Las embajadas son centros de conspiración política y terrorismo en Venezuela

En el tablero geopolítico actual, las embajadas han dejado de ser simples enclaves diplomáticos para convertirse en centros estratégicos de vigilancia, influencia y conspiración en una guerra creciente, coordinada y subrepticia de los países ricos para mantener su hegemonía. Su función tradicional como eran representar intereses nacionales legales y manifiestos, conjuntamente con facilitar relaciones bilaterales es solo una fachada para ejecutar hoy operaciones encubiertas que articulan redes de espionaje político, tecnológico, social y protección del narcotráfico.

En países con alto espíritu de soberanía como Venezuela, las embajadas de las grandes potencias operan en un ecosistema de sospecha defensiva necesaria que los países soberanos deben crear y desarrollar contra ellos. Todo esto con una desventaja evidente para Venezuela, como es no solo los recursos bélicos y financieros que ellos disponen, sino que tienen siglos de experiencia en intrigas, reuniones secretas y conspiraciones internacionales por lo que sus embajadas son centros permanentes de defensa de sus intereses de dominación sobre el país.

No podemos bajar la guardia en ningún aspecto en Venezuela, pues sus embajadas son centros de escucha, otras, plataformas de coordinación, y todas protegen a los opositores de los gobiernos que están perseguidos por la ley nacional. A estos opositores entre los cuales debemos incluir como el gran peón de esos países, María Corina Machado, a la cual no solo se le brinda el servicio de espionaje sino que se le apoya con información lograda con interceptaciones telefónicas o vigilancia digital la cual incluye el mapeo de vínculos, la infiltración en movimientos sociales, y la activación de narrativas desestabilizadoras. Además según algunos sospechan a ella se le protege especialmente por tener ciudadanía de Estados Unidos lo que la limitaría en su accionar politico en el país.

Es conocido que en la sede de la exembajada de Estados Unidos permanecen trabajando para los intereses de ese país 150 personas a las cuales se le han agregado 20 personas más desde el mes de marzo, dirigidas por María Corina, creando por whatsapp una red de unas 140.000 personas que son el núcleo de la contrarrevolución y del terrorismo en el país, por lo cual fueron felicitados por el propio gobierno de Estados Unidos. Esto es conocido y elaboré un artículo hace unos días sobre ello.

También proporcionan apoyo discursivo elaborado con nuevas tecnologías comunicacionales a fin de tener siempre a la mano nuevas peroratas que impacten en el público venezolano e internacional con el fin único, destructivo, de crear zozobra y consternación. Jamás esperen algo bueno de María Corina.

En un contexto nacional tan defendido por los venezolanos, las embajadas extranjeras de los países ricos constituyen una red internacional encargada de suministrarles a Estados Unidos, recibir y enviar información que impulsen sus ambiciones imperialistas y de saqueo nacional por lo que están conectadas con intereses geopolíticos, alianzas ideológicas y tecnologías compartidas. En esta división internacional del trabajo terrorista entre las embajadas, algunas operan en inteligencia colaborativa, compartiendo información sobre actores locales, movimientos sociales y dinámicas electorales. Otras actúan como centros de activación narrativa, amplificando denuncias y elaborando cuentos varios, legitimando liderazgos opositores o deslegitimando procesos institucionales.

La estructura de esta red no es visible, pero sus efectos sí lo son: cambios súbitos en el discurso público, filtraciones estratégicas, movimientos diplomáticos sincronizados, titulares e información en los medios también sincronizados, en fin desde las embajadas se dirige, organiza el plan y las acciones que deben ejecutar la derecha extrema en Venezuela.

El desafío político es grande, con varias facetas, por un lado, evitar que la diplomacia siga siendo fachada para operaciones encubiertas y por otro, todos debemos reconocer que en este contexto de cambio revolucionario las embajadas contrarrevolucionarias son espacio de conspiración y ataques.

En épocas de ataques y asedios, el pueblo de Venezuela no puede ver a las embajadas como una presencia neutral, todas ellas están unidas para proteger a las elites, los ricos y los poderosos, denigrando de quien se les oponen, los trabajadores, los pobres y los marginados, por lo que debemos estar claros de nuestro papel, proteger la soberanía con diplomacia, decisión y fuerza.

A la contra revolución diplomática debemos responder con la diplomacia revolucionaria.



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Oscar Rodríguez E


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