Comandante Raúl Reyes a la Inmortalidad

Según Uribe en Colombia no hay guerra ni la oligarquía tiene un ejército de 400 mil soldados en armas ni hay una campaña de 18 mil soldados en el Sur de Colombia ni hay bombardeos con aviones militares gringos ni hay masacres de campesinos para destruirle la base social a la guerrilla. A pesar de que nada de esto existe ni nada de esto ocurre, fue casi misión imposible por causa del asedio y bombardeos permanentes de la zona, la movilización del comando guerrillero que debía entregar a la Cruz Roja Internacional, al presidente Chávez y a la senadora Piedad Córdoba, las personas devueltas por las FARC. Así lo informaron los propios liberados. Entonces en Colombia ¿no hay guerra?

En Colombia no hay guerra, sin embargo, el ejército de la oligarquía y del imperialismo asesinó al comandante guerrillero, Raúl Reyes, segundo en la cadena de mando de las FARC-EP, cuando aviones del ejército invasor yanqui bombardearon, en territorio ecuatoriano, el sitio donde se encontraba el comandante Raúl Reyes, en el momento que realizaba gestiones de paz.

Su trayectoria en el Ejército del Pueblo (EP), por más de veinte años, lo llevó a cumplir misiones importantes en el empeño de larga data - del Secretariado de las FARC - por conformar una mesa de diálogo para el intercambio humanitario de prisioneros y para futuras conversaciones de paz. Siempre que tuvimos oportunidad, vimos al comandante Raúl Reyes en las pantallas del televisor cumpliendo estas gestiones de paz y leímos sus entrevistas para la prensa escrita, convocando a los diálogos de paz.

Por su formación ideológica se constituyó en vocero político de las FARC-EP, en el ámbito internacional. Como diplomático, como Canciller de las FARC, viajó a Europa para presentar a las FARC como Fuerza Beligerante ante los parlamentos europeos y la propuesta de intercambio humanitario como primer paso para fijar la agenda a discutir en las conversaciones de paz.

Lo vimos en la entrevista que en la selva le concedió a la senadora Piedad Córdoba, para la entrega de un primer grupo de retenidos; y allí, de nuevo presentó la propuesta de paz del Secretariado.

Raúl Reyes, como comandante guerrillero, fue un auténtico abanderado de la paz, que en todo momento buscó la salida política al conflicto colombiano. Nunca encontró un interlocutor válido, por cuanto del otro bando todo está encaminado a la guerra y para ello no han dudado en vender la soberanía nacional y permitir la invasión del territorio colombiano por el ejército de los EE.UU. Hoy por hoy, Colombia es colonia y protectorado yanqui, con vocación a ser la estrella Nº 51 en la bandera de la Unión Jack.

¡Comandante Raúl Reyes! como lo dijo el Che Guevara, “En las revoluciones verdaderas o se triunfa o se muere”. Usted, igual que él, ha cumplido con este lema revolucionario. En cumplimiento de su misión, usted ha dejado de ser comandante del EP (Ejército del Pueblo) y pasar a ser comandante del EG (Ejército de la Gloria) donde están entre otros muchos, el “Che”, y los comandantes de las FARC muertos en combate o en la lucha. Usted junto a ellos pasa a comandar los 4.000 activistas de la UP (Unión Patriótica) vilmente asesinados por la oligarquía, porque creyeron en la lucha cívica y depusieron las armas (Pardo Leal, Bernardo Jaramillo). Y se va a encontrar con otros compatriotas suyos que rindieron la vida en busca de una nueva Colombia, Camilo Torres Restrepo, Carlos Pizarro (le ocurrió lo mismo que a los de la UP) y cuantos más. Usted figurará en la historia de las luchas sociales de nuestro continente al lado de Sandino, de Farabundo Martí, Zapata y Pancho Villa, Argimiro Gabaldón y Fabricio Ojeda, para sólo nombrar algunos de los valientes y heroicos combatientes que en nuestra América libraron las luchas sociales en el siglo XX.

¡Comandante Raúl Reyes! Usted ofrendó su vida realizando la única forma de lucha que es posible en Colombia: la lucha armada. La oligarquía y el imperialismo no dejan otra alternativa ¿Qué pasó con la Unión Patriótica? ¿Acaso no resultó fallido ese intento de reconciliación nacional y de lucha cívica? Para los Petros y los Garzón es muy cómodo opinar desde sus curules y condenar la lucha armada. ¿Con qué autoridad moral, los patiquines de la política, tránsfugas de la izquierda, condenan la heroica dignidad del guerrillero que renuncia a todo bienestar, se interna en las montañas y las selvas de Colombia, en medio de las más grandes privaciones, y de esa manera eleva al máximo su mística revolucionaria?

Nadie desde la posición cómoda y aburguesada de la ciudad, puede decir si la lucha armada es o no es la forma de lucha para liberar al pueblo colombiano de las garras de la oligarquía y del imperialismo. Ese planteamiento puede funcionar en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, mientras el imperio lo permita; pero en Colombia la oligarquía y el imperialismo no lo permiten. A los Comuneros del Socorro (Galán), ¿qué les pasó cuando depusieron las armas ante el arzobispo Góngora? Luego ¿qué ocurrió con las guerrillas liberales (Guadalupe Salcedo y demás comandantes) todos fueron asesinados. Esa es la tradición de la oligarquía colombiana: el engaño, la mentira, incumplimiento de los pactos. Su instrumento de lucha política es el asesinato de sus adversarios, sean cual fuere su origen o su razón.

La oligarquía colombiana ha sido lacaya del imperio en la guerra de Corea, (Batallón Colombia); en las Malvinas (sólo Colombia en América Latina apoyó a Inglaterra y a los EE.UU); igual en Irak (sólo Colombia apoyó la invasión); igual en Afganistán; y apoya la agresión permanente contra el indefenso pueblo palestino, libanés o serbio (independencia de Kosovo). No ha enviado tropas a todas estas guerras y agresiones imperialistas, por cuanto la guerrilla la tiene copada, no le da tregua.

Durante años, todos los esfuerzos de las FARC en busca de la paz han fracasado: con Belisario Betancourt (la Unión Patriótica); con Gaviria (bombardeó la Uribe y Casa Verde); con Pastrana, tal vez ocurrió el más encomiable y decidido esfuerzo al sentarse a conversar con Marulanda (pero cedió ante las presiones y se retiró del Caguán); y con Uribe ¡imposible! (niega la existencia de la guerra, que es igual a negar la existencia de las FARC y el ELN), en consecuencia no hay interlocutor.

De todas maneras a Uribe y su oligarquía, así como al imperialismo les preocupa sobremanera el insurgir de los pueblos en toda nuestra América. Por ello han intensificado la guerra contra las FARC y no aceptan ni intercambio humanitario ni mesa de conversaciones. Carecen de argumentos para sentarse a conversar. Un presidente como Uribe, narcotraficante y paramilitar ¿qué puede decir en una mesa de diálogo para buscar la paz?

Si en el pasado la lucha de las FARC ha tenido razón de ser frente a la oligarquía y el imperialismo; ahora, con ese gran flujo de masas en toda nuestra América, hay mucha más razón. La lucha de nuestros pueblos y la integración debe ser para darle la mano al pueblo colombiano y de una vez por todas salga de esa oligarquía oprobiosa, genocida, vende patria y el pueblo “marche por las amplias alamedas” como lo soñara Allende.

¡Comandante Raúl Reyes! De una cosa si estamos seguros, usted pasa a la inmortalidad, junto a los próceres y los héroes de las luchas sociales en nuestra América. Pero, también estamos seguros, que los asesinos del Che, Sandino, Zapata y de usted Comandante, pasarán al basurero de la historia.

¡Comandante Raúl Reyes” usted abrió la puerta por donde ha de entrar el pueblo colombiano en pos de su liberación. En toda nuestra América, “Ya se oyen los claros clarines/ ya avanza el cortejo de los paladines…” algo así escribió Rubén Darío, si mal no recuerdo.

leonmoraria@cantv.net



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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