Política y Cultura

No hay desarrollo real, sin desarrollo cultural, lo dice la UNESCO quienes en 1987 ante los continuos fracasos de los modelos de desarrollo puramente económicos, (los cuales sufrimos en carne propia, particularmente en 1989), decretó el Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural (1988-1997). Aunque sabemos los resultados.

Valdría la pena entonces definir que es cultura, según el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) es su segunda y tercera acepción, respectivamente: Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico y Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.

Es necesario tener bien claro este concepto porque tiende a confundirse con muchos otros, como arte, tradiciones, hábitos, creencias, costumbres, valores, principios, y todos son componentes de la cultura y cada uno por separado de mucha relevancia política pero mucho más en el concepto central de este artículo. En términos marxistas se le refiere como la superestructura que sostiene la estructura económica, social y política dominante. y se sostiene precisamente porque hay elementos culturales que permiten que se sostenga, las más sencilla lógica indicará que a nadie le gusta que lo exploten, pero la realidad es otra; es a través de la imposición de una cultura tipo que se hace creer a las personas que lo que está padeciendo es lo mejor que le puede pasar, que se resigne, que acepte su realidad por más insoportable que esta sea, ¿no les recuerda esto a un discurso católico? No hay mejor explotado que quien defiende a su explotador.

En la consolidación de esa cultura que hace que el explotado defienda a su explotador existen muchas estrategias claras, por ejemplo, el uso de las empresas de información, las religiones, los intelectuales tarifados, respaldados a su vez por universidades tarifadas, el secuestro y tergiversación de la historia, eliminando la geografía y disminuyendo al máximo la educación gratuita de calidad, sembrando el miedo contante, el miedo a todo, a perder su trabajo, su casa, su carro, su BB, su TDC; todo para lograr como resultado un ciudadano sin identidad, dispuesto al mejor postor, perdido en el mundo, asustado de todo, sin pensamiento propio, inmovilizado, incapaz de protestar, y por supuesto, fácilmente manipulable.

El primer ejercicio, creo que lo hicieron los estadounidenses en su propia casa, para muestra vean el video que hizo Julian Morrow en el siguiente enlace http://www.youtube.com/watch?v=QVbobdL3yi0, aunque no sabemos la rigidez científica de las entrevistas, se podría inducir que algo pasa ya que la muestra se observa bastante heterogénea y los temas también, ahora bien, de haber hecho un ejercicio similar en la Venezuela de hace 10 años quizás los resultados serían similares, pero en la de hoy sería otro el cuento.

Entonces podemos inferir que sin una cultura propia una sociedad no puede desarrollar un juicio crítico de su realidad y mucho menos tratar de transformarla y menos emprender una revolución, cambios profundos. Y es que la cultura siempre existe, solo que si olvidamos la propia, otra viene a ocupar ese espacio, y ese olvido es casi siempre impuesto, de manera violenta o sutil, pero impuesto, a veces por fuerzas foráneas, otras veces por fuerzas internas, y generalmente por una combinación de ambas, como en nuestro caso. Entonces qué importante para el imperio dominar la cultura para preservar sus intereses en sus pseudo-colonias y para nosotros rescatarla y preservarla más allá de nosotros mismos.

El reconocimiento que los latinoamericanos y particularmente los venezolanos hagamos sobre nuestra cultura nos debe llevar a examinarnos desde adentro, para luego empezar a entendernos, ¿por qué esta situación de conflicto permanente con la clase económicamente dominante? y ¿por qué hay tanta gente clase media y baja a que defienden a los primeros con tanta fuerza? Hay una dominación cultural bien arraigada que provoca que estas personas se sientes ajenos a ellos mismos, a su historia, a sus raíces, a veces hasta a sus amigos y familiares, y hasta a su humanidad; quieren convertirse en personas que no son, quieren hablar, pensar, actuar, sentir, parecerse a quienes los maltratan, en un caso colectivo y agudo del Síndrome de Estocolmo cruzado con un crónico complejo de inferioridad, no se dan cuenta que son malas copias de esas culturas que imitan y que nunca serán aceptados allá, siempre van a ser ciudadanos de segunda. Por aquí se sienten “fuera de sitio”, porque no se aceptan a sí mismos como lo que son, no aceptan que somos sencillamente distintos y si me preguntan a mí, mucho mejores, o porque se vienen tantos de allá para acá apenas abren los ojos a la triste realidad donde viven?.

Tenemos tal mezcla por nuestros antepasados indígenas, africanos y latinos que nuestras propuestas culturales, hoy, que nos estamos poco a poco liberando de la dominación cultural extranjera, nos han llevado a ser vanguardia mundial en muchos aspectos; de nuestro arte está inundado el mundo, de nuestros Gabos, de nuestros Nerudas, de nuestros Galeanos, de nuestros Benedettis, de nuestros Boteros, de nuestros Reverones, de nuestros Dudameles, de nuestros Silvios, de nuestros Alirios, por ahí la lista es larga, y todos revolucionarios por sus propuestas de cambio, que han impactado la cultura contemporánea.

En esa mezcla tenemos una labor tanto hermosa como encomiable, que es el rescate de viejos valores ancestrales como la cooperación, la complementariedad, el equilibrio, con lo cual se está redefiniendo una nueva forma de hacer política desde Venezuela y la ALBA para el mundo entero, los cambios reales a nivel de relaciones internacionales en el mundo vienen impulsados desde estos lados, ya que los territorios que vienen manejando esas relaciones desde su cultura de competencia e individualismo, hasta ahora no lo han hecho nada bien y hablamos por los resultados no por apreciaciones, o alguien todavía cree que bajo la dominación cultural primero europea y luego norteamericana íbamos por buen camino?; los ricos cada vez más ricos y menos y los pobres cada vez más pobres y cada vez más, además de un planeta en crisis y enfermo nos dejan una sola lección, es necesario cambiar el sistemas mundial para poder salvarnos. No es casualidad que sea desde Bolivia, país pluricultural constitucionalmente y de mayoría indígena desde donde vienen propuestas realmente serias para contrarrestar la situación actual del clima.

Esta nueva realidad que se asoma es consecuencia de nuestra riqueza cultural, y por tanto tenemos que aceptarnos como lo que somos una sociedad multicultural, lo cual nos da una perspectiva más tolerante y dispuesta a cambios que viejas sociedades adormecidas, pongamos el ejemplo de Europa, devorándose desde una comodidad vacía producto de la explotación de otros que los lleva a siquiera tener hijos, que son un gasto muy grande, ellos dicen: los tenemos después cuando tengamos más, y como nunca se tiene suficiente se van volviendo una sociedad vieja, que tiene que ofrecer planes especiales para llevar gente joven de otros países como los nuestros para tratar de recuperar su juventud, pero peor es lo banal, como se sumergió en su “moda”, cambiaron a Montesquieu, a Voltaire, a Rousseau, por Yves Saint Laurent, Coco Chanel y Versagge, y peor, por la cultura de la hamburguesa, se han convertido en una sociedad lánguida, con sus honrosas y minoritarias excepciones, pero entregada al consumismo y al liberalismo que ya empezó a cobrar sus siempre necesarias victimas como lo es hoy Grecia, Portugal y España, ¿quién será mañana?. Qué diría Platón y Aristóteles y hasta el mismo Don Quijote de semejante sometimiento.

Claro está, cuando el modelo cultural a seguir es el estadounidense no puede esperarse otra cosa que un retroceso, para cualquier cultura, ellos tienen una propuesta cultura bien definida, para los todos, la alienación, el consumismo y el individualismo, para la burguesía y la competencia, la explotación y la transnacionalización. Se parece mucho a una Venezuela que todavía trata de deslastrarse de tantos años de siembra de eso que se llamo la cultura adeca, nada nos ha hecho y nos hace más daño como sociedad, ni los recursos que entregaron a intereses foráneos, ni todo el dinero que se llevaron.

Estos días escuche en una acto en el Teatro Municipal de Valencia que Venezuela tiene aproximadamente 16000 expresiones folklóricas, número para ponerse a pensar, y todas en vías de rescate del odioso y persistente olvido, tal riqueza nos debe permitir perfilar un humano más humano que el de hoy y empujarnos a asumir nuestro papel de protagonistas en un nuevo mundo que está naciendo, y que es necesario que así sea, por su propia sobrevivencia.



*sotogs@gmail.com, sotogs@pdvsa.com


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Guyén Saúl Soto (*)


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