Cruz, espada y socialismo

Europa evangelizo América uniendo la cruz y la espada para colonizarla mesclando la impureza de sus defectos; su exageración recuerda con cuanta ganga, con cuanta ambigüedad y salvajismo Europa se llevo todo el oro, el cobre, la plata y el bronce qué encontró por 300 años para su crecimiento insaciable; estas rapiñas con santos y aventureros cometieron el mas tremendo genocidio que la historia olvido con las bendiciones y los cañones.

La aristocracia de origen y talante europeo se instalo en América Latina una vez liberado del yugo español, ese feudalismo secuestro a Cristo, a la Iglesia y a la misma libertad podría ser, así la liberación y la recuperación para los pobres, para Jesús y para la Iglesia surge con el socialismo del siglo XXI nacido en las entrañas de los pueblos todavía esclavos de América del Norte; con la experiencia acumulada en Venezuela, cuna de la primera y segunda más grande revolución, sometido a un tremendo ataque político e informático tan cruel como el que sometió a los incas, mayas y aztecas, en la época de las cruses y las espadas no hace más que actualizar encarnando el mensaje liberador de Bolívar en Chávez.

Anuncio de libertad, soberanía y autonomía regional con justicia, solidaridad, integración y fraternidad con UNASUR y el banco del Sur, y aunque la ideología revolucionaria poco cambia si cambia permanentemente las circunstancias en las que debe ser vivida por cada hombre y mujer de cada generación, el socialismo eligió una época, una tierra y una generación para su construcción, masa que se está adaptando a todo menos a seguir con el imperialismo por la experiencia vivida en estos últimos años y los anteriores con España, la gente ya no quiere ese lenguaje colonial ni sus costumbres ni sus sentimientos ni sus tradiciones, quiere seguir con la esperanza que pueda entregar el socialismo del siglo XXI con un pueblo, Iglesia y Jesús resucitados para resucitar al gobierno.

Revoluciones marxistas, leninistas, bolivarianas, sandinistas, castristas y guevaristas, chavista, ya no puede ser una cultura o una ideología temporal y local, eso sería una revolución desfasada y un proceso retrasado que hay que igualar para que sirva en nuestro tiempo porque la ideología ha respondido con cierto retraso cronológico a las demandas, necesidades e interrogantes de una burguesía liberal, ilustrada y capitalista, siempre empatándonos con ellos imposibilitados de tomar ventaja y distancia determinantes.

Esa distancia analizara si es mera coincidencia histórica o más bien es un signo de los tiempos que el socialismo del siglo XXI haya nacido justamente en Venezuela, cuna del libertador y en una región donde existen, simultáneamente, mas cristianos oprimidos que sufren opresiones económicas, culturales y sociales, expoliados de su tierras, de sus costumbres, de su dignidad, explotados, torturados, represaliados, asesinados por gobiernos lacayos de las multinacionales y del capitalismo internacional, estadounidense principalmente.

Es una visión monstruosa para aplicar lo más pronto posible el socialismo ante la crisis del capitalismo global. El socialismo del siglo XXI y sus diferentes modelos brasileño, argentino, uruguayo, boliviano, ecuatoriano, deben ser analizados en este momento por las confusiones que tienen lugar antes que se agraven por el carácter constituyente del socialismo, permitirá poner las cosas en su lugar.

Seguir analizando el socialismo en una primera formulación contrasta con las más firmes que tienen los pueblos sumando la masa peruana aunque en esta primera manifestación subraya el avance contra la pobreza producto de una mejor participación del dinero, aun cuando el socialismo tarda en concretarse existe una mejor dinámica social a pesar del esfuerzo capitalista y su radical terrorismo de Estado para afectar toda su obra con los pobres y evitar la soberanía y autonomía de los pueblos.

El terrorismo de Estado encabezado por el pentágono y la OTAN es un movimiento estratégico a escala mundial que rechaza el socialismo y la liberación de Cristo; mecánicamente el socialismo y la teología de la liberación significaría un cambio estructural proclamando abiertamente la obligación del cristiano por construir una sociedad más justa, con conocimiento derrotando la oscura estrategia del capitalismo y de la Iglesia del Vaticano, que minimiza la igualdad y la equidad.


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Raúl Crespo


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