Odios Bizarros

1 El odio entre clases y subclases de una sociedad en su lucha por un estatus dentro del conglomerado humano cubre diversos ámbitos. En la mayoría de los casos se aplica desde un antiguo ejecutor de un oficio, de una antigua actividad humana o desde un miembro de un estatus social veterano hacia un principiante en el estatus, porque le hace competencia en su oficio, en su actividad o en su estatus social mismo. Ese odio extraño es ejecutado por un veterano del oficio principalmente hacia el novicio, hacia el principiante a quien le recrimina sus faltas de sutilezas y porque le recuerda al veterano su pasado de principiante, que lo fue, o le recuerda los albores de su "mísera" profesión, su misera situación o su estancia infame en la vieja clase donde estuvo. En esencia es un renunciar voluntario de un mal recuerdo o de su pasado que lo persigue donde vaya!

Por ejemplo, el Banquero odia al Prestamista porque ve en él a un advenedizo que no tiene su pedigríen el arte de 'espelucar' al pobre y al necesitado. El prestamista le devuelve su verdadero rostro al robo institucionalizado, ejercido por el banquero y muestra el verdadero significado de su miseria en toda su magnitud, dirección y sentido. Lo odia porque lo hace demasiado evidente. Claro no se da cuenta que en él el tamaño es lo que vale!.


Claro, el banquero lo ve como un advenedizo abusivo, porque le recuerda a él mismo sus viejos tiempos, sus vicios ocultos de hambre por el dinero fácil y por lo miserable de lo que es su actitud, y ahora, que ya tiene suficiente respeto social, después de haber robado bastante, se ve a si mismo como desde una posición altruista de humanista samaritano, de filántropo de los impuestos. Lo ve como un ́choro ́, como un "lambúcio" poco ortodoxo que no tiene clase ni modales para robar con delicadeza. En cierta forma, el Banquero ve en el Prestamista "su retrato de principiante" y se apena de verse a si mismo puesto en escena por otro, porque cuando lo fue nunca exteriorizo su misera actuación. El prestamista, en cambio, actúa de forma rústica, le obnubila el resplandor del dinero fácil y sin sudar y no obstante envidia al banquero porque éste disfruta de una aceptación y consideración institucional y social que se le niega a él mismo. El prestamista ve al banquero crudamente no sólo como a un hipócrita sino como un colega mafioso que se esconde dentro de un cuello blanco.

2 Igualmente el Corrupto odia al Ratero porque éste no sabe disimular como lo hace, por ejemplo, el profesional ADECO de cuarenta años de experiencia. Odia igualmente al "choro de barrio" que usa pistola o cuchillo porque no tiene modales ni disimula con lo cual termina perjudicando al gremio. Mantiene su respeto hacia el Ladrón profesional y hasta lo envidia. El Ladrón profesional en cambio odia al Corrupto porque teniendo agallas, él no tiene ni la sutilidad ni la entereza que le da al corrupto la practica de su arte durante tiempos prolongados como "servidor publico" profesional sin muchos sobresaltos y hasta respetado. El ladrón profesional en cambio odia al ratero porque éste le delata sus practicas de primeros sus tiempos.

3 Igual que la Prostituta variopinta, que le recrimina a la Esposa infiel el vendérselo a un querido por infantilismos de amor o por un espasmódico placer. Ella en cambio, sale a trabajar para mantener el estatus de sus debilidades mercantiles, para su chulo y para su progenie, no a la bajeza de pegarle cachos al marido que trabaja para ella! En cambio, la esposa infiel, desprecia a la prostituta porque vulgariza el oficio del amor furtivo, ya que se vende con fingida lujuria, por el cochino dinero. No como ella que no sólo lo hace por las mieles del amor y la ternura sino que se juega el pellejo y su dignidad por el amor de su amante.

4 Al Burgués se le olvida que un día la Realeza Medieval lo tenía relegado al vasallaje, que es como decir a la nada, a simple artesano de oficios, a su bufonería. Cuando esta clase sojuzgada logró dominar la gran industria y desplazar del poder a la realeza del dinero, empezó su metamorfosis hacia su estado de parasitismo endémico. Abandono su crisálida social y se transformo en el avispón guerrero del barrio global!

Una cosa que si hará el burgués con verdadero placer y esmero es ignorar a la clase que lo avasalló durante años y hasta dirá que es algo 'folclórico" que se necesita para atraer turistas. Su canallesca complicidad la hace considerar a la realeza como parte de una subespecie de la producción del dinero llamada "patrimonio histórico". Esta clase burgués domada y adoctrinada pronto renegó de su pasado difícil y empezó a odiar a todo el que se lo recuerde.

Por eso el burgués odia al profesional clase media, porque le recuerda su pasado artesanal "todero" y hará lo imposible para bloquearle el paso, lo dividirá, lo especializara, le dará títulos, eso si, le mantendrá la falsa esperanza de que llegara a su nivel económico algún día y hasta producirá las excepciones necesarias que justifiquen la regla.

La realeza, en cambio, desprecia siempre a la burguesía porque le plagio su estatus económico y quiere suplantar la majestad que no tiene la altura de su estatus de clase.

5 La clase ́mascota ́ de la burguesía es llamada cariñosamente por esta con el engaño semántico de ́clase media ́. Es una especie de singularidad bufonesca dentro de un espacio imaginario!

La clase media vive con sus amos, los burgueses, es un estado permanente de enajenación ideológica. La une al poder un amor perruno que la mantiene en una manifestación hormonal de enfermedad no clasificada denominada ¨delírium trémens orgásmico". En ella las ordenes de arrastrarse la hacen brotar sus espasmos amorosos con tal desenfreno que la metáfora visual mas elocuente es cuando uno picotea una lechosa tierna. Pero también la clase media es la soldadesca burguesa en las luchas ideológicas por el poder contra el obrero explotado. La burguesía conserva estas mascotas bufonescas porque aprendió la lección en sus luchas contra el señor feudal y no quiere que le "aserruchen" su estatus de clase que tanto le costó como ella misma lo hizo con su señor feudal. Tiene que esperanzada.

Luego de que la clase media, y hasta medio toche, se la cree y en el éxtasis de su delirio ya se auto piensa parte especial en el Olimpo de la Burguesía (que lo mira de la misma forma que mira a su perro Miniatura Pinscher cuando éste le distrae su atención), entonces empieza también a odiar al obrero. Claro, la clase media mantiene relaciones perrunas con sus opresores burgueses y hasta se cree su igual y de vez en cuando para demostrarle su devoción desmedida le ladra al obrero. Le es fiel a su opresor, ignora sus desplantes y se le hace la loca a sus desprecios.

La burguesía acostumbrada a sus controles industriales, mantiene un férreo control sobre su soldadesca Clase Media porque es parte de su aparato de ideologización de guerras asimétricas.

En cambio, la clase media, mira instintivamente con desdén al obrero porque este le recuerda su estatus ante la burguesía. Le recuerda sus tiempos de artesano y porque este ser ́inferior ́, el obrero, es el que hace de todo, tiene habilidades manuales e intelectuales múltiples diversas, variadas e innatas, No como aquella que en su metamorfosis la burguesía le especializó su desempeño y ahora sabe solo muy poca parte dentro de una división conveniente. Las demás habilidades le "ensucian" sus manos llenas de mono-destrezas y semi-habilidades. Para ella el arte, la patria y la cultura son "rusticismos" y "primitivismos" de atraso que no producen "progreso" y si lo hacen son muy poco "eficientes", nada "eficaces" y supremamente poco "desarrollados". Si acaso éstas 'bisuterías' propias del subdesarrollo representarán "recursos" para la "inversión" fuera de todo significado espiritual.

valerajo@gmail.com



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José Cristóbal Valera Pérez

Ingeniero electricista. Profesor del Departamento de Física.Ciencias ULA Fundador de la Web ¨Chávez Ahora¨Fundador del Circulo Bolivariano de UK Miembro de los Círculos Bolivarianos Europeos.

 valerajo@gmail.com      @valerajoula.ve

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