El "espíritu universitario" es definitivo para la creación y funcionamiento de una universidad, más allá de la mera existencia de salones y edificios. Es lo que hará que la institución sea trascendente. El espíritu universitario engloba una serie de valores, actitudes y una atmósfera intelectual que fomenta el aprendizaje, la investigación y el desarrollo integral de la comunidad universitaria conjuntamente con el deseo de superación personal de los profesores, estudiantes y empleados. Tener salones y profesores, es solo una parte material de la universidad, mientras que el espíritu universitario es el alma que la anima.
En el caso de Venezuela hoy, el espíritu universitario debe además reflejarse en los pensum y estructura académica administrativa, para incorporar y rescatar los principios nacionales de Patria, soberanía e independencia e integrarse plenamente a los objetivos del proceso revolucionario. Todas estas cosas las hablaba largamente con Belkis Hernandez, profesora de la UNEXCA.
El espíritu universitario es el conjunto de valores, normas y principios dirigidos a la formación, que caracterizan a la actividad universitaria alimentándose y alimentando a su vez la fuerza de la revolución venezolana. Uno de sus constituyentes es el sentido de comunidad académica, que debe orientar la vida y la misión de una institución universitaria. Este espíritu es un inmaterial que busca concretarse en la búsqueda del conocimiento, la responsabilidad, la libertad de pensamiento, la creatividad y el compromiso social.
En los actuales momentos, al igual que todas las instituciones públicas y privadas las instituciones universitarias públicas y privadas, han sentido el tremendo impacto que representó para el país, las intensas agresiones a las que nos ha sometido los Estados Unidos, con el propósito de apoderarse de nuestras riquezas naturales.
Es por ello que las instituciones universitarias tienen el acicate de cumplir de una forma superior su objetivo de formar los profesionales éticos y ciudadanos comprometidos que en estas nuevas condiciones críticas exigen el desarrollo educativo, científico, social y cultural del país.
Y por lo tanto la creación y permanencia de las instituciones universitarias deben estar sometidas a un proceso de seguimiento y ajuste a fin de que pueda su espíritu universitario y su estructura académica y administrativa cumplir adecuadamente las tareas que todos esperan de ellas, y no se conviertan en verdaderos feudos, fuera del control revolucionario y bolivariano que se quiere. Lo ideal sería que cada institución universitaria incluyendo las autónomas, propusiera al organismo de adscripción la metodología de seguimiento adecuada a su condición.
Si bien los salones son importantes para la infraestructura de una universidad, el espíritu universitario es esencial para su éxito. El espíritu universitario crea el ambiente propicio para el aprendizaje, la investigación y el desarrollo integral de la comunidad universitaria. Es el alma de la universidad, mientras que los salones son el cuerpo físico que la alberga.
Una universidad sin ese espíritu universitario renovador sería una institución que, a pesar de ofrecer títulos y formación académica, carecería de los valores fundamentales que definen la experiencia universitaria. Esto implicaría una falta de compromiso con la búsqueda de la verdad, la investigación, el pensamiento crítico y la formación integral del estudiante, centrándose más en la mera transmisión de conocimientos que en el desarrollo de una comunidad académica vibrante y comprometida con la sociedad. Una institución universitaria nueva debe evitar seguir creando los valores de las universidades tradicionales.
Al crear universidades sin tomar en cuenta factores como los mencionados se corren muchos riesgos, que no podemos dejar como herencia, como son que la universidad sea simplemente cuantitativa, sin espíritu universitario, una máquina de diplomas, donde el objetivo principal es obtener un título, sin importar el proceso de aprendizaje ni el impacto en la formación personal del estudiante, solo el impacto mediático o la aprobación de niveles superiores políticos.
Parafraseando a Neruda, nuestras universitarias tampoco pueden ser una alta torre, acostumbrada a hablar con las nubes, aislada del entorno productivo, sino que debe estar conectada con la palpitante y acosada realidad social del país
Hay universidades viejas y recién creadas que pueden haberse convertido en un espacio de burocracia, donde los administrativos superan a los académicos y los desplazan de las decisiones. Son centros donde el diálogo y la construcción colectiva de saberes no son prioritarios. Eso no es lo que necesitamos. El Ministerio debe presentar un plan de seguimiento universitario, detallado y público, donde la comunidad universitaria pueda expresarse sin temor a insultos o represalias.
Una universidad con espíritu universitario es una institución llena de contenido, que cumple con su misión fundamental de formar ciudadanos críticos, comprometidos y capaces de transformar el mundo y está integrada a las luchas por nuestra los valores nacionales de Patria, independencia y soberanía.