¿A quién favorecerá ahora el gobierno de Maduro: al capital o al trabajo?

Si partiésemos de los supuestos teóricos básicos marxistas, como el de la dinámica contradictoria entre el capital y el trabajo, o el de la dialéctica entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción (que para nosotros en el contexto de la crisis planetaria debida a la acumulación capitalista depredadora actual debiera ser reconnotado como dialéctica entre las fuerzas reproductivas de la vida y las relaciones de reproducción de la muerte), correlacionándolos con los indicadores socioeconómicos de la realidad venezolana, para saber si estamos atravesando una primera etapa o fase del proceso de transición hacia el socialismo, como declaran los voceros del gobierno y los dirigentes del PSUV, nos daríamos cuenta que los referentes o indicadores revelan, --en el marco de la lucha por favorecer supuestamente más al trabajo que al capital, en la dirección de liberarlo de su subsunción a éste--, que la remuneración del trabajo (de la fuerza de trabajo) ha disminuido progresiva y drásticamente con relación al aumento continuo de la remuneración del capital (a los capitalistas). Con la excepción de los "productores" capitalistas que se ven afectados por la competencia acumulativa de capital por parte de los capitalistas importadores de las mercancías que ellos producen o de la materia prima e insumos que requieren y, en consecuencia, por la lógica de la acumulación capitalista, trasladan especulativamente el incremento de sus costos de producción, al pueblo consumidor. Hecho éste que explica, en parte, la baja productividad de estos empresarios capitalistas, haciendo encarecer las mercancías-productos en un mercado que además es de naturaleza inflacionaria-especulativa por monopólico u oligopólico.

Proceso competitivo ese por la acumulación de capital en su forma de plusvalor, que envuelve de manera globalizadora tanto a la producción, circulación y consumo, esto es, al proceso de reproducción del capital, --lo que obliga a considerar articuladamente la producción y la distribución realizadora de las mercancías producidas--, y que además, pone en revisión refundamentadora la teoría del valor y su nexo dialéctico con la teoría de los precios para evitar simplificaciones al respecto, como ha venido ocurriendo con la intención de descalificarla y neutralizarla. Tarea revolucionaria de carácter fundamental por cuanto la teoría del valor marxista (autovalorización del capital y desvalorización del trabajo) es el eje evidenciador de la explotación y enajenación de los trabajadores por el capitalismo. Por consiguiente, justifica y legitima la lucha de los socialistas y comunistas contra el modo de producción/reproducción depredador, inequitativo y alienante en la (in)satisfacción de las necesidades de toda la sociedad. Debido a que la necesidad irracional por depredadora de la naturaleza y de la humanidad, de autovalorización del capital, que también paradójicamente dilapida o destruye capitales, niega la satisfacción plena por desalienada de las actuales necesidades vitales de todos los hombres y mujeres, propiciando por ello acumulación por desposesión, desigualdades, explotación, desempleo, violencia, crisis, endeudamientos, competitividad, pobreza, miseria, hambre, muerte, etcétera.

Esa alienación perdura transitoriamente en la edificación del socialismo pero es contrarrestada progresivamente al ser afectadas las determinaciones estructurales de la generación de las necesidades con el surgimiento de otro modo de estructurarlas y satisfacerlas. Modo opuesto al capitalista, al replantearse la urgencia de sustituir las relaciones sociales vigentes tanto en la producción como en la circulación, distribución y consumo de bienes y servicios, así como en el nivel consciente de los sujetos a través de la lucha ideológico-cultural por la consolidación de una nueva hegemonía anticapitalista, mientras se conquista la liberación definitiva de todas las necesidades en cuanto tales, para ser auténticamente libres en el futuro comunismo.

El favorecimiento de la remuneración al capital, ocurre igualmente con la transferencia-distribución de la renta petrolera-minera venezolana, mediada por el Estado, que ha beneficiado desmedidamente su apropiación rapaz mayoritaria por la burguesía importadora-defraudadora del mismo Estado. Defraudadora por los fraudes y estafas cometidos con la presunta importación de bienes (no los traen por ser empresas ficticias o de maletín; los traen con sobreprecios pese a que se les otorgan dólares preferenciales o sobrevaluados; los sustituyen con obsolescencias o cachivaches en vez de las mercancías en buen estado, etcétera), con la asociación cómplice de la alta burocracia gubernamental convertida en mafia gubernamental. Burocracia mafiosa que de esta manera se ha venido constituyendo como burguesía de Estado al acumular capital por vía de la corrupción ("boliburguesía"), amén de la que hacen por vía propia con sus secuaces o testaferros al recibir comisiones milmillonarias de las casas matrices y sobrefacturando las mercancías adquiridas y los servicios, y de esta manera, encareciéndolos para su compra por los trabajadores-pueblo-consumidores. Del mismo modo, el capital financiero-bancario-especulador ha visto engordar sus ganancias como en ningún otro periodo anterior. Además de los incentivos en préstamos milmillonarios en dólares dados inexplicablemente por el gobierno a los empresarios capitalistas que presuntamente le hacen la guerra económica. Empresarios burgueses que son aliados del imperialismo yanqui, junto con sus representantes políticos de la oposición, en su propósito de asediar, bloquear y construir una fuerza de intervención multinacional para invadir, adueñarse y depredar los recursos petroleros-mineros de la nación venezolana, porque consideran que este gobierno se alineó con las potencias competidoras en la geopolítica mundial (Rusia y China), para disputarle lo que les parece imperialistamente como su "patio trasero", toda Indoafrolatinoamérica.

Por el lado de la remuneración del trabajo, existe un insuficiente y devaluado salario, tanto en la esfera de la producción como en la del intercambio-consumo. Salario que no es objeto de defensa real en su capacidad adquisitiva (por encima de la inflación-especulación), por cuanto el gobierno no lo fija en proporción al aumento del costo de la vida o cesta básica, y no hace acatar las regulaciones formales que ha dictado para contener el auge especulativo, y que por tanto propicia que reiterativamente las violen los comerciantes. Regulaciones que además, siempre han sido dictadas favoreciendo el alza de los precios a conveniencia de la burguesía comercial y en contra del pueblo en general. Esta práctica gubernamental de "dejar hacer al mercado", aparentando esporádicamente su intervención punitiva, buscando un efecto publicitario, contra algunos especuladores reincidentes, caracteriza al gobierno como neoliberal. No obstante, los decretos de aumentos pírricos de salarios, los menguados y clientelares "bonos" dinerarios, el insignificante aumento de las pensiones, etcétera, lo caracterizan complementariamente como populista (neoliberalismo populista), por cuanto son paliativos para contener el descontento social del pueblo, mientras por otro lado dejan, o respaldan por omisión de su actuación, que aumente desproporcionadamente la "cesta alimentaria y medicinal", haciendo que los salarios y sueldos queden por debajo de la línea de subsistencia. Tanto es así, que el pueblo teme los decretos de aumento salarial porque presagian a la vez el alza especulativa de los precios, ya que se ha dado cuenta que el gobierno no los contiene, sino que los acepta cuando los condena tan solo declarativamente.

Caso aparte merece la consideración de los CLAP en tanto manifestación de una posible nueva institucionalidad revolucionaria socialista. Aunque fue concebida populistamente como apéndice utilitario o instrumental del gobierno con propósitos auxiliares distributivistas meramente, la dinámica popular revolucionaria está intentando revertir esa inicial pretensión. Si bien nos parece decisiva la organización y lucha de clases del trabajo contra el capital en las unidades de producción en manos de la burguesía y alcanzar su control obrero, lo que hace relevante la orientación y apoyo en la gestión obrera de las fábricas expropiadas u ocupadas para lograr su recuperación exitosa bajo nuevas relaciones de producción y reproducción anticapitalistas, en las que se revierta la autovalorización del capital a autovalorización del trabajo, no es menos importante desde el punto de vista estratégico, la lucha en la esfera de la distribución y el consumo.

En esa perspectiva ubicamos la importancia de los CLAP. Estimamos que la lucha socialista debe integrar articuladamente la confrontación con el capital tanto en la producción como en la reproducción. Por consiguiente, hay que potenciar la lucha por el progresivo control o poder popular de la distribución y articularlo con los procesos productivos en manos de los trabajadores en la singularidad de cada contexto en particular, como lo ha logrado, a título de ejemplo, la comuna de El Maizal, junto con otras comunas en su municipio del Estado Lara, produciendo, abasteciendo y abaratando bienes agropecuarios que distribuyen los CLAP de su entorno.

Ello lo han alcanzado enfrentando los obstáculos que las burocracias del gobierno y del PSUV les han interpuesto, hasta el extremo de negarle el reconocimiento a través del CNE, pese a su protesta y la solidaridad nacional que tuvieron, de su candidato triunfador en las pasadas elecciones para Alcalde, quien derrotó al candidato madurista presentado por el PSUV, siendo ellos consecuentes luchadores identificados con el chavismo revolucionario. Sin duda alguna, con base en lo ocurrido, podemos identificar esta confrontación como contradicciones político-ideológicas del chavismo consecuente con el madurismo claudicante. Sin embargo, pese a la insistencia de la burocracia del gobierno y del PSUV en neutralizarla políticamente, la experiencia socializadora de articulación de nuevas relaciones sociales solidarias y comunitarias en la producción y la reproducción, continúa indemne y más fortalecida. Esto da pié para retomar el camino conjuntamente de la transición socialista reivindicando al trabajo y al pueblo-multitud contra el capital, a las fuerzas productivas comunitarias y redistributivas solidarias contra las relaciones de producción y distribución capitalistas, a las fuerzas reproductivas de la vida contra las relaciones reproductoras de la muerte.

La política gubernamental errática del madurismo, por la inconsecuencia con su propio discurso populista-clientelar de "defensor del pueblo y de los trabajadores" por las razones ya expuestas, le ha provocado una merma significativa de sus bases de apoyo populares y chavistas que debilitará su gestión, las recientes elecciones presidenciales lo han evidenciado con la abstención. Ello lo coloca entre "la espada y la pared", no tendrá otra opción que escoger entre seguir favoreciendo la remuneración del capital o favorecer al trabajo para recomponer sus bases de sustentación, es decir, la autovalorización de los trabajadores y de sus familias, a través de mejorar sin dádivas indignificadoras, las condiciones del trabajo por medio de aumentos salariales que contrarresten la carestía, y las condiciones de vida garantizando principalmente el control de precios, el abastecimiento de alimentos, ropa, calzado y medicinas, así como el transporte en lo inmediato. Esto deberá hacerlo por medio de privilegiar masivamente la autogestión o control obrero y la cogestión contralora de los consejos autónomos de los trabajadores para activar la producción y la reproducción en todos los ámbitos y planos, así como fortaleciendo y expandiendo los CLAP, y su articulación con las fuerzas productivas comunitarias, junto con otras instituciones contraloras semejantes a crear, para incrementar y regularizar los circuitos populares de distribución y consumo a precios accesibles. Si no atiende con un viraje de su política gubernamental la recomposición de sus bases de apoyo y sustentación obrero-populares, --lo que provocará cambios en la integración y tipo de gestión antiburocrática de su gobierno a todos los niveles, y rupturas con los corruptos civiles y militares--, y estas bases no demuestran su poderío en la calle, se propiciará una coyuntura muy crítica que puede aprovechar el imperialismo con sus aliados de oposición regional y nacional, para intentar nuevamente una salida violenta para la cual hay que estar preparados con el suficiente y contundente respaldo popular.

Para los revolucionarios los tiempos de crisis capitalista, como la que estructuralmente padece el mundo y, en particular, los venezolanos, por sus repercusiones socioeconómicas en los trabajadores y el pueblo, los han apreciado como favorables para impulsar las transformaciones con base en la acumulación de fuerzas revolucionarias (poder obrero/popular), ya que las multitudes se concientizan más rápidamente pese a su inmediatismo y alienación, por cuanto empiezan a cuestionar la legitimidad de las formas de organización capitalista de la sociedad, --así sean éstas propiciadas o respaldadas desde un gobierno "reformista neoliberal-populista"--, con la participación implicante y antiburocrática de los intelectuales orgánicos de tipo gramsciano en la sistematización, continuidad y autoorganización de sus luchas emancipadoras por el socialismo liberador.

 

diazjorge47@gmail.com



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Jorge Díaz Piña

Doctor en Ciencias de la Educación (ULAC), Magister en Enseñanza de la Geografía (UPEL), Licenciado en Ciencias Sociales (UPEL). Profesor universitario de la UNESR

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