El peronismo no estaba muerto en Argentina

En las recientes elecciones en Buenos Aires, el peronismo ha demostrado que no solo está vivo, sino que está presente como la fuerza importante que es en la política argentina, dejando a un lado los cuentos, que como una lluvia pertinaz hablaban de su declive. Y es que en medio de la expectativa en que se estaba, no solo Argentina sino también América del Sur esperando los resultados, expectativa ante una derecha que hasta ayer parecía invencible, se pudo notar que algo está cambiando en Argentina. Y es que Argentina es un gran país y no tiene por qué dejarse gobernar por cualquier vivián.

Y no sin cierta incredulidad, dada las continuas palizas a las que el peronismo ha estado sometido internamente por Fernández y Massa, que no son peronistas, a medida que se conocieron los resultados, se comenzó a respirar. Un respiro de esperanza y de lucha por lo que viene. Porque se interpreta que la victoria de candidatos alineados con el peronismo reflejó un deseo de la estabilidad social y de la política perdida y que es un reconocimiento de que este movimiento se sostiene en raíces históricas de la cultura argentina.

Al final se logró demostrar para todos y creo que se seguirá demostrando en los próximos días que la derecha en ninguna de sus manifestaciones tiene nada positivo que ofrecer a los países en términos de bienestar económico, soberanía, bienestar social y cultural. Y después del bien perdido muchos grupos sociales en Argentina se dieron cuenta que durante el peronismo esa política social y económica era el cemento que unía a la población del país, principalmente a los sectores populares.

Quizás por ello durante la campaña, el peronismo se esforzó por destacar sus logros pasados, así como su mayor disposición y capacidad para abordar las problemáticas actuales que se enfrentan así como a interpretar el sentir de todos, inclusive empresariales, que no ven el beneficio que las políticas capitalistas a ultranza tienen, no solo durante este gobierno de Milei sino también el de su otro yo que es Macri, que tiene mucho más tiempo destruyendo argentina.

En una economía que aún lucha por recuperarse de crisis anteriores que fueron acentuadas por un gobierno sin lo social, muchos votantes se sintieron atraídos por principios fundamentales del peronismo. Este enlace con sus bases, superó la estrategia comunicacional de la derecha para acentuar las divisiones peronistas y permitió que el movimiento resonara positivamente en el electorado.

El papel de la oposición fue igualmente decisivo en el desenlace electoral. Muchos votantes, cansados de políticas que percibían como desconectadas de su realidad cotidiana, decidieron volver a mirar al peronismo como una alternativa viable. Los altos índices de inflación, desempleo y la precariedad laboral llevaron a una creciente frustración entre la población que, en busca de soluciones, optó por el regreso de un liderazgo identificado con la defensa de los derechos sociales.

Tampoco hay que pasar por alto que fue una cantidad considerable de personas las que se sienten todavía atraídas por el discurso capitalista que acusa al estado de los males argentinos. Que lo diga un empresario que espera captar los recursos de estado para su beneficio se puede entender, pero que lo sostengan empleados del estado plantean la necesidad de elaborar un discurso más convincente por el peronismo.

Además, la movilización de las bases peronistas fue cardinal. Las organizaciones sociales y sindicales jugaron un papel protagónico en la captación del voto, activando redes de apoyo y convenciendo a aquellos que se sentían desilusionados por anteriores promesas incumplidas. Los encuentros y asambleas revitalizaron el compromiso con el movimiento, demostrando que la identidad peronista sigue siendo relevante.

Podemos decir que hoy y tras los resultados de las elecciones en Buenos Aires han puesto de manifiesto que el peronismo no estaba muerto y que ante las políticas antisociales de Milei y Macri es la única opción relevante en la vida política del país. Con la unidad del peronismo y de la nación puede que en un futuro, que esperamos sea pronto, llegar a niveles superiores de eficacia, eficiencia, tradición y modernización y llenar así las expectativas de la sociedad argentina. El peronismo no estaba muerto estaba de parranda, donde vuelve a ser una fuerza poderosa en el juego político electoral.



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Oscar Rodríguez E


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