El Estado de transición, el poder popular y socialismo

Se trata de ir más allá de la comprensión de concepciones teóricas que se confrontan en la puesta práctica del devenir histórico empujado por las fuerzas revolucionarias en su conjunto que sobre una definida postura política e ideológica constituyen, una cosmovisión filosófica de la vida en la sociedad cuyo fin trazado en palabras de Bolívar "la mayor suma de felicidad social" y ya Carlos Marx y Federico Engels lo sentencian con total claridad al final del Manifiesto del Partido Comunista… ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.

Al parecer en el tránsito de las intensas luchas de clase que van desencadenando las y los trabajadores y el pueblo en general, por avanzar en la transformación de sus realidades particulares, de su entorno social que implica a su vez, generar las condiciones y las relaciones que catapulten la transformación total del sistema social y político imperante de nuestra sociedad en su totalidad, como medio y fin a la vez en la lucha y construcción definitiva de la liberación nacional, suprimir la clase burguesa, sus capas medias, las degeneraciones parasitarias y lumpen a cuestas, romper con la lógica del capitalismo, la competencia, la propiedad privada, además de avanzar en la consumación de nuevas relaciones sociales por el establecimiento de la propiedad social de los medios de producción atenuadas en el poder y al servicio de las grandes mayorías trabajadoras, que sean creadoras de esa nueva cultura humana, de ese nuevo estadio social intermedio como sistema político, social y económico productivo, el socialismo, en el que la revolución socialista sigue luchando de igual forma sobre las clases mismas y sus antagonismos de clase que sustituya y condicione el libre desarrollo de todo el pueblo, de toda la gente, -de cada cual según su trabajo- abriendo paso al fin último de la perspectiva del proletariado como clase realmente revolucionaria, siendo el comunismo donde desaparece la lucha de clases, pero sin embargo no la lucha por la producción y la lucha por la ciencia y conciencia social de clase.

"De cada uno según su capacidad" significa, en la interpretación comunista, que el trabajo ha pasado de ser una imposición para transformarse en una necesidad del sujeto social; que la sociedad ya no tiene que recurrir a dominaciones; que sólo los enfermos y los minusválidos con problemas de discapacidad física y psíquica podrán ser protegidos de las jornadas de trabajo sin violentarse, donde los miembros de las comunidades puedan aprovechándose de sus saberes y experiencias brindando sus aportes para el aprovisionamiento suficiente y que requieran los centros de acopio que se adapten según sus realidades de la localidad para que cada uno se surta ampliamente -según sus necesidades- sin control degradante. El método del comunismo, se puede decir que por vía doble, es de forma indivisible, supone la abundancia y la libertad, es decir, entendida como el desarrollo de la personalidad crítica, trabajadora y de una disciplina consciente del ser muy exigente de sí y para el colectivo.

Cabe destacar que en el Manifiesto del Partido Comunista se asienta: "De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el proletariado, en cambio, es su producto más peculiar".

Por otra parte, el proletariado es revolucionario porque es la única clase que confronta con todos sus medios y alcances a la burguesía, porque habiendo nacido sobre la base de la gran industria, aguarda por despojar/recuperar de su fuerza de trabajo la producción hecha bajo la ignominia capitalista, que la burguesía quiere eternizar. Pero el Manifiesto añade que las "capas medias…se vuelven revolucionarias cuando tienen ante sí la perspectiva de su tránsito inminente al proletariado".

En esencia, antes que el socialismo se hiciera real, el comunismo se dividía en dos etapas: socialismo y comunismo. Se reconocía que el socialismo era un transcurso ineludible porque se percibía con claridad que el Estado socialista seguiría siendo una forma de organización de la violencia, que seguiría estando dotado de ejército, policía y cárceles. No obstante, en el ámbito de la economía se pensó que en el socialismo la riqueza no se produciría como mercancía sino por medio de un plan científico. La práctica ha demostrado que esto no es así: en el socialismo, incluso en las economías socialistas planificadas, las determinaciones mercantiles han estado y siguen estando presentes. La práctica real demostrada a través de las experiencias socialistas en la humanidad ha evidenciado que en el socialismo la riqueza se tiene que seguir produciendo como mercancía. Y en lo concerniente a la teoría se ha vuelto decisivo distinguir con claridad la forma mercantil de la riqueza de la forma de capital.

Entre tanto la perspectiva de la economía socialista regida por el principio de a cada cual según su capacidad y a cada uno según su trabajo. Por sobremanera en teoría representa una utopía de inmensa calada por construir y de llegar a materializar como fundamento real que constituye el socialismo en este o en otro siglo. Convexo en el presente de nuestra época, la ecuación es inversamente antagónica, quien más trabaja más salario debe cobrar, y quien menos trabaja menos salario debe cobrar; al igual que quien realiza un trabajo de mayor calidad debe ganar más que quien realiza un trabajo de menos calidad. Dada esta determinación de a cada uno según su trabajo, dado que este principio creará inevitablemente diferencias de fortunas entre los hombres, es obvio que el miembro de la sociedad socialista será todavía una persona egoísta.

Por el contrario, la economía comunista se rige por el principio de a -cada cual según su capacidad y a cada uno según su necesidad-. Aunque yo trabaje mayor número de horas que otra persona o mi trabajo sea de mayor calidad, no por ello percibiré un salario más grande que el suyo. Yo percibiré como salario lo que necesite para vivir. Serán mis necesidades las que determinen con qué parte de la riqueza creada por todos me quedaré yo, y no la cantidad y la calidad de mi trabajo. El miembro de la sociedad comunista será una persona comunista, una persona que no desglosa su interés personal de su interés social, sino que en vida diaria el interés social será el predominante y con el que hará coincidir su interés personal. Dicho de otra forma: la persona comunista es aquella persona cuyo interés personal es su interés social.

Atendiendo de manera simplista a la teoría filosófica de la concepción socialista o comunista para los que se atreven sin resquemores, revisionistas, pequeño burgueses o en su defecto socialdemócratas donde no existe ingenuidad alguna, pues ni siquiera en ese plano mínimo de la sociología catedrática, universitaria o provista de indagación parcial individual o puesta por el recurso político formativo de la izquierda tradicional y más aún con responsabilidad histórica por parte del gobierno bolivariano y su partido (PSUV), desde los "cuadros" de alta dirigencia y medios quienes detentan múltiples responsabilidades políticas que se identifican sobre actividades y gestiones que implican impulsar procesos de carácter organizativos, de definición planificadora de ejes articuladores cualitativos y cuantitativos dentro de los medios de producción, de desarrollo y de crecimiento del potencial económico productivo sea en el campo agrícola, pecuario, industrial, abarcante de la macroeconomía que pueda superar la economía de puertos rentista monoproductor en pro de explosionar la diversificación científica del desarrollo de las fuerzas productivas, esfera fundamental que requiere la sustanciosa claridad política e ideológica, en todo ello, no escuchamos voz alguna que se proyecte frente a estas ideas estratégicas aparte del cuño repetitivo del legado del comandante Chávez, más allá de la simple formalidad que se hace superficial, propagandística y hasta mediocre no se halla sustancia que toque y revuelva los cimientos de las raíces críticas de los problemas, a lo hondo de la estructura política, económica, jurídica, cultural y social que apenas se trastoca enmendando la inmensa histórica social que llevo a la inmunda pobreza entregada por la burguesía parasita al colonialismo neoliberal diseñado por el imperialismo norteamericano a través de los paquetazos y el control de la dependencia financiera por medio de sus órganos de empréstitos (FMI, BM, BID, entre otros).

A lo largo de los quince años del proceso bolivariano junto al líder a la cabeza, con el Comandante Chávez dirigiendo el recorrido del barco, cruzamos y superamos bestiales tormentas, atravesamos innumerables malos tiempos, pero siempre luego de la tormenta levantábamos la proa como la moral de la tropa que se alimentaba de la energía inspiradora y clara del timonel con la brújula marcando la ruta hacia el destino a perseguir.

La claridad de sus ideas, de la perspectiva política e ideológica en todos sus contextos sociales jamás el comandante Chávez la perdió, grandísima cualidad de estadista militar, planificador estratégico y diseñador táctico de las salidas audaces ante la embestida de la burguesía y el imperialismo.

Son sentidos que se escapan de toda retórica petulante y misticismo inmaculado, de los que solo se siguen en la férrea convicción ideológica y política proletaria, cosechado en el estudio filosófico de la praxis material dialéctica puesta en la combinación de todas las formas de lucha por la justa y exigente toma del poder para el pueblo y por la conquista del socialismo y el comunismo.

En la siguiente entrevista realizada por Ciudad Caracas (CCS) al economista Pablo Giménez. Encontramos controversiales posturas ideológicas que atizan parte de los rasgos vulgares que caracterizamos como comportamiento político de esa utopía abstracta que se presenta en forma no dialéctica, que bien abren caminos, prestos también a frágiles desviaciones en su curso y al final no llegan a concretarse esos sueños en la realidad.

—El Gobierno Nacional impulsa una economía socialista. ¿Cómo se debe avanzar hacia ello?

—Primero se debe tener claro qué es lo que se quiere hacer, y en función de eso se diseñan las políticas económicas. Lo que hay que hacer allí es un proceso de reestructuración del tema del Estado, porque el Estado aún sigue siendo un reflejo de las relaciones capitalistas (…). Se debería crear un ministerio que sea de la transformación socialista de la economía venezolana ¿Quiénes la integrarían? El Viceministerio de Economía Comunal, los ministerios de Comunas, Industrias, Planificación y Comercios en conjunto con las instituciones de financiamiento que ellos tienen, que son las instituciones que están aisladas como el Banco Agrícola, Fondemi, Safonacc. No tenemos una política de ahorro de inversión que esté dirigida a que este sector dé un gran salto. La idea es diseñar una sola política y todas hacia la misma función para transformar la economía venezolana.

Para esta clase de pregunta, respondida por el compañero, economista, Pablo Giménez, denotamos la vaga, temerosa y aislada mirada política conceptual de la economía política, que solo apunta a interpretaciones desde el punto de vista administrativo y vulgar de la economía simplista y abstracta de la realidad, cuando solo se detiene a intentar explicar tal vital interrogante se queda en la ilusión de concebir lo real como resultado del pensamiento. Cuando se merece otorgar una respuesta concreta frente a la abierta disposición crítica que permite la misma pregunta en cuestión, eso sí, desde una verdadera postura revolucionaria, en el sentido radical que nos exige la lucha política revolucionaria cuando se está hablando de economía socialista, es decir, de plantearse la edificación de la sociedad socialista donde es ineluctable desconocer y negar la existencia de la lucha de clases haciendo referencia en lo especifico a la esfera económica productiva partiendo desde la realidad concreta de nuestra sociedad venezolana, del proceso bolivariano.

Antes de tratar de hilvanar sin crítica revolucionaria constructiva y sin argumentación real y categórica de la economía política como contribución debeladora de la anatomía económica de las clases a través del curso del desarrollo histórico de la humanidad, de sus modos de producción hasta hoy. Por lo tanto es repugnante, sugerir "un proceso de reestructuración del Estado", siendo más de lo mismo con lo que el mismísimo Estado viene haciendo con el supuesto "sacudón" que no movió ni se acercó a lo más mínimo esperado de forma –cualitativa- en cuanto a estructura política de organización gubernamental y estatal se trate a favor de la transferencia del poder al pueblo organizado, a las y los trabajadores, a las Comunas, que levante la condiciones de las fuerzas productivas para que se transformen y se desarrollen hacia otro método de producción de relaciones de propiedad comunal y de socialización de los medios de producción y distribución que supere la dependencia rentística petrolera y pueda potenciar el desarrollo productivo de la agricultura en favor de nuestra soberanía alimentaria de manera real, de igual manera en la industria científica y tecnológica, de la gran industria, la mediana industria hacia aguas abajo y viceversa. Porque la economía socialista, únicamente puede desarrollarse basándose en álgidos procesos de comprensión económica del desarrollo armónico de la economía, de la vida económica de nuestra sociedad.

Eso quiere decir que los procesos del desarrollo armónico de la economía, están resueltos en la conjugación de los esfuerzos antiburocráticos y la toma de decisiones políticas que apunten a la nacionalización y centralización en primera instancia de todos los entes financieros (banca) fundamentalmente del comercio exterior y ni un dólar más a la burguesía parasitaria y sus empresas privada fraudulentas, así como de nuestros pocos medios de producción, correspondiendo a la posibilidad de planificar con acierto sobre las necesidades que requiere la producción social.

En este orden de ideas, asimilamos que la transformación de las relaciones capitalistas pervivas en nuestro pueblo, no se resuelven con este tipo de propuesta genuflexa de crear más instancias burocráticas, más viceministerios superfluos que porque tengan el apelativo de: "poder popular", ni de "transformación socialista" o "revolucionaria", sentencian tal condición de manera mágica que se pueda asumir dentro de la materialidad concreta de la praxis revolucionaria que comprende una convicción filosófica de vida y por la vida ante el juicio de las masas criticas del pueblo y del combate revolucionario.

Por otro lado, asimismo se ha pretendido anquilosarse con influencias ideológicas farsantes como las de Toni Negri a nuestras bases del movimiento popular revolucionario en ese auge de viento eurocéntrico posmoderno, postmarxista, que para satisfacción de nuestra salud política revolucionaria nunca logro penetrar con facilidad la consciencia social de las filas militantes de los colectivos populares, los movimientos sociales y las fuerzas revolucionarias en su conjunto, ese pillaje antidialéctico, contrarrevolucionario.

Tan solo una pequeña muestra de ello, está en su libro "Contrapoder", donde afirma: "Cuando se habla de contrapoder en general, en realidad se está hablando de tres cosas: de resistencia contra el viejo poder, de insurrección y de potencia constituyente de un nuevo poder. Resistencia, insurrección y poder constituyente representan la figura trinitaria de una única esencia del contrapoder". Es claro que para Negri el contrapoder es constituyente, cuando para nosotros lo constituyente es inminente el poder popular. De tal manera que para este posmarxista, la batalla revolucionaria contra el capitalismo y el imperialismo no alcanza ningún fin-objetivo.

Por último, la cuestión del Estado de transición, lo podemos resolver desde la inferencia abonada por Gramsci, a partir de la construcción de un nuevo Estado sustentado bajo la experiencia propia de las bases populares revolucionarias en permanente lucha por la definición y alcance de su hegemonía, de la total toma del poder. Experiencia de amplia unidad popular que propone una nueva institucionalidad y un nuevo sistema de representación, bien pudiese traducirse en el poder comunal, las Comunas.

Como decía V.I. Ulianov, Lenin: "un intento de destrozar la máquina burocrática y militar y no de entregarla a otras manos".

Es la Comuna como gobierno de los productores por los productores, la forma política correcta para llevar a cabo la independencia económica del trabajo sin las intervenciones y representaciones de los aparatos políticos del Estado, teniendo su propia autonomía y soberanía económica autosustentable.

Es imprescindible estar al tanto que el poder, es una relación de lucha que se mueve en torno al control de las fuerzas productivas en cualquiera de sus expresiones; control por la minoría, por el capital, o control por la mayoría, por el pueblo trabajador. Una relación de lucha permanente de contrarios antagónicos e irreconciliables en la que la burguesía tiene una enorme superioridad de medios de poder opresor, mientras que el pueblo trabajador apenas tiene su fuerza de trabajo, experiencias de lucha, sabiduría estratégica y capacidad confrontativa porque no tiene interés económico que perder más que su propia vida, su condición de clase.

El poder popular es el ejercicio de la praxis transformadora de toda la propiedad en su territorio asumida por los colectivos políticos sociales, de trabajadores, de la comunidad en general, asumiendo el control y el poder concreto a través de nuevas relaciones sociales de producción, conscientes, autosustentables y autónomos.

Síntesis que como medio y fin constituye el necesario salto cualitativo orgánico en la conformación de una nueva estructura y sistema político, social, económico que tiene control del crecimiento y desarrollo de la propiedad social sobre los medios de producción. Significa la supresión consecuente de la explotación del hombre por el hombre. En fin del socialismo, es dar satisfacción a las crecientes necesidades materiales y culturales de toda la sociedad y de cada uno de sus miembros. Desarrollando de manera incesante y planificada la economía nacional, incrementando ininterrumpidamente la productividad del trabajo social.

Concibiendo la economía socialista como ese inmenso motor de planificación estratégica que se apoya en la propiedad estatal (de todo el pueblo), que pertenece al pueblo entero en la persona del Estado, y en la propiedad cooperativa, y comunal que es una propiedad de grupos, colectiva, en justa distribución del resultado de su fuerza de trabajo.

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Sergio Gil

Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

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