“La verdad existe porque existe la mentira”

Sin tapujos

“La verdad existe porque existe la mentira”

Durante años, desde aquella vez que encerrado en una jefatura por Petare pude escuchar a los presos políticos hablar dentro de esa celda olorosa a orine y a cigarrillo barato, de sus sueños, de lo que anhelaban para una sociedad justa y equilibrada, descubrí que esos pensamientos, esas ideas dentro de un recinto carcelario, no eran más que utopías de encarcelados. El tiempo me ha dado la razón: quienes opinan de política, quienes se creen sabios e intelectuales de la política, son los mismos presos a los que acompañé desde la tarde del 22 de enero de 1958 hasta la madrugada de un día después siendo un niño. Cuando Pérez Jiménez se fue y los presos salieron a las calles, hubo un revuelo de gozo indescriptible, que igualmente se apoderó de todos los que antes hablaban de justicia y equidad. El hombre libre es un pájaro que vuela junto a su imaginación.

¿Dónde anda el hombre justo, el hombre de límpido pensamiento que pueda equilibrar sus ideas con las de su congénere e ir en busca de la realidad? Los mismos hombres que fumaban, maldecían, reían y decían groserías contra Pérez Jiménez detrás de los barrotes, ¿adónde se fueron? ¿Por qué se sigue hablando de la misma injusticia después de tantos años? ¿Hombres frustrados, estúpidos carcamales, necios e indigentes pensantes que murieron junto a sus células cerebrales?

Melifluos y vanidosos, el pobre infeliz no puede despegarse del cascarón de la mentira y de la inconformidad, para enderezar entuertos. Hoy en la prensa se escribe la misma mierda. Se retrata al mismo arlequín que quería cambiarlo todo en nombre de la democracia mientras la historia sigue en busca del barranco por donde inevitablemente ha lanzarse a regar de sangre los peñones del destino. La política se sigue escribiendo con la misma letra, con la misma grafía, con los mismos errores, porque al HOMBRE le conviene en su bochornoso creerse el máximo. Pero, ¡carajo Presidente Chávez!, ¿porqué tiene que ser así? Usted es tan visible como nuestro Waraira y en su cerebro existen los mismos microorganismo, el mismo humus que da vida a la cadena de montañas que nos vigilan con celo paternal, ¿por qué a esos hombres les ha sido tan difícil l reconocer que en la conformación anatómica de Chávez está aquél del cual se hablaba en las cárceles?

La política mediocre es huérfana para reconocer a quienes les brindan la mima oportunidad de ser hijos. Pero eso tiene un fin: la alharaca, el ruido, el pantallerismo, la mediocridad. EL HOMBRE del cual se hablaba en las cárceles para darle al pueblo venezolano el respeto, la fe y despertarle el amor, es HUGO CHÁVEZ FRÍAS. Lamentablemente tiene a su rededor a los ex presos, a los que se nutren de engaños, a los que engordan sus cuentas, a los que desde los cargos que les ha dado el Estado, han engañado la confianza del HOMBRE.

En muchos ministerios, en institutos los hombres de la alharaca continúan haciendo lo de siempre; soñar, trayendo al presente al poeta que les enseñó que “los sueños sueños son” y así va pasando el tiempo. No tienen la sufriente capacidad para admitir que el puesto otorgado les queda gigante, que no poseen dentro del casco cerebral la coherencia, la simetría, para aceptar la derrota. No son capaces de poner el cargo a la disposición del jefe, porque la nostalgia del tiempo ido les llega con su innoble carga. Son ineficaces, ignorantes, retrógrados, pero no se miran al espejo. Prefieren seguir engañando a Chávez, y un carajo les importa recibir la reprimenda semanal a través de la televisión; se han convertido en masoquistas, gozan la “lluvia de oro” que les cae en las espaldas, después se van y ríen.

El hombre de la lucha está aquí, el ser humano lleno de bondad e inquebrantable fe en lo que hace está ahí en Miraflores, es el que siempre anheló la patria para guiarla, pero los inauditos de la ineficacia, los trogloditas de las penumbras, no quieren irse detrás del telón. Siguen incólumes, ínclitos, estáticos en los cargos desde los cuales no aceptan ni una micra de dignidad para rendirle cuenta al presidente Chávez. Los Miquilenas, los Falcón, los Badueles, los que hablaban mierda en la cárcel de mi niñez, siguen aferrados en sus cargos, mientras el luchador, el hombre justo bolivariano, el de la tempestad y la historia, continúa preparando su agenda a ver como hace para ir personalmente a las alcaldías de la revolución, a las ídem gobernaciones, a los ministerios e institutos, a mirar como funciona las cosas. ¿Después de buscarlo durante tantos años, el residente de la república tendrá que ir al INCES a escuchar como se preparan los obreros para ir a votar el 26-S, mientras lanzan sapos y culebras contra la señorita Érika Farías a la que consideran ineficaz y parte de aquellos que en las cárceles hablaban paja y más paja.


aenpelota@hotmail.es


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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