EU: ¿Entre “Crazy Nancy” y “Sleeping Joe”?

La crisis de Estados Unidos (EU) se acelera. Y con ella, su amenaza contra el mundo. Rasgo principal de su crisis, la arrogancia, el creer que el mundo está para servirle. Lleva 2 siglos actuando así. Pero su actual e indetenible decadencia le ha complicado todo, pues al no cesar la arrogancia, la decadencia hace que los desastres de su política sean más frecuentes y costosos. Lo vemos a diario. Ejemplo claro de ello es lo ocurrido hace una semana con el provocador viaje de la jefa de su Congreso a Taiwán.

En el actual poder ejecutivo estadounidense, el que toma decisiones y decide su política, podemos distinguir al menos 2 planos, al que ahora se suma un tercero que hasta hace poco no había cobrado protagonismo. Son el plano de la OTAN; sobre este el de la Casa Blanca, que encabeza el presidente con su equipo político-militar; y, al lado, el del Congreso, de ubicación variable, pues depende de cuál partido tiene en él la mayoría. En este caso lo controla el partido gobernante, mayoritario en ambas cámaras, por lo que debe actuar como aliado del ejecutivo. Pero en la confusa situación actual no se ve clara la prioridad de decisión y de dominio establecida entre ellos.

El plano de la OTAN, organismo político–militar de EU, dependiente de su ejecutivo, es decir de la Casa Blanca, que lo controla y dirige en forma absoluta, resulta ser, pese a su actitud guerrerista dispuesta a llevar al mundo bajo la dirección del presidente de EU a una guerra nuclear contra Rusia y China, el menos insensato de los tres. Y lo es porque, aun siendo la OTAN de EU, debe de algún modo, dada la demencia senil del actual presidente, tomar en cuenta, así sea en algo y en ciertas ocasiones, el criterio de algunos de sus más importantes miembros. Y lo cierto es que, en la reciente reunión de Madrid la OTAN proclamó como enemigo principal y más peligroso de EU y de Occidente a China, a la que debe por supuesto someter. Pero siendo China un enorme poder mundial en ascenso, también decidió que necesita disponer de más recursos políticos y militares para intentar pararla con éxito. Por eso planteó la necesidad de ampliarse, incorporando al norte de África, a la mayor parte del mundo árabe y del Cercano oriente, a los países de Asia Central y a los rivales de China en el Asia–Pacífico. Es decir, a medio mundo. Y eso no es fácil, toma tiempo y requiere moverse pronto, pero sin locuras ni desesperación.

La Casa Blanca por su parte, es decir los guerreristas asesores de Biden, y este mismo, se mueven en forma más agresiva y acelerada provocando a diario a China. Y a veces Biden, demente senil desesperado o torpe, les resulta incontrolable. El cuadro actual es crítico. Las sanciones a Rusia han fracasado, la guerra de Ucrania se ve perdida y las mentiras se hacen ya insostenibles. Europa está en crisis, amenazada de inflación, escasez, protestas, hambre y pronto frío, Y es justamente en ese complicado cuadro que se entromete el tercer poder, el del Congreso, en la persona de su jefa, Nancy Pelosi, que quiere ahora pasar al primer plano.

El viaje a Taiwán de la Pelosi, a la que ya Trump calificó de loca, llamándola Crazy Nancy, era una franca provocación contra China, que esta no iba a soportar porque era un abierto desconocimiento de su soberanía y de la condición china de Taiwán. Por ello China prometió una respuesta militar que llevaría su enfrentamiento con el agresor EU al borde de una declaración de guerra. Pero la Pelosi aterrizó en Taiwán para reunirse con la separatista presidenta de la isla, adoradora de EU, y prometerle que este protegería a Taiwán de todo intento de China por recuperar su territorio. (Porque en sus agresiones, EU argumenta que sigue reconociendo una sola China, sólo que en realidad parece que, como ocurría hasta 1971, esa sola China que reconoce es otra vez la separatista y proyankee Taiwán.)

Todo indica que, como mostró la usualmente bien informada agencia Bloomberg, la Casa Blanca, que quería evitar la firme respuesta militar de China que iba a complicarle todo en torno a Taiwán, le pidió a la Pelosi suspender su provocador viaje a Taiwán. Pero ella se negó y EU tuvo que protegerla. En días recientes varios analistas y hasta el mismo gobierno chino han opinado que la tensión de la Casa Blanca con el viaje fue falsa y que todo parece haber sido un plan hipócrita de EU. Eso quizá habría sido posible con gobiernos anteriores firmes y poderosos, pero no con este, el caótico de "Crazy Nancy" y "Sleeping Joe". Y creo que esos análisis algo simplistas parten de 2 viejas ideas que han sido frecuentes en la izquierda al tratar de EU: creer que sus planes no fallan y que en el gran poder estadounidense no hay contradicciones. Pues no es así. Los planes gringos fallan a menudo, lo vemos a diario, y las contradicciones en el seno del poder también son cotidianas, sobre todo ahora con el demente senil "Sleeping Joe", también bautizado así por Trump, que es otro criminal como él, pero que no anda dormido ni está loco.

Lo señalo porque el viaje de la Pelosi, ya asimilado por EU, le ha complicado la política china al decadente imperio yankee y porque también ha forzado a China a dar un paso urgente y necesario que deberá agradecerle a ella: el de dejar de repetir que Taiwán es china, como en verdad es, sin hacer nada para recuperarla. Y es eso lo que ha empezado a hacer luego del viaje de esta: a mostrar su fuerza y su decisión de recuperar Taiwán. Pero es que no se trata de una tarea meramente militar. China lo sabe. No es conquistar, es recuperar un trozo importante del país, como hizo con Hong Kong. Y además de mostrar su fuerza, sabe también que, para evitar una guerra civil, debe entender lo que ha cambiado. Chiang kai shek invadió Taiwán en 1949 con 2 millones de chinos que huían del triunfo inminente de Mao Tse tung y de la República popular china que este prometía. De eso han transcurrido ya 73 años y todo es hoy distinto. Taiwán ha pasado de isla pobre, como también pobre era entonces toda China, saqueada por Japón, Europa y EU; y así como China es hoy una potencia mundial que ya supera a EU, también Taiwán es isla próspera, tecnológicamente avanzada, que lidera al mundo en producción de microchips. Tendrá que ganarse a esa isla, que es china, como parte suya. Tarea grande, difícil y necesaria que implicaría emplear todos sus recursos en ello mientras avanza derrotando las amenazas bélicas y colonialistas de EU.

Pero volviendo a lo inmediato que prepara EU, vemos que Biden, más loco y peligroso que nunca, ha decidido enviar otros mil millones de dólares en armas a Ucrania. Sí, mil millones, que incluyen misiles nucleares de largo alcance y minas antipersona prohibidas por la ONU. Todo para atacar a Rusia. Zelensky las espera para destruir Zaporozhie, la principal central nuclear de Europa, que desde tiempo soviético está en su territorio, y de esa destrucción pretende acusar a Rusia. Rusia lo ha denunciado ya, señalando además que ese crimen irresponsable hundiría al viejo y destartalado continente europeo en un mortífero y espantoso caos. Biden y Zelensky, un dúo criminal loco y genocida.

Y un último comentario sobre el viaje de la Pelosi. Ella lo justificó diciendo que se trataba de la culminación, del colofón, de su carrera política. Pero no es descartable que esté pensando en una culminación más alta, en un supercolofón: la presidencia de EU. Sería así su primera presidenta. Y eso no es del todo descartable si se considera que encuestas serias y recientes muestran en forma clara el masivo rechazo popular a otra presidencia de Biden y también a otra de Trump, aunque el rechazo a este es menor que el de Biden. ¿Cómo dudar del gran futuro que le espera al mundo con el triunfo de cualquiera de los tres?.

Tomado del diario Últimas Noticias.



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Vladimir Acosta

Historiador y analista político. Moderador del programa "De Primera Mano" transmitido en RNV. Participa en los foros del colectivo Patria Socialista

 vladac@cantv.net

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