Atilio Boron: Socialismo-Siglo XXI

La propiedad social más allá del Capital

La convocatoria a construir el socialismo del siglo XXI ha replanteado los debates sobre caminos, tiempos y alianzas para forjar una sociedad no capitalista. Esta discusión se reactualiza cuando la mayor parte del progresismo se define como post-capitalista o post-neoliberal, pero omite cualquier referencia explícita, así sea tangencial, a “modelos de socialismo” como alternativas históricas.  

El poder mediático ha logrado desacreditar cualquier imagen positiva de este proyecto estratégico, mientras las fuerzas populares buscan un norte para avanzar en las luchas sociales contra-hegemónicas. Inclusive, los sectores intelectuales de izquierda, que en apariencia cuestionan radicalmente al mismo poder mediático, ven alineadas sus actitudes con las matrices dominantes de opinión, al censurar sutilmente cualquier referencia al socialismo por considerar que existen equivalencias automáticas entre el significante socialismo y las experiencias despóticas del colectivismo oligárquico.  

En gran medida, existe una responsabilidad silenciada en aceptar las significaciones dominantes de la nominación "socialista" a procesos históricos de transición post-capitalistas que se alejaron en cuestiones esenciales de los ejes de cualquier proyecto socialista, evaluados a la luz de las fuentes clásicas y de las expectativas de socialización y democratización de las matrices del poder social.  

Sobre la nominación de "socialismo del siglo XXI" existe una polémica que puede llevar a genealogías históricas que resultan de interés para despejar el asunto de las diversas "autorías", y las determinaciones de los campos intelectuales y políticos. Puede atribuírsele a Alexander V. Buzgalin en el texto El futuro del socialismo, uno de los aportes sobre los valores de la democracia y del socialismo, que buscan vías de renovación de la teoría comunista y socialista." (Buzgalin, 2000, 7). Resalta de Buzgalin la centralidad de la democracia de bases y la autoconciencia crítica de que las severas restricciones de democracia, llevaron al traste la experiencia de transición postcapitalista en el campo soviético. El futuro del socialismo de Alexander V. Buzgalin es del año 1996, lo cual coincide temporalmente con los trabajos del científico social mexicano-alemán Heinz Dieterich.  

Alexander V. Buzgalin ha expresado que: “El socialismo, a fines del siglo XX, perdió con el capitalismo incluso en el terreno de la teoría. Sin jugar hasta el final este "partido"; sin dar una explicación - suya - más precisa, más perspectiva, de las leyes del actual mundo global que las elaboradas por el liberalismo burgués y por el post-modernismo; sin repensar dialécticamente (de manera positiva, que conserve lo positivo) y criticando al Marxismo, sin crear una teoría del socialismo del siglo XXI, marcharemos como a ciegas, por el método de pruebas y errores y … perderemos”(Buzgalin, 2000, 5)  

Heinz Dieterich planteó hace ya algunos años que, por las mismas características de la génesis de la Revolución Bolivariana, no existe una "vanguardia colectiva" ni "cuadros medios" adecuados en Venezuela que pudieran ayudar a la población en el debate de estos conceptos. Ambos autores perciben una debilidad de la tradición socialista, si ésta no entra en un franco proceso de rectificación/reinvención adecuada a las exigencias del nuevo momento histórico.  

Dieterich plantea que sus ideas se derivan de discusiones en la Escuela de Bremen (RFA), al igual que la obra de la Escuela de Escocia, vicnulado al Partido Socialista de los trabajadores. En Dieterich, existe un fuerte énfasis en la postulación del "carácter científico" de su propuesta, justificando una versión del "socialismo científico" desde los supuestos del enfoque de los sistemas dinámicos y la cibernética aplicada a los procesos de control y manejo de la información (Dieterich, 2002, 33-36). En este punto, es necesario reconocer los aportes de la llamada escuela económica de Edimburgo y su texto El nuevo socialismo de W. Paul Cockshott y Allin Cottrell (1993), donde se debaten las tensiones entre planificación y mercado; así como los límites de la propuesta de la democracia social de bienestar en el marco del capitalismo.  

Tanto Dieterich, Buzgalin como W. Paul Cockshott y Allin Cottrell (1993) parten del reconocimiento de fallas conceptuales y estratégicas decisivas en la tradición socialista revolucionaria para proponer una alternativa deseable, posible y factible para el siglo XXI.  

Por otra parte, István Meszaros en su texto Más allá del Capital. Hacia una teoría de la transición (1995; 2001) prefigura un monumental esfuerzo, riguroso y consistente, para indagar las condiciones de una transición que desafíe lo que ha denominado el "orden de la reproducción metabólica social del capital". Para Meszaros, la conjunción del "brazo industrial" y del "brazo político" implica la reconstitución de la unidad entre una izquierda social y una izquierda política, reconociendo el pluralismo de los constituyentes colectivos, la unidad de acción y la afinidad de principios socialistas, planteando la centralidad del eje del trabajo en cualquier propuesta de transición viable.  

Así  mismo, existen tres referencias teóricas complementarias para abordar la discusión del nuevo socialismo para el siglo XXI. En primer lugar, los trabajos de Toni Negri alrededor del concepto de poder constituyente y multitud. En segundo lugar, la reestructuración de la estrategia socialista a partir de la idea-fuerza de "radicalización de la democracia", la centralidad de las luchas hegemónicas de Ernesto Laclau, así como la crítica a la democracia liberal de Chantal Mouffe y de Nicos Poulantzas en su trabajo: Estado, poder y socialismo; y finalmente, el trabajo póstumo de Ralph Miliband: “Socialismo para una época de escépticos”. Un proceso de transición post-capitalista se defina por: a) una democratización que vaya más allá de lo que puede ofrecer la democracia capitalista; b) una atenuación radical de las inmensas desigualdades de todo tipo que forman parte de la democracia capitalista, lo cual implica una justicia social e igualdad sustantiva; c) la socialización de una parte predominante de los medios de actividad económica (Miliband, 1997, 7).  

Antes del año 2004, las orientaciones fundamentales de la "Revolución Bolivariana" se ubican, reconociendo el papel de los discursos de Chávez y los contenidos del debate constituyente en 1999, en la Agenda Alternativa Bolivariana y en el documento-base de lo que posteriormente fecundará los lineamientos estratégicos del plan 2001-2007: "Una Revolución Democrática. La propuesta de Hugo Chávez para transformar a Venezuela". Es decir, desde 1998 hasta la coyuntura crítica del año 2003, la visión del proyecto estratégico-nacional sigue articulada, en el plano de las transformaciones económico-sociales, a una suerte de "Tercera Vía" mezclada con una interpretación del "desarrollo desde dentro" neo-estructuralista adecuada a las particularidades de la sociedad venezolana.  

Con la discusión del Taller de Alto Nivel-Nuevo Mapa Estratégico, realizada el 12 y 13 de noviembre de 2004 en Caracas, se establecen los diez objetivos de la "nueva etapa" y aparece una clara orientación de socialización del poder social como proyecto estratégico nacional. En el nuevo mapa estratégico, se prefiguraron cambios significativos en relación con las alternativas de profundización de la Revolución Democrática. Tardarán sólo dos meses para que en el contexto del acto de instalación de la IV Cumbre de la Deuda Social, el 25 de febrero del año 2005, Chávez llame a inventar el socialismo del siglo XXI.  

Tras seis años de gobierno, Chávez definió explícitamente su proyecto político como "socialista". En el mismo acto, Chávez afirmó  que: “Aquí en Venezuela estamos haciendo el esfuerzo por construir un modelo alternativo al capitalista, pero con el pueblo al frente, reiterando sus críticas a las condiciones injustas que se imponen a los países pobres para el pago de sus deudas externas, y cuestionando los tratados de libre comercio, que consideró una forma de neocolonialismo”. No existen criterios únicos entre los discursos políticos de Chávez y los diversos planteamientos teórico-críticos sobre el "socialismo del siglo XXI". Al parecer, el carácter abierto del pensamiento revolucionario de Chávez está asociado a la fluidez del proceso de transformaciones, identificándose algunos principios político-normativos generales, cuya aplicación y despliegue depende de las circunstancias concretas. Las formaciones de discurso sobre el "socialismo del siglo XX" emergen y se articulan a procedencias cuyas condiciones históricas de enunciación particulares desbordan cualquier hipótesis sobre un "genio creador".  

Sobre Heinz Dieterich, es posible rastrear en sus textos anteriores: El fin del capitalismo global: el nuevo proyecto histórico (2000), La cuarta vía al poder (2000) y Bases del nuevo socialismo (2001), los indicios de un nuevo horizonte de interpretación y relanzamiento de proyecto socialista, cuyo eje es la fijación como idea-fuerza de los movimientos alternativos frente al (des)orden neoliberal: la democracia participativa o la democracia de base. Su concepto central es la idea de un Nuevo Proyecto Histórico (N.P.H.) para América Latina y el Caribe como Bloque Regional de Poder (B.R.P): los términos democracia participativa, nuevo socialismo y Nuevo Proyecto Histórico son sinónimos.  

No dejan de ser significativos los esfuerzos de la intelectual chilena Martha Harnecker, sobre todo su texto “La izquierda en el umbral del siglo XXI” (1999), así como los trabajos de Isabel Rauber: América Latina. Poder y socialismo en el siglo XXI (2006) y Michel Lebowitz: Construyámoslo ahora. El socialismo para el siglo XXI (2006), donde es posible identificar problemáticas muy similares a las anteriores. Temas como la evaluación histórica de las debilidades, fallas, ausencias, errores y deformaciones del "Socialismo Realmente Existente" (Bahro, 1979), y sobre la renovación de los planteamientos de la izquierda histórica que vaya "mas allá del capital" en el contexto de la globalización neoliberal.  

Así  mismo, hay contribuciones en el intelectual Tomas Moulian en su texto El socialismo del siglo XXI. La Quinta Vía (2000), sedimentada a partir de su militancia en el Partido Comunista Chileno y su vinculación política con Gladys Marín, ex candidata presidencial del PC chileno. También hay un conjunto intelectuales de la talla de Viviane Forrester, Ignacio Ramonet, Noam Chomsky, Michel Albert, Michel Lebowitz, István Mészáros, Francois Houtard, Samir Amin, Juan Carlos Monedero, entre otros, que han venido contribuyendo al debate en curso; así como activistas y militantes de la corriente que anima la "International Marxist Tendency". Así mismo, hay otras contribuciones para el debate, como las de Toni Negri, Ernesto Laclau, Boaventura de Sousa Santos y el filósofo Gianni Vattimo, que con su texto Ecce Comu ha articulado el discurso posmodernismo a la tradición comunista y católica libertaria.  

Junto a todo este compleja red de nodos intelectuales, se encuentran diversos activistas, movimientos sociales y partidos políticos del Foro Social Mundial y del llamado Foro de Sao Paulo, el Movimiento Sin Tierra, los diferentes foros del Tercer Mundo, y la red de movimientos alter-mundistas, donde es posible encontrar lecturas abiertas del marxismo, estudios postcoloniales, pensamientos críticos latinoamericanos, asiáticos y africanos, así como el importante aporte de las filosofías de la liberación (Dussel, 2006).  

No existe un único autor de referencia exclusivo para el debate sobre el "Nuevo Socialismo del siglo XXI", sino que existe un ambiente donde convergen diferentes iniciativas intelectuales, sociales y políticas que pretenden cuestionar la hegemonía de la globalización imperial-neoliberal a escala mundial, y que han definido en su agenda temática la tarea de indicar vías deseables, posibles y factibles de transición hacia un "Nuevo Socialismo" que se define como una opción para rebasar históricamente el modo de vida de la civilización capitalista para el siglo XXI.  

Entre las referencias latinoamericanas más importantes, directamente animadas a contribuir al éxito de nuevos referentes socialistas se encuentran: Claudio Katz, Atilo Boron, Néstor Kohan y Fernando Martínez Heredia, articulados a una relectura heterodoxa y critica de la filosofía de la praxis; es decir, del pensamiento marxiano. LO interesante de todas estas contribuciones para el futuro del socialismo en América Latina y el Caribe es la ebullición de las ideas, más allá de los estrechos moldes doctrinarios que dominaron la escena ideológica de las fuerzas políticas de izquierda por muchos años. Gradualmente se ira sedimentado todo un debate entre intelectuales críticos en el seno de los movimientos populares y sociales, con las fuerzas políticas y gobiernos para ir construyendo las mediaciones institucionales, técnicas y políticas que permitan formular y ejecutar políticas públicas de contenido socialista.  

En este ultimo aspecto otorgamos significación a las ideas de Atilio Boron en su nuevo texto “Socialismo siglo XXI ¿Hay vida después del neoliberalismo?”. Una contribución de altísimo valor intelectual y político para la nueva coyuntura. Sobre todo para considerar las ideas acerca de los cambios en los regímenes de propiedad en las transiciones al socialismo.  

Plantea Boron, por ejemplo: “(…) La propuesta de avanzar en la construcción del socialismo del siglo XXI es una invitación que no debe ser desechada. Claro está que, en el terreno económico, se trata de un socialismo superador de la anacrónica antinomia “planificación centralizada o mercado incontrolado” y que, en cambio, abre espacios para la imaginación creadora de los pueblos en la búsqueda de nuevos dispositivos de control popular de los procesos económicos, dotados de la flexibilidad suficiente para responder con rapidez al torrente de innovaciones que día a día modifica la fisonomía del capitalismo contemporáneo.”  

Dice Boron: “Un socialismo que potencie la descentralización y la autonomía de las empresas y unidades productivas y, al mismo tiempo, haga posible la efectiva coordinación de las grandes orientaciones de la política económica. Un socialismo que promueva diversas formas de propiedad social, desde empresas cooperativas hasta empresas estatales y asociaciones de estas con capitales privados, pasando por una amplia gama de formas intermedias en las que trabajadores, consumidores y técnicos estatales se combinen de diversa forma para engendrar nuevas relaciones de propiedad sujetas al control popular.”  

Todo esto lo dice con conocimiento histórico de causa: “Uno de los problemas más serios que tuvo la experiencia soviética, y todas las que en ella se inspiraron, fue el de confundir propiedad pública con propiedad estatal. Uno de los desafíos más grandes del socialismo del siglo XXI será demostrar que existen formas alternativas de control público de la economía distintas a las del pasado. Pero es preciso tener en claro que, tal como lo dijera en su tiempo Rosa Luxemburgo, el futuro, especialmente para los sobrevivientes del holocausto social del neoliberalismo, es el socialismo o, en caso de que no logremos construirlo, lo que resta es ser testigos de la perpetuación y agravamiento de esta barbarie que pone en peligro la sobrevivencia misma de la especie humana. Estamos ante una situación crítica en la cual, como dijera Simón Rodríguez, “o inventamos o erramos”.  

Plantea Boron: No hay modelos por imitar. El neoliberalismo impuso el “pensamiento único” sintetizado en la fórmula del Consenso de Washington. Pero hay otro “pensamiento único”: el de una izquierda detenida en el tiempo y que carece de la audacia para repensar y concretar la construcción del socialismo rompiendo los moldes tradicionales derivados de la experiencia soviética. ¿Por qué no pensar en un ordenamiento económico más flexible y diferenciado, en el que la propiedad estatal de los recursos estratégicos y los principales medios de producción –cuestión esta no negociable– conviva con otras formas de propiedad pública no estatal, o con empresas mixtas en las que algunos sectores del capital privado se asocien con corporaciones públicas o estatales, o con firmas controladas por sus trabajadores en asociación con los consumidores, o con cooperativas o formas de “propiedad social” de diverso tipo –como las que se están impulsando en la Venezuela bolivariana– pero ajenas a la lógica de la acumulación capitalista?”  

Reconoce Boron que no se trata de un experimento sencillo. Que está sujeto a múltiples contradicciones, pero “¿quién dijo que la construcción del socialismo sería, como en su momento lo observara Lenin, algo tan simple como bajarse de un pulcro tren alemán cuando un no menos atildado conductor del convoy anunciase: “¡Estación de la revolución socialista. Todos abajo!”.  

Para Boron, estas ideas sobre la propiedad social dependen de un Estado políticamente fuerte, dotado de una gran legitimidad popular y muy bien organizado. Concebir el socialismo como un dogma inalterable no sólo en el plano de los principios, lo que está bien, sino también en el de los proyectos históricos, lo que está mal– salta a la vista, porque significaría la consagración de un suicida inmovilismo, la negación de la capacidad de autocorrección de los errores y una renuncia al aprendizaje colectivo, condiciones estas imprescindibles para el permanente perfeccionamiento del socialismo.  

Boron cita acertamente a Marx y Engels en La ideología alemana, texto que por cierto no había analizado muchos de los ortodoxos bolcheviques: “para nosotros el comunismo no es un estado de cosas que debe implantarse con arreglo a unas premisas imaginadas, o un ideal al que ha de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual” (Marx y Engels, 1968: 54). Ideas sociales en movimiento, diría Simón Rodriguez. En otro pasaje de ese mismo libro Marx afirmaba que “la revolución social del siglo XXI no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar 
su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado. La revolución del siglo XXI debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido” (Marx, 1973).  

Y refiriéndose a Cuba dice Boron: En la actualidad, la legitimidad de la Revolución descansa sobre dos pilares: el liderazgo de Fidel, como heredero indiscutible del legado martiano, y los logros obtenidos especialmente en los campos de la salud y la educación. Pero ninguno de estos dos pilares es eterno y, como afirmara el propio Fidel en el ya mencionado discurso, una revolución como esta, que ha probado ser imbatible desde afuera al resistir medio siglo de agresión imperialista, podría llegar a sucumbir producto de sus propios errores; o a suicidarse si no tiene la audacia necesaria para encarar los cambios que se requieren para garantizar su supervivencia y la consolidación del socialismo. Boron cita un interesante texto de Fernando Martínez Heredia, El corrimiento hacia el rojo, el cual permite penetrar en el análisis de los problemas más urgentes y graves de la Cuba actual (Martínez Heredia, 2001).Como para profundizar el debate, alejándose de estériles descalificaciones que no contribuyen a pensar en profundidad los retos del socialismo para el siglo XXI.  

Para seguir leyendo, analizando y discutiendo en colectivo:  

1. Amin, Samir (2004): Más allá del capitalismo senil. Buenos Aires, Editorial Paidós. 
2. Arrigí Giovanni, Terence Hopkins e Inmanuel Wallerstein (1999): Movimientos anti-sistémicos. Madrid, Editorial AKAL. 
3. Bahro, Rudolf (1977):. La alternativa. Contribución a la crítica del socialismo realmente existente, Madrid, Alianza Editorial. 
4. Boron, Atilio: Socialismo Siglo XXI ¿Hay vida después del neoliberalismo? 
5. Buzgalin, Alexander V. (2000): El Futuro del Socialismo. Disponible en http://www.rebelion.org/libros/elfuturodelsocialismo.pdf 
6. Cerroni, Humberto (1979). Problemas de la transición al Socialismo, Barcelona, Editorial Crítica. 
7. Cockshott, Paul W. y Cottrell, Allin. (1993). Hacia un NUEVO SOCIALISMO. Disponible en : http://www.puk.de/download/New_Socialism.pdf 
8. Dieterich, Heinz (2002): El Socialismo Del Siglo XXI, disponible en: http://www.puk.de/download/elsocialismo.pdf 
9. Dieterich, Heinz (2003): "Tres criterios Para definir una economía socialista", Utopía y Praxis Latinoamericana. Año 8, No. 20 (2003), pp. 117-132. Disponible en: http://www.serbi.luz.edu.ve/pdf/upl/v8n20/art_08.pdf 
10. Dussel, Enrique (2006): Veinte Tesis de política,. México, Siglo XXI. 
11. Harnecker, Marta. (1999): Haciendo posible lo imposible: La izquierda en el umbral del siglo XXI. Disponible en: http://168.96.200.17/ar/libros/martah/posible.rtf 
12. Harnecker, Marta. (2004): Venezuela: Una revolución sui generis. Ponencia para el Seminario de LAC (Foro Social MUNDIAL III) Disponible en: http://168.96.200.17/ar/libros/martah/suigen.doc 
13. Katz, Claudio 2004a El porvenir del socialismo (Buenos Aires: Herramienta). 
14. Katz, Claudio 2006 “Socialismo o neo-desarrollismo” en 28 de noviembre. 
15. Kohan, Néstor 2002 Marx en su Tercer Mundo. Hacia un socialismo no colonizado (Buenos Aires: Biblos). 
16. Laclau Ernesto y Chantal Mouffe (1987): Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia, Madrid, Siglo XXI. 
17. Lebowitz, Michael. (2006, a): A Reinventar El Socialismo. Disponible en: http://www.gritodosexcluidos.com.br/documentos/15_reinventar_el_socialismo.pdf 
18. Lebowitz, Michael (2006, b). El Socialismo del siglo XXI: ¿Qué es el Socialismo? Congreso Bolivariano de los Pueblos. Disponible en:http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/reconcep/reconc-00105.zip 
19. Mariátegui, José Carlos. Ideología y Política. 
20. Martínez Heredia, Fernando 2001 El corrimiento hacia el rojo (La Habana: Letras Cubanas). 
21. Meszaros, István (1995): Beyond Capital: Towards a Theory of Transition. Nueva York: Monthly Review Press. En español (2001). Más allá del Capital: hacia una teoría de la transición. VAlencia: Vadell-Hermanos. 
22. Meszaros, István (2005): Socialismo o Barbarie. La alternativa al orden social del capital. Ediciones de la Presidencia de la república Bolivariana de Venezuela, Pasado y Presente XXI. Ediciones Emancipación-Congreso Bolivariano de los pueblos. México. 
23. Miliband, Ralph (1997): Socialismo para una época de escépticos. México: siglo XXI. 
24. Monedero, Juan Carlos 2005 “Socialismo del siglo xxi: modelo para armar y desarmar” en Red Voltaire. En http://www.voltairenet.org/ 16 de septiembre.

25. Moulian, Tomas (2000): Socialismo del siglo XXI. La Quinta Vía. Santiago: LOM. 
26. Negri Antoni (1994): El Poder constituyente. Ensayo sobre las alternativas de la modernidad. Libertarias/Produfi. 
27. Negri Antoni y Michael Hardt (2007): Multitud. Guerra y democracia en la era del Imperio. Caracas, Editorial Melvin C.A. 
28. Poulantzas, Nicos (1979) estado, poder y socialismo. Siglo XXI. Madrid. 
29. Rauber, Isabel (2006). Poder y Socialismo en el siglo XXI. Caracas. Vadell hermanos Editores. Caracas. 
30. Rodríguez Garavito, Cesar, Barret, Patrick y Daniel Chávez (2005) La nueva izquierda en AméricaLatina. Sus orígenes y trayectoria futura. Editorial Norma. Bogota. 
31. Schaff, Adam (1983). El comunismo en la encrucijada. Barcelona: Crítica Grijalbo 
32. (1996) Agenda Alternativa Bolivariana. Una propuesta patriótica para salir del laberinto. 
33. (1998) Una Revolución Democrática. La propuesta de Hugo Chávez para transformar a Venezuela 
34. (2004) Taller de Alto Nivel-Nuevo Mapa Estratégico realizada el 12 y 13 de Noviembre de 2004 en Caracas. 
35. (2007) Hugo Chávez. El Discurso de la Unidad. Ediciones Socialismo del siglo XXI. 
36. (2007) Poder Popular: Alma de la democracia revolucionaria. Juramentación del Consejo Presidencial para la Reforma Constitucional y del Consejo Presidencial del Poder Comunal. 
37. (2007) Primer Proyecto Nacional Simón Bolívar.



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Javier Biardeau R.

Articulista de opinión. Sociología Política. Planificación del Desarrollo. Estudios Latinoamericanos. Desde la izquierda en favor del Poder constituyente y del Pensamiento Crítico

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