El costo de desestabilizar el Sur

La irresponsable derecha internacional está desestabilizando el Sur. No es casualidad ni responsabilidad de los gobiernos de Venezuela y Nicaragua, es la consecuencia de la arremetida salvaje que han tenido que enfrentar estos gobiernos constantemente asediados por planes conspirativos golpistas, enmarcados en laboratorios de la subversión financiada por Estados Unidos, asustado con la llegada al poder de gobiernos nacionalistas y populares en Latinoamérica.

Un proceso que intenta devolver el poder a la derecha internacional en el continente. Argentina y Brasil enfrentan las consecuencias del poder neoliberal que acabó con los planes sociales diseñados por los gobiernos anteriores que permitían vivir con dignidad, al crear condiciones educativas, de salud y empleo, políticas que evitaban la emigración. Además de ser esas naciones receptoras del emigrantes y trabajadores temporales de los países vecinos.

Los pueblos de Centro América como el de Honduras, Guatemala y México resisten desde hace décadas la agresividad de la política exterior norteamericana apoyando golpes de estado y la imposición de resultados electorales cuando no favorecen a los candidatos que ellos apoyan. Esa marcha de seres humanos tiene una profunda relación con la desidia de parte de las autoridades, del despojo cotidiano que viven y no deja otra opción que emigrar o morir.

El golpe a Manuel Zelaya en 2009 fue montado sobre un falso positivo que tenía como verdadero propósito evitar el ingreso de Honduras a la Alternativa Bolivariana de las Américas y la posición exterior independiente del gobierno su gobierno ante la OEA y otros organizamos multilaterales. Por eso en Washington se planificó la imposición a ultranza de gobiernos de derecha muy deslegitimados y dependientes económica y políticamente de la política exterior estadounidenses que han hecho de Honduras un lugar inhóspito donde confluyen las mafias del narcotráfico, los grupos delincuenciales y el tráfico de personas.

Es un recurso fácil, una huida hacia delante, acusar a Venezuela de estimular la emigración hacia Estados Unidos, otra de las tretas que los señores de la guerra, los creadores del falso positivo que están ahora promoviendo para cambiar la matriz mediática a su favor. Inventan una excusa con objetivos disuasivos que incidan sobre la intención de los marchistas de continuar caminando hacia la frontera norteamericana. Colocando a Venezuela como la responsable de las miles de almas que intentan alcanzar el "sueño americano".

Toda esta artimaña con los inmigrantes está enmarcada en la estrategia electoral del Partido Republicano, donde la facción conocida como Tea Party, intenta frenar al creciente sector progresista socialdemócrata que ha surgido con líderes jóvenes hijos de emigrante nacidos en EE.UU, muy ligados a la candidatura del ex candidato presidencial por el Partido Demócrata, senador, Bernie Sanders. Los republicanos se las juegan todas porque una derrota significaría la implementación del proceso de destitución al presidente Donald Trump, conocido en inglés como impeachment.

La derrota evidente ante los resultados no esperados de la "crisis" de emigrados venezolanos por la frontera con Colombia y Brasil muestran los verdaderos propósitos. Más allá del objetivo humanitario, la intención era en un primer momento demostrar la supuesta ingobernabilidad y la "necesidad" de cambiar el gobierno bolivariano. Después crear las condiciones parecidas a las que llevaron a la guerra a los libios y los sirios en enfrentamientos entre hermanos, con la creación de "campamentos humanitarios" donde captarían a los miembros de una fuerza paramilitar que ocupara una zona en la frontera donde funcionaría la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia, los que solicitaría el reconocimiento internacional de la OEA y la ONU.

Hace casi dos décadas Fidel Castro advirtió la necesidad que Estados Unidos viera con responsabilidad a los países del Sur de nuestro continente. Ante las avalanchas de emigrantes haitianos que comenzaron a llegar a Estados Unidos y que muchos recalaban en la costas cubanas como consecuencia de la crisis política originada por el derrocamiento del presidente Jean Bertran Aristide que fue maniatado, vendado y colocado en un avión que lo llevó hasta Sudáfrica. ¿Qué país sino EE.UU tienen la capacidad de realizar una acción como esa? Pronto se descubrió que la mano de la CIA estaba detrás de aquella operación que sembró de terror a los millones de seguidores del presidente y líder religioso, muy ligado a la izquierda nacionalista latinoamericana y amigo de Hugo Chávez y Fidel Castro. Hay que recordar Jean Bertran Aristide fue presidente constitucional de Haití en 1991, entre 1994 y 1996, y entre 2001 y 2004, siendo el primero en ser elegido democráticamente en la historia de la república haitiana.

Una preocupación grande está en la preservación de los mecanismos de integración diseñados por los líderes de los pueblos latinoamericanos que como el ALBA intentan buscar alivio a los grandes desafíos que tenemos como pueblos. Desde la complementariedad en lo económico buscar formas creativas de sacar del hambre y la miseria a millones de latinoamericanos víctimas de las prácticas históricas del capitalismo salvaje. Buscar salidas a los grandes problemas de salud pública, educación, servicios básicos, entre otros. Una fórmula que evitaría la necesidad de emigrar y daría estabilidad a los gobiernos de la región.

La desestabilización de América Latina, el "patio trasero" del gendarme den norte está en plena ejecución. Dependerá de la lucha de los pueblos impedir que las prácticas fascistas vuelvan a acallar a los pobres con la amenaza de la guerra y la violencia. Estados Unidos y los gobiernos de derecha tienen que entender que bajo esos esquemas de dominación jamás conseguirán tranquilidad ni la convivencia con justicia que aspiran nuestros pueblos y también los estadounidenses.

 

agapitoman1926@yahoo.com



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