La Administración Pública como Motor de la Revolución

El Proyecto Nacional Simón Bolívar (PNSB),en sus siete líneas generales establece los aspectos estratégicos del Plan de Desarrollo de la Nación en todos los ámbitos. Esta Ley Especial de la República, enmarca un Proyecto de País orientado a la construcción del socialismo del siglo XXI. Los logros alcanzados en su primera fase de aplicación nos demuestra su viabilidad y pertinencia, transitando, eso sí, por caminos tortuosos y escenarios hostiles.La Administración Pública, como motor de la revolución, debe impulsar en todas sus partes, el cumplimiento estricto de su contenido, esto es: todos los entes públicos desde sus ámbitos naturales, comprometidos con la refundación de la Patria, acoplando y armonizando sus funciones y actividades en torno al PNSB. Reflexionemos, entonces.

¿Se ha asumido en la Administración Pública, en toda su extensión, este compromiso? Si no es así, ¿Cuáles son las causas? ¿Hemos adolecido de factores negativos que contravienen el PNSB? ¿Se ha evaluado suficientemente el carácter esencial del mismo?

Gravita en el sector público una fuerza considerable que se resiste al proceso socialista. Ellos inciden en desviaciones de las políticas públicas. Curiosamente, nuestro mensaje no ha permeado en un área de alta responsabilidad en lo atinente al desarrollo económico y social; y más nos extraña, cuando las estadísticas nos indican que el mayor segmento que compone este funcionariado se clasifica como clase “D”. Sin duda, es menester revisar las causas de este fenómeno, respetando siempre el derecho a divergir.

Incontestable es, ante este panorama, que los rectores de la Administración Pública Nacional, sin ambages, deben ser garantes de la aplicación del PNSB, así como la militancia socialista. Parafraseando a nuestro comandante: digerir y metabolizar al socialismo como fin supremo, interiorizarlo y llevarlo a la praxis.

Esto nos permite afirmar que sólo revolucionarios íntegros, sin un ápice, ni un vestigio o alguna sombra de los vicios de la IV República, serán capaces de acelerar el proceso transformador. Esto nos es otra cosa que, ir haciendo la revolución desplazándonos de la cultura capitalista a la socialista con una nueva ética, que confronte la corrupción y el burocratismo, males estos que desdibujan nuestro Proyecto Nacional.

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César E. Vargas


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