Y es que sólo me acordé de Fidel cuando al referirse a nuestro Amado Comandante se dijo: “ya no soy el único diablo aquí”. Así me pasó cuando leí el extraordinario artículo de Eduardo Rothe Galo acerca de Jesús Silva Rangel. Porque días antes, en tensas reflexiones sobre ese tema, me decía a mi misma: “Elisa te estás poniendo vieja, cada vez más criticona”…
Pero era inevitable; este señor me estaba llevando al supremo rechinar de los dientes con sus odas a sí mismo, a tal punto que he tenido que cuidarme de no caer por error en alguno de sus vomitivos artículos. Y es que además de chavista constatado (según él), pertenece a la más alta jerarquía intelectual y su opinión calificada forma parte del portafolio que Obama estudia para tomar sus decisiones con respecto a Venezuela.
Finalmente, me atreví esta mañana -por lo mismo del masoquista que todos llevamos dentro- a leer su último escrito. Resulta ser, que ahoritica se vino a acordar que hace dos años Maduro lo mencionó y como su propuesta de entonces es tan pertinente en este momento, la trae a colación así como así, como quien no quiere la cosa, con videíto y todo.
La modestia “camarada”, la modestia chavista es como la de aquel hombre de nuestros amores que, siendo el más grande de todos, decía de sí mismo ser solamente un soldado más de la revolución. Y si fallaba, asumía su responsabilidad. Pero si acertaba, se lo atribuía al inmensísimo poder del pueblo manifestado.
Obras han hecho todos; hemos hecho todos, absolutamente todos los seres humanos. Algunas altamente significativas, trascendentales y contundentes. Otras, tan normales y si acaso ni siquiera satisfactorias que no sólo a nosotros, sino a los demás se les han olvidado rapidito. Pero cuando queremos registrarlas en negro sobre blanco -por eso de la memoria histórica- habitualmente hacemos algo que se llama “Curriculum Vitáe”. Se lo recomiendo.
