En relación al himno del Zulia

“El pensamiento histórico no es

 discursivo, es decir, que no llega

 a sus conclusiones aplicando conceptos

 generales a casos particulares, sino que,

 en cierto sentido, es intuitivo”

 W.H. Walsh

 

 He recibido un correo de mi dilecto amigo Ing. Iván Darío Parra, con una narración breve pero precisa i cierta, sobre el Himno del Estado Zulia, el cual dirige solamente a sus amigos el poeta Manuel Martínez Acuña, a Manuel Pulido i a mi persona, posiblemente considerando que no lo hace como un artículo de prensa o por Internet, cuando es interesante de conocer sobre todo por los zulianos i más concretamente los marabinos. Por eso de antemano le solicito permiso para comentarlo públicamente, con un agregado interesante desde el punto de vista histórico. Allí expone Iván, cómo, el 29 de abril de 1909, el presidente del Estado Gral. José Ignacio Lares, promovió dos concursos para elegir la letra i la música “de un himno que cantara las glorias zuliana, lo que despertó grande entusiasmo entre poetas y músicos de la región”- Así se formaron dos jurados, uno para la letra integrado por Eduardo López Rivas, José Antonio Chávez i Clodomiro Rodríguez notables personalidades de la intelectualidad zuliana. López Rivas, por ejemplo, fue un educador i periodista de inmensos méritos; luchador incansable i de los primeros verdaderos defensores de la libertad de expresión en el Zulia, donde fundó varios periódicos i revistas, destacando sobre todo El Fonógrafo I SU MEJOR OBRA El Zulia Ilustrado que precedió incluso a El Cojo Ilustrado de Caracas. El Dr. José Antonio Chávez, fue un notable abogado de Los Puertos de Altagracia que se desempeñó en muchos cargos importantes en el foro zuliano, aunque además era músico (tocaba flauta i guitarra i era compositor) i, participó como tal en el segundo concurso. A él voi a referirme luego, respecto a las aclaraciones que expondré, en busca de una investigación. Clodomiro Rodríguez, fue un educador de primera calidad, amigo personal del Dr. Raíl Cuenca, tuve ocasión de conocerle mientras estudiaba bachillerado en “casa de Cuenca” como le decíamos al Colegio i me examinó en Literatura junto a mi profesor de esa materia Ábrego Montero. Clodomiro Rodríguez, además, fue padre del médico Dr. Héctor Rodríguez Boscán, profesor nuestro en aquellos tiempos, en Educación Artística i otras materias. Ese fue el jurado para la letra, saliendo triunfante la del poeta Udón Pérez, quien debe saber la gente, cursó las carreras de Medicina i de Abogacía, las concluyó i no quiso recibir los títulos, pues su pasión fueron la poesía i su ciudad natal a la que llamó “Maracaibo mía”. Su letra comienza “sobre palmas y lauros de oro” i ganó sobre su inmediato seguidor el extraordinario Dr. Marcial Hernández, aquel que en una ocasión exclamó en un discurso “El Zulia entre la noche relampaguea”. Sin embargo, al lado de la letra triunfal, la música no tuvo éxito; fue declarado desierto el concurso, por un jurado integrado por los señores Leopoldo Sánchez, Marcos A. Ramírez Araujo i Joaquín Baralt. Los veredictos se dieron el día 5 de julio, la conocida fecha nacional.

 Por este motivo, indicación de la seriedad i conocimiento musical del jurado que no cumplía simplemente por cumplir, lo mismo que el de la letra, sobre la cual se hizo una observación respecto al género gramatical de nos versos, i que fue acogida por el poeta Udón. Eso lo cita en su detalle, mi amigo Iván.

 Ahora bien, sobre la música, transcribo lo que dice Iván en su interesante escrito: “Respecto a la música, el jurado declaró desierto el concurso por considerar que las siete composiciones presentadas, <ninguna satisface, de una manera absoluta, la condición que debe caracterizar un himno patriótico, de entonación enérgica y elevada, capáz de excitar el ánimo>. Por esta razón el Ejecutivo regional, con la misma comisión, abrió un nuevo concurso para la selección de la música del himno”. En esa segunda oportunidad, sigue diciendo Iván, participaron trece composiciones de las que se seleccionaron seis, que parece si tuvieron la marcialidad exigida. Entonces, el Dr. José Antonio Chávez que como sabemos era músico i compositor i ya se conocía la letra del himno, se decidió a participar en el concurso resultando ganador. I el accésit correspondió a otro músico i compositor mui reconocido, como fue el maestro Vidal Calderón. Se dice que participó también Eduardo Perich, que según citan Luis Gmo. Hernández i Ángel Parra en el Diccionario General del Zulia (una obra extraordinaria) “según los entendidos, debió ser el ganador porque su composición era de típica factura marcial y épica y estaba mejor concebida melódicamente”.

 De este modo, el 15 de agosto de 1909, aniversario del descubrimiento del lago por Alonso de Ojeda, por decreto del presidente del estado, se declaró oficialmente el Himno del Estado Zulia, letra del Udón Pérez i música de José Antonio Chávez, además de reglamentarse su uso.

 Aquí, entonces, empieza mi observación, con el simple deseo de que se investigue i se aclare una duda que tienen algunas personas, emparentadas políticamente conmigo, por hacer sido esposo de una hija del Dr. Ramiro Antonio Finol Ortega, notable docente, farmacéutico, químico i de las personas que marcaron mi vida con su ejemplo de persona recta i honesta a carta cabal, como se dice. Ramiro Finol, fue reconocido durante la pasada IV República, no por su condición de político sino de científico. Profesor de Química por muchas décadas en el Liceo Baralt de Maracaibo, era el creador de la tinta electoral indeleble que impuso por varias elecciones, como triunfador en serios concursos, en los cuales en ciertas ocasiones concurrieron hasta ochenta muestras, provenientes de diversos países del mundo, especialmente de Alemania. El Dr. Valencia Parpacén, gastroenterólogo de Caracas i reconocido como químico también, era especialista en quitarse toda mancha de tinta electoral; i con la única que no pudo, fue con la del Dr. Finol, un hombre que además, publicó un libro sobre un pozo de gasolina natural en el Estado Trujillo, porque era un petróleo superliviano, i hasta lo probó echándolo en el tanque de su automóvil i funcionó normal. De eso, no he vuelto a tener noticia alguna. Se lo recuerdo a mi amigo Manuel Ramírez i puedo conseguirle un ejemplar del libro.

 Ahora bien; su mamá, la Sra. Carmela (le decían Carmelita) Ortega de Finol, era una extraordinaria pianista que no pudo viajar ni tener la suerte de Teresa Carreño, pero fue una excelente figura del teclado musical, dando docencia i además, acompañando con su piano a los artista que visitaban la ciudad, entre ellos un tenor italiano cuyo nombre no recuerdo si era Antonio, i de apellido Fletas, considerado un Plácido Domingo de aquella época o un Pavarotti. Parece que el tenor, la escogió a ella; con los años, padeció de artritis reumatoidea i quedó reducida a silla de ruedas i con malformaciones óseas, especialmente en las manos; pero así, en las Navidades de varios años, la escuché tocar con maestría el piano. De ella escuché, i luego lo repetían sus hijas Carmen i Raquel, así como del propio Dr. Finol que, el Dr. José Antonio Chávez, quien no dominaba del todo el pentagrama i la composición, recurrió a la señora Carmelita Ortega de Finol, para que le ayudara i que, según dicen, sobre todo la clave de Fa, la que imprime fuerza, marcialidad i requiere de instrumentos como el violoncello i el contrabajo por una parte, i de la tuba i el trombón por otra, fue obra de la abuela de mi ex esposa Mary, una mujer bella e inteligente que, aunque distante, quizá recuerde mejor estas cosas que contaban las tías sobre todo.

 Tengo, también, una bella nieta, Andrea Isabel, que ha sido conquistada por la música i en violoncellista de la Orquesta Juvenil del Zulia, quien en su alegría de juventud en el paraíso de la música, tiene un pequeño tatuaje en la muñeca, de la clave de Fa, como si el destino le hubiese indicado conservar el legado de su bisabuela. Lo cierto es que algunos familiares opinaban que honradamente, el Dr. Chávez ha debido poner: “música de José Antonio Chávez i de Carmen Ortega de Finol” porque ella fue la que aportó esa hermosa marcialidad o vigor, que tiene nuestro Himno del Zulia. De ello que opinen los compositores, músicos i personas con cultura musical. Solamente dejo la inquietud por la verdad i la justicia. I las gracias a Iván, por remover estos cimientos de patria grande i de patria chica. 

robertojjm@hotmail.com




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Roberto Jiménez Maggiolo


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