Medicina e Historia (Parte II)

El informe final sobre la muerte del Libertador Simón Bolívar de la comisión investigadora

“La muerte hace al hombre del todo presente a sí

 mismo, es la recapitulación de toda una vida”

 Michele Federico Sciacca

II

 La verdad es que he titulado estos escritos como referidos al  “informe final sobre la muerte del Libertador Simón Bolívar”, cuando en realidad no ha aparecido un documento oficial, con número de Oficio i Sellos de Autenticidad Científica, etc., debidamente firmado por los integrantes de esa comisión, desconocidos la mayoría de sus integrantes por el pueblo i el aporte de cada uno i sus credenciales, pues me fundamento en lo que parece ser tal esa conclusión, cuando en dos páginas del suplemento de un diario oficial, apareció el Dr. Antonio Lorente Acosta, médico especialista en genética i medicina forense, profesor titular i director del Departamento de Medicina Legal i Forense de la Universidad de Granada, España i del Departamento de Identificación Genética de la misma universidad, quien encabeza el equipo multidisciplinario internacional que acaba de entregar su informe, corroborándose algo transcendente o de singular importancia: los restos exhumado el 15 de julio de 2010, pertenecen al Libertador Simón Bolívar. Es el final de tantas especulaciones, de algunas dudas científicas e históricas como las del Dr. José “Pepe” Izquierdo, las malas intenciones de mucho apátrida i sobre todo las graves i mentirosas noticias del autor de unos libros puramente comerciales, titulados LA CARTA, donde el autor (que luego dio una versión distinta i se refirió a otra carta, que no era la enviada a Fanny Du Villars, en clave masónica, sino la que le entregaron en el asalto-secuestro) afirmando que Bolívar fue secuestrado en alta mar, fue llevado a la selva i fusilado (no lo arrojaron al agua como a Bin Laden) i que él había localizado dos siglos después (¡!), el lugar donde estaba enterrado, i por lo tanto no eran sus restos los que reposaban en el Panteón Nacional. Por eso lamenté que el presidente Chávez le diera crédito a esas especulaciones i hasta por televisión mostró el primero de esos dos libros (en más de una oportunidad), hechos por un historiador improvisado, que ha comercializado con eso i tiene prácticamente una institución (en colaboración familiar) al respecto, en la isla de Margarita, publicando libros lujosos hasta acompañados de un CD. PDVSA lo ha ayudado en su fraude histórico i en Maracaibo, presentó su libro, con un lujo extraordinario en el Teatrino de la institució, i el reparto gratuito de cientos de ejemplares, señal de que ha tenido una gran ayuda financiera, posiblemente millonaria.  Luego apareció el otro tomo de LA CARTA. Un compañero en Internet me escribió para decirme que no perdiera tiempo en leerlo porque era repetitivo de muchas cosas, incoherentes i falsas. Allí, esa primera vez, lo refuté en público, en presencia de ciertas personalidades del Zulia; pero nadie se atrevió a publicar o declarar nada. Menos mal que el fraude i la idea inquietante i antipatriótica, ha quedado al descubierto. Falta que escriba diciendo que las pruebas científicas del ADN, no prueban nada i que su supuesta hipótesis es lo verdadero. I es precisamente ese autor el que ha lanzado la idea de que Bolívar fue asesinado, que estaba sano, disponía de un ejército de 2.000 o más hombres i su idea era invadir a Venezuela. De nada de esto existe el menor testimonio. Empero, como el mamotreto del secuestro en alta mar, solamente lo sabe él, de la otra carta solamente sabe él, no habla del envenenamiento en el cual cree el presidente Chávez, i  la muerte según él, fue por fusilamiento o arma blanca en la selva. El fraude, es para el autor Frank Arnau, de una gran antigüedad en el mundo; de más de 3.000 años,  una tentación para muchos i su finalidad especular con lo falso, i por lo tanto podemos considerarlo un delito. Sin embargo, en la historia se hace difícil, meter tan burdas mentiras alarmantes, puesto que podemos ir una i otra vez sobre las fuentes i los testimonios, en conocimiento de muchos.

 Las fuentes i los testimonios históricos sobre la causa fundamental de la muerte del Libertador, está consignada en sus propias cartas. Es interesante, por lo menos para los venezolanos, leer la biografía del Libertador del Prof. Augusto Mijares, quizá la mejor de autor venezolano, i en el Capítulo XXXV, titulado LLEVEN MI EQUIPAJE A BORDO DE LA FRAGATA, de la página 554 a la 557, podrán enterarse de los últimos momentos de la vida de Simón Bolívar, en la cual a veces uno consigue cosas que no pasaron, como se ha aclarado en el tiempo, ya que las ideas cristianas del autor, hace creer que el Libertador se confesó i recibió los sacramentos de la iglesia el 10 de diciembre, cuando su entrevista con el obispo o arzobispo de Santa Marta fue apenas de unos diez minutos, el sacerdote salió ofendido i ni siquiera participó en el funeral en la catedral de Santa Marta. Se dice que Bolívar no creía en esas cosas religiosas como se nota en toda su vida de Libertador, por lo cual hasta ciertas pinturas como las de Herrera Toro, falsean la escena colocando un sacerdote echándole la bendición.

 Volviendo a lo que expresa el Dr. José Antonio Lorente Acosta, aclara que demostrar que la persona murió envenenada, teniendo solamente restos óseos, es mui difícil por no querer decir imposible luego de trascurridos dos siglos. I agrega que las intoxicaciones por venenos que matan a una persona de manera inmediata o en plazo de 24 ó 48 horas, estos actúan sobre el cerebro, los pulmones o el corazón pero no llegan a los huesos. Da otros razonamientos i concluye que no se puede demostrar la hipótesis del envenenamiento. ¿Qué al Libertador desde muchos años antes lo querían matar? eso lo sabe todo el mundo i más los historiadores. Se ha narrado los atentados i como todo presidente, todo político, todo tirano o figura importante para el cambio de un país, es regla general que lo quieren asesinar. El mismo presidente lo sabe en su propia condición de presidente i revolucionario que en el golpe de estado lo iban a matar, i que las conspiraciones para eso siempre están andando; hasta un cura fascista en los Estados Unidos, Pat Robertson, lo pidió públicamente.

 Ahora bien, como era lógico que se debía preservar casi absolutamente íntegros los restos mortales, Lorente dice que apenas se tocó o tomó una muestra mínima, i que el 99,9 por ciento del esqueleto permanece intacto. Advierte que es un tema complejo i que todavía se sigue trabajando sobre las muestras, pero que evitando más retrasos, se decidió dar el informe que podemos considerar definitivo, pues los resultados prometen no variar mucho de lo conseguido.

 En cuanto a la evolución de la enfermedad del Libertador, la mayoría de los síntomas son compatibles casi en la totalidad, con el diagnóstico de Tuberculosis Pulmonar bilateral que al final se complica con otras enfermedades o problemas graves de salud, en fase final, como señalaba mi profesor en Medicina i Primer Decano de la Escuela de Medicina, el Dr. José Ordóñez Marín, notable medico zuliano, internista, cardiólogo i radiólogo que, además, era profesor de Historia de Venezuela en Liceos de la ciudad. Este profesor decía que según los informes pormenorizados de Reverend (estaba consciente del paciente que tenía) anota que el enfermo ya no orina uno o dos días antes, i que luego orinó un poco de pura sangre mezclada con un poco de orina. Esto debido a cataplasmas que ponía en la región lumbar, donde tenía escaras producidas por las cataplasma con cantaridina  (el enfermo se las quitaba i se volvía a reponer) que, tengo que precisar,  no es de una planta sino un medicamento sacado de un insecto coleóptero, de color verde oscuro brillante, de 15 a 20 milímetros i que vive en los tilos i otras plantas. Produce vejigas en la piel, i se usa en tinturas i en vejigatorios; pero cuando es absorbido puede producir glomérulo nefritis. La tuberculosis, rara veces ataca los huesos excepto en el Mal de Pott que es tuberculosis ósea, i Lorente dice que, si tomamos huesos de cinco mil personas que con seguridad absoluta hayan muerto de tuberculosis, les haces pruebas i no encuentras nada. Entonces dice algo mui importante: hai necesidad de trabajar con datos historiográficos i analizar mui bien todo lo que se hizo: autopsia i todo lo demás, teniendo los venezolanos bolivarianos la suerte de que el médico francés próspero Reverend, cumplió con la historia i con la patria. El presidente dijo por vía telefónica que teniendo una tuberculosis, el Libertador no podía tener la vitalidad que demostraba i los exhortos que parecían comprometerlo con una nueva batalla. En verdad lo estaban llamando a encargarse del poder, aunque evitaba comprometerse.  Eso de la plena vitalidad o salud de entonces, es lo que dice el señor de “la carta” i es absolutamente falso, ni lo señala ningún historiador serio o verdadero, aunque que tuviese arranques de aparente vigor, no dejaba de estar muchos meses antes totalmente decaído i apagada su vitalidad. Además recordemos lo de Pativilca. Acababa de salir de un estado crítico de sopor o de tabardillo, i cuando le preguntaron ¿Qué piensa hacer ahora? Con un heroico esfuerzo contestó: ¡Triunfar!

 En cuando a un envenenamiento progresivo en aquellos tiempos, tendría que ser un persona íntima de su entorno; en tal caso Manuelita o José Palacio, o un personaje misterioso que lo siguiera i tuviese la manera de ocultar su fechoría, algo así como vemos en las novelas de Ágatha Christie; además que esos envenenamientos podrían simular un síndrome i no una enfermedad terminal. Creo que uno de los venenos más conocidos o comunes en aquellos tiempos, igual que en Europa, eran ciertas sales arsenicales, pues el arsénico puro no es tóxico, i se conseguía en polvo blanco o en pequeños cristales. El arsénico data desde 1675 descubierto por Nicolás Lémery, pero fue introducido en medicina por Paul Erclich, el médico alemán que realizó la tinción del bacilo de Koch, inició la inmunología i la quimioterapia e introdujo a principios del siglo pasado el Salvarsán para el tratamiento de la sífilis. Premio Nobel en 1908. No hai manera de probar en un esqueleto con dos siglos de antigüedad, la presencia de arsénico i en aquella agonía bien contemplada, el Libertador no presenta diarrea, que es lo que puede producir la intoxicación arsenical. Seguiré en próximos artículos, tratando el asunto de las cartas finales i las opiniones de muchos historiadores serios de los que han dedicados libros a estudiar la enfermedad i muerte de Simón Bolívar.

(CONTINUARÁ)

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Roberto Jiménez Maggiolo


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