Los gringos no necesitan tribunales, allá condenan, ejecutan, mandan a prisión y electrocutan a quienes la televisión, la radio y la prensa señalen como culpables y por más increíble que parezca, la mayoría del pueblo les cree.
No me lo contaron, desde niño conocí la sociedad, el idioma y las costumbres de los Estados Unidos de Norteamérica, felizmente no fui adoctrinado pues crecí en un hogar marxista, sin embargo puedo subrayar desde el estudio y la experiencia, la praxis general que la élite de ese país le inculca a las burguesías del mundo para dominar a los pueblos, se trata de la destructiva “lengua imperialista”: Demonizar, satanizar y criminalizar al adversario es tradición macabra de los consorcios yanquis; su terrorismo mediático sirve para crearle una nefasta reputación artificial a las víctimas y una vez logrado su objetivo, deja de importar que el sujeto actúe bien o mal, pues ya la mitad de la opinión pública estará contra él y la otra mitad le tendrá desconfianza. Así se logra la destrucción moral del perseguido, no por sus actos ni por la verdad, sino por la matriz creada en su perjuicio, es decir, el desprecio que lo rodea por las difamaciones mediáticas. De modo que si usted dice en EEUU que la sociedad del Dalai Lama reprime a las mujeres, el 80% de la gente dirá que usted está loco, aunque la verdad no difundida es que en el Tibet hay misoginia (odio a las mujeres) y subsisten formas de esclavitud; mientras que si se acusa al presidente Hugo Chávez de ser un dictador, pues en la tierre del Tío Sam muchos creen que los venezolanos vivimos en una dictadura.
(*)Abogado. Constitucionalista y Penalista. Profesor Universitario
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