Después del covid-19 el capitalismo no es una opción

Científicos del planeta implicados en el tema del desarrollo del virus saben que hay un aprendizaje nuevo y esperanzador el cual podemos sacar en limpio de todo esto: hay que cambiar el sistema. Hay que orientar los gastos que se usan para fabricar armas más bien en servicios de salud pública, hay que construir hospitales y centros de investigación, hay que invertir los recursos que se gastan en manipular la naturaleza – para acabar con pueblos completos – en ciencia para la salud y la prevención de enfermedades y males de la humanidad. También ahora se sabe que debemos cuidar nuestros bosques y selvas, cambiar el sistema de agroproducción capitalista por otro racional, ecológico, de respeto a la naturaleza, que "el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad favorecen las enfermedades"; evitar las mutaciones virales, la contaminación, la devastación, y así prevenir la muerte de nuestra especie.

Verónica O´Kelly, una militante revolucionaria, desde Brasil denuncia a Bolsonaro, siendo un agente de las corporaciones, como genocida, pero también a los partidos de la izquierda, al PT y al PCB, que se colocan al lado de las mismas corporaciones que representa el presidente, insisten con ellas frente a la urgencia de salvar vidas humanas, con o sin corona virus, del hambre, de otras enfermedades. Es tiempo de revolución.

Venezuela no escapa de estos aprendizajes. Depende ahora de Rusia y de China. No hay renta petrolera; solo hipotecas que se ofrecen a cambio de cualquier ayuda externa. Al gobierno no le queda más remedio que contener a la población en sus casas, y la pandemia, le vino como anillo al dedo. La muerte hoy tiene rostro, y el temor a ella se manifiesta con más fuerza, es un instinto más poderoso que la desobediencia, inclusive que la disipación incontrolable de los fines de semanas. Concediéndole a gobierno su preocupación por controlar la peste y su necesidad de hablar de este asunto con la verdad, él sabe que gana tiempo y simpatía, pero sin embargo no hay un plan para después de la crisis del covid-19; en mente solo tienen lo mismo de hace seis años, privatizar el país completo, con selvas, playas, ríos y montañas... Y esto, a pesar del panorama nefasto, muy negativo que pinta el capitalismo; a pesar del cinismo con el cual sus representantes marcan las diferencias entre ricos y pobres, de hacer de la salud otra mercancía más. En Venezuela se sigue prometiendo un desarrollo capitalista, devastador, el camino de privatizar la economía, de trabajar con los mismos que ahora no son capaces ni siquiera de hacer tapabocas o producir desinfectantes, o de usar sus instalaciones ociosas para prepararnos para lo peor.

Esa ambigüedad de Maduro respecto al capitalismo, como todos los reformistas, avergonzado y temeroso de declararse a su favor (a favor de los privados) frente a los trabajadores y el pueblo chavista, y en contra del capitalismo y las privatizaciones, (con su liquiliqui blanco) frente a los capitalistas, va acabar mal, para él y para todos nosotros. Todavía insiste en sus planes de hacer de Venezuela una colonia del capitalismo mundial – la cual es otra forma de traducir su idea de la "Venezuela potencia" –, insiste en la lógica del capital, no ha aprendido nada de sus miserias frente a una crisis existencial que afecta a la humanidad, que todavía promete matar a cientos de miles de personas, quizás millones. Todos se dan cuenta que el mundo no será el mismo después de esto, menos él y sus sirvientes (ni se diga el mequetrefe Guaidó).

Ya lo dijimos, los chavistas debemos enfrentar la pandemia como socialistas, organizarnos como bloque ideológico, socialista, enfrentar al imperio y al capitalismo como socialistas. No existe una disyuntiva entre salvar al capitalismo o seres humanos, para los socialistas esta disyuntiva es falsa, ahora más que nunca ¡patria es humanidad! Ya el capitalismo mostró su verdadero rostro, y es despiadado; ya no cabe dudas: hay que acabar con la propiedad privada de los medios de producción y ponerlos al servicio de la humanidad. Si los líderes del mundo capitalista quieren morir por su estilo de vida de privilegios, esa es su elección; si Trump y sus gobernadores, los iluminados del FMI quieren mostrar que son inmortales, salgan a la calle y demuéstrenlo; inclusive: ¡que la reina de Inglaterra muera, si le da la gana!..., pero nosotros no tenemos que caer en chantajes, no tenemos por qué defender el mayorazgo de los ricos, no tenemos que defender la propiedad privada de los medios de producción, de los servicios de salud, de todo aquello de lo cual depende nuestra existencia, nuestras vidas y la vida del planeta: todo eso debe estar en manos de la sociedad a través del control estatal o de la sociedad organizada, de las comunidades.

Es hora de la verdad y nosotros en Venezuela todavía contamos con el legado de Chávez, el Plan de la Patria, el cual fue cambiado por maduro y sus lacayos; pero existe, está ahí para ser puesto en práctica. Ahora se ve con más claridad quién tenía la razón: ¡los socialistas tuvimos la razón!: la economía si no está al servicio de la humanidad no sirve, si no es en provecho de la vida, no sirve a nadie ni a nada.; el capitalismo es estrictamente inhumano. Volvamos por el camino de Chávez, volvamos al consenso ideológico socialista y surjamos otra vez como fuerza socialista…

Apoyamos la idea de convocar una Junta Patriótica de gobierno de reconstrucción socialista, sin maduro y su gobierno dirigiendo nada, sin Guaidó, y sus cómplices y asociados, y sin la intervención de ninguna fuerza o injerencia extranjera.



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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