Por una política contrarrestante de las estrategias reproductoras en la educación

Buscamos un efecto de trascendencia sociocultural y educativa a partir de la inmanencia afectual de los cuerpos. Un cambio radical o estructural de las relaciones y realidades sociales, ligado estrechamente a una nueva perspectiva de la intersubjetividad o interafectualidad resonante de lo empático.

Proponemos una socialización educativa que recomponga los vínculos y las organizaciones pretendidamente procomunitarios que han sido horadados por una des-socialización primordialmente mediática, que estimula la satisfacción narcisista del mercantilismo precarizador a través del consumo de imágenes y representaciones alienantes del metaverso hiperreal digital o virtual. Consumismo narcisista que, por su imposibilidad de satisfacer plenamente, produce más malestar colectivo en las subjetividades que bienestar individualista.

El malestar indicado reviste especial importancia por cuanto es un manantial de síntomas de afectación que permite calificarlo de fuente potencial de resistencia a la realidad padecida por los cuerpos afectados, y se manifiesta como resistencia pasiva mientras se canalice individualmente.

Se puede considerar también a la resistencia pasiva por su inacción práctica como un modo de subjetivación "compensador" o "normalizador" del malestar, ya que esteriliza a los cuerpos por cuanto la resistencia es neutralizada por inducidas afectividades tristes o negativas racionalizadoras (impotencia, desesperanza, desánimo, soledad, etcétera), despotenciando la posible radicalización político-social de la latente rebeldía transformadora de las resistencias pasivas, por ser reproductoras del estado de cosas dominante.

Esas formas de subjetivación son formas inconscientes de sujeción o dominación por mecanismos invisibilizados de la lógica del sistema hegemónico mercantil, que se encubren como modos de normalización colectiva y que tienden a propiciar el aislamiento social de los individuos para evitar encuentros unificadores por empatía con los otros(as), más allá de sus relacionamientos superficiales u ocasionales para drenar en parte el malestar inconsciente padecido.

En esas condiciones, a los individuos no les es fácil articular reflexivamente su situación con el funcionamiento global y estructural de la sociedad para explicarse su reclusión en las crisis, incoherencias e incertidumbres de la realidad que los rodea, pese a que desean y buscan con quienes relacionarse empática o afectualmente para dilucidar críticamente su angustiante desazón y extravío. Según Maffesoli (1990), pueden llegar hasta formar agrupamientos emocionales de carácter efímero a los que denomina "nuevas tribus" que, en determinadas circunstancias, pueden cohesionarse y expresarse como grandes grupos de manifestación y protesta públicas de descontento sociopolítico contra el orden establecido y sus instituciones.

En Bourdieu (2011), el funcionamiento invisibilizado de los mecanismos de subjetivación de habitus o disposiciones corporales (esquemas de percepción, pensamiento, afecto y de acción), responde a las estrategias de reproducción de las relaciones sociales objetivas y las simbólico-afectuales entre

las clases sociales dominantes y dominadas, y que producen distinciones significantes que manifiestan las diferencias de afectación por la condición y posición de las clases sociales. Cuya inversión o transformación liberadora demandaría a su vez, estrategias de reversión simbólica de los habitus, principalmente en los campos o espacios educativos (sus relaciones interaccionales o interafectuales, sus representaciones ideológicas significantes-sentidizadoras, y sus prácticas).

Por otra parte, para Hardt y Negri (2004), los agrupamientos masivos posmodernos o actuales revisten la forma de "multitud", que destacan como modos innovadores de impugnación política o contrapoder antiburocrático al Estado liberal y neoliberal, sobresaliendo entre sus aspectos cohesionadores, la afectualidad. Siendo la afectualidad una condición existencial de los cuerpos que permite trascender la inmanencia de la sola y simple afectividad en sus distintas modalidades (simpatía, cariño, etcétera); por eso la afectualidad es transmodal en cada una de las experiencias de afectación, así como es más intensa, resonante y duradera en empatía ético-estética y en reconocimiento de la dignidad de los(as) otros(as) y lo otro, favoreciendo el desarrollo del sentido de sí mismo(a).

Aunque la vinculación afectual pueda alimentarse de encuentros contingenciales, no es una contingencia pasajera como las emociones súbitas y efímeras, sino una estructura subjetiva que se origina o configura como habitus en el tiempo, o narrativamente, de la interacción con los acontecimientos y experiencias empáticas recurrentes que producen estados afectuales duraderos – fidelidad y compromiso con los(as) otros(as) y lo otro, así como el cumplimiento de la promesa consigo mismos(as) de seguir siendo de ese modo de ser existencial, el conatus--, por cuanto se hacen conscientes y reflexivos ética y estéticamente en los cuerpos.

En consecuencia, uno de los obstáculos que conspira contra la consolidación de los habitus afectuales, es la celeridad que ha impuesto en la vida cotidiana la posmodernidad mercantilista, por cuanto la aceleración y la rapidez de la circulación del capital y la información que prevalecen en esta sociedad del rendimiento productivista (Byung-Chul Han, 2023) convierte todo en provisional y breve, dejando pocas posibilidades de que el tiempo haga pausas narrativas para establecer en los cuerpos estructuras afectuales duraderas.

Una política contrarrestante de las estrategias reproductoras y las relacionales de dominación en los espacios escolarizados, es la de propiciar cambios de habitus alienantes por habitus o inclinaciones liberadores, mediante la participación de experiencias interafectuales resignificadoras en ámbitos formativos en los cuales prevalezcan las resonancias empáticas, al sentipensar con las alteridades: los(as) demás y lo otro (p.e. la naturaleza, los saberes por aprender al re-crearlos autopoiéticamente, proceso este que no puede reproducir la inteligencia artificial, etcétera).

Esta es una política favorecedora del reconocimiento dignificador y empatizador de las diferencias socioculturales; de la diversidad ecosófica del multiverso contraria al dominio del metaverso digital o virtual, procurando su alternancia pertinente con el uso de la tecnología virtualizadora; el desarrollo de la autonomía y no de la dependencia heterónoma; así como de cambios morfológicos y estructurales de la educación escolarizada al cambiar sus relaciones sociales internas, con el entorno y el mundo.

Referencias

Bourdieu, Pierre (2011). Pierre Bourdieu. Estrategias de reproducción social. Argentina: Siglo XXI Editores.

Byung-Chul Han (2023). Vida contemplativa. Elogio de la inactividad. Bogotá: Editorial Taurus. Hardt, Michael y Negri, Antonio (2004). Multitud. Barcelona: Editorial Debate.

Maffesoli, Michel (1990). El tiempo de las tribus. El declive del individualismo en las sociedades de masas. Barcelona. Icaria Editorial.



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Jorge Eliecer Díaz Piña

Doctor en Ciencias de la Educación (ULAC), Magister en Enseñanza de la Geografía (UPEL), Licenciado en Ciencias Sociales (UPEL). Profesor universitario de la UNESR

 diazjorge47@gmail.com

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