Supongo que la hipótesis de guerra con Colombia, expuesta por Melvin López Hidalgo, en diálogo con Vanesa Davies, no abarcó, por discreción del General, el escenario verdadero y objetivo de esta guerra, que los venezolanos deberemos librar, no contra Colombia, sino contra el imperio, en los Llanos Orientales.
La hipótesis expuesta por López Hidalgo es válida, en la medida que el imperio hará todo cuanto pueda, para obligarnos a concentrar nuestros esfuerzos en el occidente más poblado e inmediato a Colombia; pero si así hiciéramos estaríamos perdidos. Nuestra fortaleza está en el oriente, lejos de Colombia, donde el imperio es realmente vulnerable, frente a nuestra voluntad de privarlo del petróleo, precisamente, en momentos cuando se percibe en el ambiente una guerra internacional, a punto de estallar.
La guerra contra el imperio estadounidense, en los campos petroleros del oriente de Venezuela, tendrá el carácter asimétrico que mencionara López, y será, no para dominar el territorio, sino para impedir la extracción de una gota de petróleo. Este propósito hará a nuestras fuerzas lo bastante invulnerables, frente al poder imperial, como para que sea esta la razón, y conforme a la hipótesis expuesta en el programa de Vanesa, que el imperio haya desplegado esta campaña descomunal de intimidación, que induce a la nación a fijar su atención sobre occidente y a presionar al Gobierno Revolucionario a hacer lo conducente, para defender con prioridad a esta región.
Esta breve exposición no estaría completa, sino expreso mi opinión, acerca del segundo objetivo de la agresión imperial en ciernes: posicionar tropas alrededor de nuestros yacimientos de los minerales más pesados, en Amazonas y Guayana; una riqueza aún no mesurada, pero presumiblemente tanto, o más grande y estratégica, como la Faja Petrolífera del Orinoco.
Respecto a Caracas, podemos apreciar en ella la insistencia, para provocar la anarquía social, y dar paso al enfrentamiento entre grupos de choque de la oposición y militantes de la Revolución. Es de esperar que Caracas sea oportunamente encendida por esa oposición apátrida, empujada al sacrificio, como rebaño al matadero, por un grupo de traidores desalmados, que intenta provocar una guerra civil en la Capital, tras la cual asesinar al liderazgo de la Revolución Bolivariana y como condición, para descabezar a la Revolución, durante los primeros momentos de la agresión imperial. En el nombre de Dios, Patria, Socialismo o Muerte… VENCEREMOS.
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