Del Patuca al Caroní

A Chávez le salió el tiro por la culata

(O el “refresh” del modus operandi de Obama)

El otro día recibí un correo que me dejó perpleja.   Ahí se argumentaba que el ejemplar de las Venas Abiertas que Chávez le había obsequiado a Obama en Trinidad y Tobago en 2009, en realidad había servido como vademécum para refrescar la -para aquel entonces todavía incipiente- gestión del nuevo presidente de EEUU.  Mi padre, remitente del correo y uno de los hombres más lúcidos,  argumentaba que lejos de ser como afirmaba Galeano -palabras más, palabras menos-  “un regalo hecho con buena intención pero cruel por ser escrito en otro idioma”, constituía por el contrario, el más fabuloso manual de procedimientos para afianzar el arduo trabajo de dominio y explotación de sus más de cuarenta antecesores.  Finalizaba la carta con esta joya:  “Y es que si Obama leyó algo más que el resumen de página y media que seguramente le preparó su equipo, debe haber quedado maravillado ante la excelsa gentileza del Presidente Chávez por ayudarlo a seguir en el viejo camino del éxito”.

Como soy una chavista irrefrenablemente convencida de que Chávez lo hizo todo por una razón consciente y que jamás cometió un error (lo que algunas veces vimos como error, en realidad fue parte de una estrategia), me dediqué a investigar por aquí y por allá para poder refutar con verdaderos argumentos ese maligno mensaje que había recibido unos días atrás, a raíz del fallecimiento de Galeano. Y resulta que a mi también me salió el tiro por la culata: es imposible no darse cuenta de la renovada vigencia del texto del escritor uruguayo.

Después de observar por ejemplo que, desde 1810 hasta que se publicó la obra (cerca de 160 años más tarde), los diferentes gobiernos norteamericanos habían tratado de evitar que se consolidasen las repúblicas americanas y que en los últimos dos siglos han estado haciendo un trabajo muy destacado bajo la premisa “divide et impera” -manteniendo el continente siempre alborotado- tuve que reconocer que la administración Obama ha redireccionado su campo visual en la diplomacia  y ha perfilado su geopolítica hacia las subregiones centro y suramericana, por medio de mecánicas ya habituales en la casa blanca pero también con modalidades bastante novedosas.  En este sentido, aunque ha dado cierta continuidad a algunas políticas de Bush, ha realizado cambios importantes de forma, como han sido el tratamiento de los medios de comunicación masiva, la mesura de su oratoria y la imagen (obvio, en estas cosas sólo podía ser mejor que su predecesor). Así, aumenta la injerencia usando métodos un poquito más sofisticados, acordes al siglo XXI. Entonces, vemos que ya no es sólo la lucha contra el terrorismo (que en realidad siempre fue la lucha contra los brotes antiimperialistas y la bota puesta sobre la resistencia que hacen los pueblos frente a la ocupación militar, cultural, o de cualquier tipo), ni contra Cuba (porque resulta que ya no es terrorista) ni contra los alzaditos del oriente medio y circundancias, sino también y más que todo “la lucha contra el narcotráfico”  o como lo sugirió Cristina Fernández en la séptima Cumbre de las Américas: la acérrima pero velada defensa del blanqueo de capitales producto de la droga, en territorio norteamericano. 

A propósito de la ya habitual y cotidiana guerra económica que se vive en Venezuela, vino a mi mente lo que decía Galeano cual pitoniso, “al llevarse muchos más dólares de los que traen, las empresas contribuyen a agudizar la crónica hambre de divisas de la región; los países «beneficiados» se descapitalizan en vez de capitalizarse”. Añadía que esto “funciona como el filántropo del cuento, que le había puesto una pata de palo a su chanchito, pero era porque se lo estaba comiendo de a poco”.  Y mientras EEUU globaliza su “Know How”, repitiendo el decálogo del golpe por donde quieren y cada vez que pueden (aunque fracasen; eso no les importa),  la fiebre amarilla de los medios sirve de alcahuete para que ya ni siquiera podamos dormir tranquilos: “así, se irradia con mayor potencia la angustia colectiva. Nadie rinde cuentas, nadie brinda explicaciones. Cada crimen es una dolorosa incertidumbre para los seres cercanos a la víctima y también una advertencia para todos los demás. El terrorismo de estado se propone paralizar a la población por el miedo”.

Hoy en día, como sabemos, no es el caucho, el oro y la plata, la caña y la sal, sino el petróleo y los dividendos de la droga; ya no es la esclavitud sino las fábricas y las maquilas, ya no es el cuerpo del esclavo sino el pensamiento del pensante. Al respecto de los artífices del saqueo de estos productos “básicos”, Galeano decía que “la nación no es una tarea a emprender, ni una bandera a defender, ni un destino a conquistar: la nación es nada más que un obstáculo a saltar, porque a veces la soberanía incomoda, y una jugosa fruta a devorar”. 

Francamente, me preocupa tanta información en manos de Obama…  Ahora menos duermo.

 



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Elisa María Eidner


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