A la ministra de Ciencia i Tecnología: La Ciencia i el país necesitan doctores en Matemáticas

“Las ciencias matemáticas y físicas,

además de ser modos especializados

del saber, forman parte importante

de la cultura que caracteriza nuestra

época”

Roberto Saumells



Escribo sobre este tema, no por cierta vanidad de intelectual, como tienen algunos o muchos. No soi matemático, pero sí filósofo de la ciencia bajo la segura conducción de dos hombres excepcionales: Jean Ladrière en Lovaina, Bélgica i Adolfo García Díaz, mi inolvidable profesor mexicano que me enseñó filosofía con pasión de buen maestro, por sus dotes intelectuales. I escribo también con la esperanza de que se lean estas reflexiones, principalmente en bien del país, de las nuevas generaciones i en la esperanza cierta que poseo, de que la actual Ministra de Ciencia i Tecnología Yadira Córdova, es una mujer inteligente, con preparación i, sobre todo, con la sencillez de quien posee conocimientos, pero que el saber es un camino sin fin; que necesitamos saber más cada día sin pretender ser sabios. A ella, con especial respeto, dedico estos artículos orientadores como humilde contribución a su importante gestión.



Desde que me gradué en filosofía, uno de los portentosos hallazgos de mi vida, fue conocer la formidable sabiduría i belleza que encierran las matemáticas. Como ya no tenía las capacidades para ser un matemático, además de cierta torpeza en la aritmética, porque para eso el cerebro debe estar condicionado desde niño, como sucede con el pensamiento abstracto i el ajedrez (en este campo ha habido verdaderos genios precoces a lo Mozart, como lo fue el excepcional cubano Capablanca) i porque no tuve buenos profesores en primaria i bachillerato, al conseguir en Filosofía que había dos años de una disciplina llamada Lógica Simbólica o Lógica Matemática, volvieron a mí los temores del bachillerato. Mas, fue tan metódica, firme i agradable la enseñanza, que mi ex esposa i yo salimos sobresalientes; luego hicimos cursos superiores en Lovaina i ella se hizo especialista i profesora de Lógica Simbólica i hasta escribió un libro. Sin embargo, lo que aprendimos fue Filosofía de las Matemáticas, lo cual fue fundamental para mi especialización en Filosofía de la Ciencia. Por eso, estos son caminos transitados i valoro lo que significan la matemáticas, con cuyo concurso hemos llegado hasta conocer los orígenes del Big Bang del Universo, como puede leerse en el descubrimiento del resplandor original, en la obra ARRUGAS EN EL TIEMPO.



Lo que también me impactó hace muchos, pero muchos años, fue un ensayo de Ernesto Sábato, ese extraordinario argentino en la ciencia i en las letras que, muchos conocen solamente como el literato, famoso sobre todo por muchas de sus obras, la más publicitada EL TÚNEL; pero que fue científico (lo he aclarado otras veces) pues hasta trabajó en el Instituto Madame Curie i fue profesor de Física Cuántica en la Universidad de la Plata, i uno de los hombres que le pidió no retirarse de la ciencia, fue nada menos que Albert Einstein. Ernesto Sábato desde décadas atrás, proclamaba que debíamos formar, no simples tecnólogos, para entender i contribuir a una tecnología prestada a medias, sino científicos en Ciencia Pura, Ciencia Teórica o Clásica, los cuales son los creadores de la ciencia aplicada o tecnología. I para formar esta clase de científicos, el instrumento fundamental son las matemáticas. Este fue el reto que se planteó Japón después de derrotado en la Segunda Guerra Mundial, i hasta en los mismos Estados Unidos (donde ganaron hasta premios) formaron miles de doctores en matemáticas. Lo mismo hicieron los países del Medio Oriente, i por eso era el temor de los norteamericanos de que pudieran tener armas atómicas i otras de destrucción masiva. Por eso a nosotros “nos prestan” pura tecnología; puros instrumentos que luego no sabemos ni reparar. Siempre he referido lo que me decía un gran médico zuliano pionero en Medicina Nuclear, el doctor Soto Pirela. Tenemos, (en su servicio hospitalario) tres instrumentos importantes descompuestos; no los podemos reparar, no por falta de voluntad o de dinero, sino que, el “técnico especializado” norteamericano, ya salió de allá, pero va primero a México, a Panamá i otros tres países, antes de llegar aquí dentro de cinco meses. I hasta en los enseres domésticos (radios, televisores, grabadores, computadoras, etc.) pasamos trabajo para conseguir quien repare esa nimiedades. Ahora lo sufrimos más con los tomógrafos, microscopios electrónicos, resonadores magnéticos, etc. o hasta con ciertos “cerebros” que traen los automóviles. Nuestros “reparadores” son simples cambiadores de repuestos, o lo que realmente tienen preparación para cosas mejores, son escasísimos.



Por eso, cuando en tiempos recientes, vemos jóvenes que destacan en matemáticas, solamente se les hace elogios i alguna nota de prensa o revistas, pero no volvemos a saber de ellos, cuando debían ser personas privilegiadas por la admiración i por ofrecerles todas la oportunidades del mundo para transformarlos en verdaderos genios o doctores en matemáticas. Si esos jóvenes tuvieran el apoyo que tienen los deportistas, beisbolistas, baloncestistas, pedalistas, etc., (que de paso lo mereces) todo sería mui diferente. En Venezuela, cuando Humberto Fernández Morán ganó el Premio “John Scott” (tan grande o más que el Nóbel) yo no recuerdo ningún regocijo social o de los medios intelectuales i de comunicación, pese a que le otorgaban una designación de Benefactor de la Humanidad, distinción obtenida por menos de 10 personas en ese tiempo, entre ellas Madame Curie, único ser humano en obtener dos premios Nóbel. Por eso hablaré en próximo artículo de dos jóvenes matemáticos distinguidos con premios internacionales, como David Eduardo Seguí Vásquez i Homero Martínez, homenajeados una vez en CorpoZulia donde tuve la dicha de asistir i conocerlos i saber que existen profesores coordinadores de estas jornadas matemáticas (Olimpíadas) como la profesora Estrella Suárez, coordinadora de los eventos; i más reciente aún, saber de cuatro jóvenes adolescentes, Gilberto Urdaneta, Félix Morales, David González i Josué Hayde, que obtuvieron primer lugar i medalla de oro en sus respectivos años o cursos, en la pasada Olimpiada Nacional de Matemáticas, quienes podrán integrar la selección para eventos internacionales. Todos estos muchachos son oro puro; diamantes sin tallar que debemos convertir en brillantes matemáticos, tanto aprovechables para la Ciencia Pura como para la Docencia Superior de Matemáticas en todas las Universidades del país. Uno de ellos, por cierto, que lo identifico como nieto de un querido e inolvidable compañero de estudio i colega médico ya fallecido, Simón Bromberg K., por ser hijo de una bella e inteligente mujer llamada Dinah Bromberg Aniyar de González. Para esta juventud brillante, seguidores de Pitágoras como dice la prensa, yo les deseo sean seguidores de Hilbert también i que nuestro Ministro de Educación Superior i nuestra eficiente Ministra de Ciencia i Tecnología, tengan presente la importancia monumental de las Matemáticas i de ese filón de oro que podemos conseguir en los que sientan pasión por ellas.

(Continuará)





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Roberto Jimenez Maggiolo


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