A propósito de la reunión regional de la OMPI

Se prohibe tomar barcos por asalto

Aunque sí es lícito vestirse con un pañuelo en la cabeza, usar parches en el ojo, patas de palo cuando le falte una, y hasta ponerse loritos sobre el hombro.

Recientemente un movimiento revolucionario africano tomó por asalto una nave gringa, tuvo a la tripulación como rehenes por un tiempo y al final todos los asaltantes fueron asesinados menos uno que, por suerte o quién sabe por qué, quedó vivo. Aunque estoy de acuerdo con todos los movimientos revolucionarios que se enfrentan al imperialismo, no apruebo eso de tomar rehenes gringos y quedarse varios días negociando, porque además de consideraciones humanitarias el imperio no negocia y el destino final es lo que ocurrió en el caso que he citado. La piratería naval no paga. No a la piratería

Pero copiar, bajar, o bucear contenidos culturales en la Internet, poner a sonar discos en una fiesta, prestarle un disco a un pana, copiar un libro o hacer una obra derivada no es piratería y por lo tanto no es delito, a la luz de todos los convenios internacionales que garantizan el derecho al libre disfrute de la cultura. Lástima que esos convenios no sean vinculantes, como sí son los que la restringen, como los ADPIC de la Organización Mundial del Comercio, que incluso dispone medidas punitivas contra el país que no proteja los intereses de las disqueras transnacionales.

En ese saco de ladrones de la propiedad intelectual es que quiere la OMPI meter los conocimientos ancestrales, folklóricos y genéticos de los países del Sur y para eso es la reunión que tienen en Caracas este jueves y viernes. Quieren, y así lo declaran en su página web, generalizar algunas consideraciones sobre propiedad intelectual que fueron incluidas en los TLC que algunos países mal gobernados firmaron, quieren convertir nuestros conocimientos ancestrales, la medicina tradicional, nuestras costumbres y hasta nuestra historia genética, en mercancías vulgares y silvestres para poder comerciar con ellas, metiéndolas en figuras jurídicas que ellos inventaron y que les permitirán monopolizar sus negocios con lo que es nuestro, si se lo permitimos.

Confío en este gobierno y espero que asuntos tan profundamente nuestros como ese, si fueran discutidos, sea dentro del ALBA y Unasur, en familia, con el fin de protegernos del monstruo transnacional que quiere succionar hasta el ADN de nuestros antepasados.

andrea.coa@gmail.com


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Andrea Coa


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