“El Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural integral, y en consecuencia garantizará la seguridad alimentaria de la población; entendida como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor. La seguridad alimentaria se alcanzará desarrollando y privilegiando la producción agropecuaria interna, entendiéndose como tal la proveniente de las actividades agrícolas, pecuaria, pesquera y acuícola. La producción de alimentos es de interés nacional y fundamental al desarrollo económico y social de la Nación. A tales fines, el Estado dictará las medidas de orden financiero, comercial, transferencia tecnológica, tenencia de la tierra, infraestructura, capacitación de mano de obra y otras que fueran necesarias para alcanzar niveles estratégicos de autoabastecimiento. Además, promoverá las acciones en el marco de la economía nacional e internacional para compensar las desventajas propias de la actividad agrícola.
El Estado protegerá los asentamientos y comunidades de pescadores o pescadoras artesanales, así como sus caladeros de pesca en aguas continentales y los próximos a la línea de costa definidos en la ley.” Artículo 305, CRBV.
En los ritmos y tiempos que nos viene exigiendo nuestro momento, quienes hacemos vida y luchas gravitando en torno al IPIAT, compartimos las siguientes ideas, con la terca aspiración de que orienten el trabajo técno-jurídico con el que debemos saber acompañar a los amigos en la Asamblea Nacional en nuestra exigida participación en la construcción de coherencia ideológica-política-técnico-jurídica para nuestra Ley de Agroecología. Ello desarrollará cada arista y recoveco del artículo 305 de la CRBV, si sabemos profundizar allí.
Vale decir aquí que, si sabemos impulsarla, ésta podría configurar una 6ta Ley del Poder Popular.
En el ejercicio de ver desde el escuchar, que nos exigimos practicar, en los diversos encuentros con los que permanentemente atendemos nuestro cuento agroecológico, notamos los muchos re-clamos-sentidos que esta importante Ley deberá desarrollar. En ese sentido este papel es un simple llamado a escucharnos y a avanzar desde allí, cerrándole el camino a los intereses que los acumuladores de capital, depredadores de vida y uno que otros diversionistas ideológicos seguramente se empeñarán en manifestar.
Debemos encontrarnos-en ideas-fuerza. Estas son algunas:
El momento constituyente es permanente, es decir, se entiende como un continuo en nuestro proceso. Esto nos debe motivar para abordar cada momento político con enfoque revolucionario.
La agricultura sustentable es la Agroecología, no hay otra. Por ello el proceso revolucionario venezolano a lo largo y ancho del sistema educativo nacional acoge a la agroecología como la ciencia emergente que orientara los esperados cambios paradigmáticos que la agricultura tóxica nos impone, oprime y continua haciendo estragos agro-ambientales.
La Agroecología es la única manera de alcanzar la soberanía agroalimentaría desde una ética socialista.
Los agravios al Pueblo y a La Naturaleza son costosos, inevitables e irreversibles, desde el modelo de producción agrícola actual y ellos describen un problema de Estado. De URGENCIA mitigar.
La Agroecología define una agricultura por la racionalidad de la dinámica de los agroecosistemas, una distribución de los alimentos por la vida, una sociedad en co-evolución con el orden ecológico natural, es decir, por siglos de actividades agrícolas, se han posesionado y han definido su propia resistencia, con-sustanciada con las razones culturales de nuestros pueblos para el fortalecimiento del poder popular de cualquier sociedad.
La Agroecología NO es “La Alternativa” ES Nuestra Vía, la vía de la Vida.
La Agroecología es una agricultura que se fundamenta en los procesos de autogestión.
Lo técnico-jurídico debe reconocer los procesos que vengan demostrando avances en la práctica agroecológica. Los productores agroecológicos son y serán, activos sujetos políticos.
En primer orden, lo técnico-jurídico de nuestro proceso responde necesariamente al sentido de justicia eco-lógico que vienen demandando los sujetos sin voz en ese ámbito. Allí, La Naturaleza, La Infancia, El Excluido de alimento -allí en donde esté en el mundo-, son sujetos en indefensión.
A la investigación agrícola, a la Ciencia, se le debe exigir acompañar en la construcción de conocimientos para la Ciencia Agroecológica.
En la RBV los alimentos no pueden ser objeto de prácticas de especulación financiera. El Hambre ES La Violencia que sobre la humanidad desata el Sistema Financiero mundial. Por la tanto el deshumanizado accionar las transnacionales de los alimentos debe y tiene que ser regulado. La agroecología puede ayudar a tal magna pretensión.
Superando el enfoque productivista-rentista: La agroecología, Tecnológicamente, SI puede alimentar al mundo.
La Agroecología debe ser atendida por las Instituciones del Estado Venezolano y la Banca Privada, con prioridad en los apoyos previstos en las políticas de financiamiento integrales al productor.
La Carta Agroecológica de Oaxtepec, una mirada crítica a la Carta de La Tierra, nuestras cinco leyes populares y el andamiaje de leyes creadas en la revolución bolivariana, de entre otras muchas propuestas, resultarán en insumos para potenciar la exploración de sentidos para/en el trabajo por la Ley de Agroecología de la RBV, garantizando el darnos el derecho de pleno acceso a los alimentos y pasar con hechos hacia la debida Soberanía Alimentaria.
El IPIAT invita a sus miembros fundadores, amigos y sectores de verdad comprometidos con la soberanía agroalimentaria nacional, a debatir sobre la confección de la Ley de Agroecologia el próximo 5 de noviembre en la ciudad de Barinas, Venezuela.
¡EN VENEZUELA LA AGROECOLOGIA NO TIENE VUELTA ATRAS!
Email: ipiatropical@gmail.com