En escrito anterior nos referimos, muy sucintamente, al tema de la ética y la moral y su gran relevancia en nuestro proceso revolucionario. Abordamos el concepto de moral como complemento de la ética y la definimos como una línea de conducta individual armonizada con valores y normas que hayamos asumido en algún campo, respondiendo siempre a la apreciación de nuestro entendimiento y nuestra conciencia, pero que al identificarse con principios éticos ya establecidos se transforma, en lo adelante, en moral colectiva.
El gran reto de las fuerzas revolucionarias, radica entonces, en la conformación definitiva de una moral colectiva afianzada sobre principios y valores socialistas que nos permitan trascender el orden capitalista aún imperante.
La conciencia política y la unidad nacional deben sustentarse sobre la base de esa moral colectiva, cimiento que fortalezca las masas populares en lo ideológico y crean la voluntad inquebrantable de defender esta revolución de sus enemigos declarados en cualquier escenario, y de confrontar las miserias y flaquezas humanas que socavan este proceso desde adentro. Ningún vestigio, alguna sombra, ni un ápice de los vicios de la cuarta república se deben vislumbrar en el ejercicio del poder revolucionario.
La gran tarea de refundación de la patria como mandato constitucional, requiere de la participación y protagonismo real de hombres y mujeres renovados espiritualmente y guiados por una rígida “ética socialista”. De eso se trata, de constituir en torno a una sólida “moral colectiva”, una unidad nacional capaz de contrarrestar, anular y derrotar lo que denominaba el comandante Chávez, la “guerra perpetua” impuesta por la hegemonía imperialista, como también la ofensiva criminal, inescrupulosa y apátrida de la oposición y las desviaciones revolucionarias que emanan de sus propias filas.
Con este proceder la depuración necesaria de las fuerzas negativas que aún gravitan en nuestro proceso se produciría con la celeridad que nos reclama el devenir histórico.
¡Sin concesiones a la corrupción y el burocratismo!
¡Patria o muerte!
