tendrían una moneda propia, controlaría sus fronteras a su libre arbitrio. Eliminarían el tedioso y obligatorio impuesto personal. Además Texas tiene una cultura propia, una historia, una filosofía de vida distinta y una identidad propia. Dispone de recursos estratégicos como petróleo y gas y una naciente ganadería y agricultura. Del 16 al 18 de junio de 2023 se celebró una convención en Houston donde instan a la Legislatura de Texas a aprobar un proyecto de ley que exija un referéndum, donde se determine si el estado debe proclamar un estatus como nación independiente. No es la primera ocasión que se ha planteado la idea de la secesión: el senador Ted Cruz, había dicho que Texas podría separarse, si la situación en EEUU se vuelve "desesperante". Esa expresión de desesperante no es nada gratuito; tiene su origen en esa tendencia de ese país de meterse en cuanto conflicto existe en el mundo, que ha ganado internamente, cada día una mayor cantidad de detractores. Yo creo que a EEUU le está llegando el momento de su caída; tal cual como han caído todos los imperios en el mundo. Eso de mantener una confrontación contra aquellos países que no son afines a sus propósitos o a castigar a quienes no se les arrodillan a sus designios mediante guerras (Irak, Libia, Afganistán, la más reciente Ucrania, etc); bloqueos y sanciones (Cuba, Venezuela). El derrumbamiento de las torres gemelas por ellos mismos y lo más insólito, para tener argumento y declararle la guerra a países del medio oriente. O el de apropiarse de bienes de otros países porque le da la real gana, tal como ha hecho con el avión Entrasur retenido en Argentina por un papanatas que fungía como presidente de ese país y ahora este otro se lo entrega en bandeja de plata a los gringos. Ahora se le une, la crisis interna. La drogadicción, la pobreza, el racismo etc
