Justicia global

No pasaron muchas horas para el la llamada Justicia Internacional se pudiera en movimiento con el fin de criminalizar y judicializar lo que el imperialismo estadounidense y sus aliados de la OTAN apresuradamente calificarón de Crímenes de Lesa Humanidad cometido por el líder libio Mohamar Al Gadafi y el gobierno de la Gran Yahamariya Libia Democrática Socialista contra lo que consideraron de manifestaciones pacificas del pueblo  libio y que fueron avalados por las decisiones Consejos de Derechos Humanos y de Seguridad de las Naciones Unidas lo cual, conforme al Estatuto de Roma, autoriza  al Tribunal Penal Internacional a abrir una investigación de los hechos; todo ello con base a declaraciones de “testigos”, “fuentes confiables”, diplomáticos extranjeros y refugiados pero sin presentar ninguna evidencia documental independiente en la que se soportara tales afirmaciones. 

Y por si fuera poco, la Policía Internacional, mejor conocida por INTERPOL, la misma cuyo director general vino desde Suiza a avalar la falsa “cadena de custodia” de las Fuerzas Militares de Colombia para convertir a los supuestos computadores del comandante  de las FARC-EP, Raúl Reyes, en el fundamento para atacar a la oposición democrática colombiana, ya se puso en movimiento enviando Alerta Roja Internacional en contra de Muhamar Al Gafafi y  funcionarios del gobierno libio, con el fin de prevenir el tránsito mundial de estas personas y colaborar con la investigación iniciada por el TPI; todo ello sin que se presentaran elementos de presunción cierta de la existencia de tales delitos internacionales y la responsabilidad material de tales personas en la comisión de tales delitos 

A estas dos iniciativas,  el gobierno de Suiza, en donde funciona la “Caja Mundial de los Ladrones Capitalistas”, se adelantó a congelar los activos que existen o pudieran existir en sus bancos y que fueran del gobierno libio, de Gadaffi y su familia, lo cual fue seguido por el antiguo imperio saqueador de la riqueza libia, el Reino Unido, la Unión Europea, Japón y los Estados Unidos que, como centro imperial sigue estudiando “todas las opciones posibles”, incluyendo, por supuesto, la más posible: el ataque militar masivo a los centros de comando y concentración de tropa para facilitar la victoria de la insurgencia y reducir los costos de una ocupación masiva del territorio. 

Si examinamos la historia reciente de las acciones de esta Justicia Global  confirmaríamos que las denuncias que admite y las investigaciones que desarrolla siempre recaen sobre sucesos acaecidos en Asia, Africa y América Latina, en donde los presuntos autores de los crímenes son individuos y grupos no asociados a las estrategias de dominación imperialista en el planeta, como los casos de Ruanda, Yugoslavia, República Democrática del Congo, Ghana, Malí, Líbano, Sudan y ahora Libia, pese que los hechos demuestran que tales conflictos han sido promovidos y financiados  por las corporaciones globales, el gobierno de los Estados Unidos y sus aliados subalternos de la OTAN, con el propósito de adueñarse de las riquezas de tales países o, favorecer cambios geopolíticos favorables a la dominación regional o planetaria del imperialismo norteamericanos  y sus aliados de la OTAN y el sionismo internacional. Pero de estos delincuentes imperialistas nada se investiga. 

Contrario a esa extrema rapidez para reaccionar ante Graves Violaciones de Derechos Humanos     

y Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad, la Justicia Global se declara incompetente para investigar y condenar a George W. Bush, convicto de ordenar  torturas y secuestrar a individuos en todo el planeta y, junto con el, a los gobernantes de los países de la OTAN, responsables de la guerra de agresión  contra  Afganistán, en donde han asesinado miles de civiles por “daños colaterales”, además de desatar  guerra “injusta e inmoral ” (Juan Pablo II dixit) contra la República de Irak, en la que han muerto casi un millón de civiles.

Tampoco la Justicia Global consigue evidencias para enjuiciar a la camarilla del gobierno y el ejército sionista israelí que mantiene un cerco  sobre Gaza, violatorio de las Convenciones de Ginebra, ataca la población civil utilizando medios letales prohibidos internacionalmente y viola flagrantemente todas las Resoluciones que desde 1.948 el Consejo de Seguridad  y la Asamblea General de las Naciones Unidas ha emitido en defensa de los derechos legítimos del pueblo palestino.   

Pero es que más recientemente, y en la  el norte de Africa y el Medio Oriente, muy cerca de Libia, un “cachorro del imperio” y el sionismo israelí,  como lo es Hosni Mubarak esta comprobado que es el responsable de la muerte de cientos de manifestantes egipcios no armados y hoy goza de la protección imperialista en un balneario del Mar Mediterráneo. Y el protegido del gobierno francés, Ben Alí, fue sacado al extranjero, por sus protectores, a morirse en el exilio dorado. Y que decir  del sátrapa Shaled, presidente cuasi vitalicio de la República del Yemen, quien sigue reprimiendo las manifestaciones  no armadas, causando muertos sin que la Justicia Global abra una averiguación. En la misma situación ya se encuentra el Emir de Barhein, quien reprime, mata y encarcela y la Justicia Global del Consejo de Seguridad, el Tribunal Pneal Internacional y la INTERPOL, no toman medidas para judicializar sus crímenes contra el pueblo, porque están protegidos por el imperialismo que, finalmente, es el brazo  director y ejecutor de esa Justicia  Global, de Justicia para los Países Pobres. 

Esa es la realidad mundial de hoy y frente a ella no cabe vacilaciones sino estar contra el imperialismo, en donde quiera que se encuentre y cualquiera sea la razón de sus acciones y las de sus aliados, defendiendo la soberanía e independencia de los pueblos y la Paz. 

yoelpmarcano@yahoo.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2405 veces.



Yoel Pérez Marcano


Visite el perfil de Yoel Pérez Marcano para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Yoel Pérez Marcano

Yoel Pérez Marcano

Más artículos de este autor