La moda izquierdista de guardar silencio

Los tiempos que corren, son definitorios del rumbo que lleva nuestro proyecto de país, hay algunos dislocados que pretenden erigirse como artífices de lo nuevo y en el fondo solo representan la continuación de un esquema que creímos haber superado, pero que; ante las dificultades que nos toca enfrentar, reaparece con mayor fuerza. Ese esquema al que hacemos referencia esta expresado en el carácter estrictamente representativo de quienes en esta coyuntura turbulenta toman decisiones y prescinden de los principios constitucionales de la participación protagónica del pueblo.

Hemos visto en los últimos tiempos, actitudes que ponen en tela de juicio el talante "revolucionario" de quienes convertidos en defensores a ultranza de la gestión de tal o cual burócrata, niegan toda posibilidad de construcción colectiva y limitan a su apreciación individual y su discrecionalidad política la interpretación de la realidad y por tanto dimensionan dentro de sus parámetros subordinados, la concreción de la verdad.

Así, nos encontramos en todos los espacios de discusión y de participación, a cualquier cantidad de filibusteros que tienen piel muy sensible y que ante la postura crítica de cualquier camarada, no duda en lanzar sentencias, epítetos e improperios que lo lleven a creer tener siempre la razón. Por esas y otras razones aparecen de cuando en cuando, cada vez con más frecuencia, estos personajillos encargados de negar la realidad que cada uno de nosotros vive, para eso se vale de su acostumbrado rosario de letanías "traidor, agente de la cia, contrarevolucionario, quinta columna, le estas haciendo el juego a la derecha" entre otros.

Ese mismo personajillo, surgido de los negociados y el tráfico de influencias, surgido del pago de favores, por acompañar a su jefe en alguna campaña política, o por ser militante de la corriente de turno en el poder, casi siempre se divorcia de la dinámica social y comienza a jugar el papel de cortesano, para impedir que el rey se entere que está desnudo.

El sujeto que describimos aquí, es el mismo que se mete la lengua en el bolsillo y se le acaba la tinta cuando toca analizar temas que tienen que ver con el desempeño de sus "superiores", esconde la cabeza como el avestruz y se viste de sonrisas frente a las decisiones equivocadas e incluso aplaude su propia sentencia de muerte, si el verdugo es quien paga el salario o lo mantiene en los espacios de privilegio, en los que goza el resultado de luchas que no ha hecho, y adquiere condición de intocable.

Este mismo "camarada" hace mutis cuando los ladrones se llevan los reales de un central azucarero, cuando los enanos crecen y las tribus judiciales no los pueden esconder, calla cuando se pierden miles de millones de dólares y no hay quien dé la cara, se hace el boludo frente a la imposición de candidaturas rechazadas por la militancia, no dice ni pio cuando los liderazgos obreros son perseguidos, ve para otro lado cuando las instituciones obedecen ordenes de impedir la participación política de quienes no estén alineados, acusa de traidor y banaliza las posturas políticas de la gente que si ha luchado y tiene moral suficiente para opinar y proponer.

Ese personajillo rastacuero y comejobo es quien se viste de adulador y aplaude como foca decisiones que dejan ver el carácter neoliberal de las últimas medidas, y se encarga de justificar ante la opinión pública, la "conveniencia" de tales acciones. Aunque ello implique desviar el rumbo del proceso que dice defender.

Ese mismo personajillo que parece salido de un cuento, medra en los espacios por donde transita el dinero y no pierde ocasión para sacar una tajada o beneficiar a sus allegados, tuerce de manera vil, las decisiones colectivas y las presenta en un alarde histriónico como parte de su lucha "heroica". Se hace pasar como referente infalible de la gestión gubernamental y encubre con consignas y franela la intención de sumar para su tendencia política.

Es claro que ante la situación que vivimos, se viene dando un proceso de decantación y eso nos da la gran oportunidad de identificar, ya no al personajillo, sino a una práctica instaurada por la forma de ejercer el poder como herencia divina y no como una delegación circunstancial, quienes no lo entiendan de ese modo, cometerán el mismo error de las elecciones pasadas, en las que los "izquierdosos estrafalarios" atribuyen a muchas razones rastreras los resultados y dejan de lado la ruptura con el modelo representativo,

A los izquierdistas puros, a los radicales libres, a los mariscales de quincena, a los próceres de oficina, a los guerrilleros metrosexuales, a los cagatinta y todo aquel que se sienta aludido en estas notas, los invitamos a tomar espacios públicos y debatir nuestros asuntos, que de una vez por todas los principios de la democracia participativa y protagónica, sea la esencia de nuestra construcción dialéctica, no tengan miedo que el pueblo es sabio y paciente.

 



 



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Henry Antonio Franco

Comunicador popular. Miembro del Colectivo Radiofónico de Petare y de la emisora Al son del 23 en Caracas

 ccdresistencia9960@gmail.com

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