Y si bien la manipulación mediática y especulación financiera, sobre el precio del petróleo, no logró justificar una agresión a Venezuela y apoderamiento de su petróleo, como sí funcionó otro engaño, para justificar la guerra contra Irak, esa especulación financiera de los precios del petróleo ha contribuido a debilitar la estabilidad de la economía estadounidense y ha causado conflictos sociales en Europa, repercusiones que sirven de telón de fondo, para que algunos medios insistan en apoyar el propósito de Bush, y presenten a Chávez como responsable de los precios del petróleo y a otros países productores les atribuyan iniciativas para detener el alza de esos precios.
El segundo de los dos caminos que transita USA, para justificar una agresión militar contra la Revolución Bolivariana, orienta sus esfuerzos a provocar una guerra entre Colombia y Venezuela, en la que intervendrían tropas estadounidenses, para asesinar a Chávez y apoderarse de los campos petroleros. Con ese objeto, Bus intenta la creación de un vínculo de Chávez con la FARC, que sirva de justificación, para que Uribe inicie la guerra. Sin embargo, este camino se ha hecho intransitable, tras el atasco de su mejor carreta, la computadora atómica de Reyes.
Bajo estas circunstancias, Chávez se pronunció por la extemporaneidad de la guerra de guerrillas, que libra la FARC y solicitó a ésta que libere, incondicionalmente, a quienes mantiene privados de libertad. Los medios al servicio del imperio pretenden presentar estas declaraciones como contradictorias con otras declaraciones de Chávez. Es otro intento mediático, por mantener vivos los esfuerzos de Bush por crear la justificación para un ataque militar del gobierno de Uribe contra Venezuela.
La realidad es que no hay contradicción entre las recientes declaraciones de Chávez, su participación para la liberación de rehenes de la FARC y sus llamados a una salida política al conflicto colombiano. Lo que sí parece inobjetable, es que la provocación de una guerra entre Colombia y Venezuela es la última posibilidad para los propósitos de Bush.
Chávez no puede permitir esa guerra con Colombia, que el gobierno de Estados Unidos intenta provocar, con apoyo de medios de comunicación venezolanos. Ese es el escenario que pretende Bush, en desesperado intento, antes de finalizar su mandato moribundo, para que las empresas vinculadas a su gobierno se apoderen del petróleo venezolano, en tanto que los dos pueblos bolivarianos se agreden hasta la destrucción. Confío en que, a pesar de la ceguera y ambición de Juan Manuel Santos, ministro colombiano de defensa, Uribe se percate de las consecuencias de una nueva traición al destino de ambos pueblos, para servir a un gobierno moribundo en el imperio.
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