Historia sobre aviones piratas made in USA y la condena injusta de Gerardo Hernández Nordelo

“Que no nos asombre ni asuste la verdad, aunque duela o parezca increíble”
En un artículo anterior titulado “ESTADOS UNIDOS VERSUS GERARDO HERNÁNDEZ:
LAS DOS CADENAS PERPETUAS CON DOS ESLABONES ROTOS”, me referí a la falta
de consistencia de las dos acusaciones contra Gerardo que determinaron la
condena de dos cadenas perpetuas. Al analizar su falta de culpabilidad por
el derribo de dos avionetas de la organización terrorista y
contrarrevolucionaria Hermanos al Rescate y, por lo tanto, la naturaleza
injusta de la condena por este hecho que, en dicho artículo, conformaba el
segundo eslabón roto, expresaba lo siguiente:

 


“El cargo dos contra Gerardo, conspiración para cometer asesinato, lo
inventaron y configuraron la mafia cubano-norteamericana y la prensa que
sirve a sus intereses en Miami, y lo introdujo y lo integró al expediente
la Fiscalía para complacer el espíritu de venganza de esa claque
reaccionaria, mucho tiempo después de iniciado el proceso. Fue una percha
advenediza para ver qué pasaba en el juicio.


Si Ud. quiere saber si los tribunales tuvieron acceso debido a los hechos
del derribo de las aviones de la organización terrorista Hermanos al
Rescate, podrá comprobarlo leyendo el fallo de la Corte de Apelaciones,
donde el relato de los hechos y sus implicaciones legales nacionales e
internacionales y, lógicamente políticos, quedan suficientemente claros,
aunque aquí y allá se puedan constatar omisiones o faltas a la más
estricta verdad. Pero aún así queda palmariamente claro que ocurrieron
hechos escandalosos y se cometieron violaciones graves de la soberanía de
Cuba por ese grupo mercenario, que hubo más que suficiente paciencia de
las autoridades cubanas al tolerar tantas violaciones reiteradas y que, a
pesar de los repetidos llamados  y denuncias ante el Gobierno de los
Estados Unidos y la Organización Internacional de la Aeronáutica Civil,
nada se hizo para impedir lo que estaba prohibido por los tratados de la
aviación civil.


Desde Cuba se actuó justo en el momento en que no se podía permitir
durante mucho más tiempo las agresiones en ascenso de un grupo que, fuera
de la ley, se burlaba del derecho internacional y los derechos respectivos
de los Estados Unidos y Cuba, relacionados con este asunto.


Y es aquí, estrechamente vinculada con estos hechos, la más débil de las
acusaciones que endilgó tardíamente la Fiscalía para complacer a los
culpables de las ordalías aeroespaciales de Basalto y Cía.


Fue tan débil este cargo, que la Fiscalía en nombre del Gobierno, y
temiendo un final estrepitoso, en medio del juicio se dirigió a la Corte
de Apelaciones de Atlanta para que se le permitiera retirarlo pues
consideraba que no tenía manera alguna de probarlo con pruebas objetivas y
más allá de toda duda razonable. Sin embargo la Corte le negó la petición,
y allí quedó para provocar un desenlace infeliz e infame contra Gerardo.
Como afirmara Kravitch, Juez de la Corte de Apelaciones, en su voto
particular, y que aborda en más de trescientas líneas los hechos, “En mi
opinión, el Gobierno falló al presentar evidencias suficientes para probar
más allá de una duda razonable que Hernández estuvo de acuerdo en
participar en una conspiración, cuyo objeto era el derribo de las
avionetas en el espacio internacional, resultando en la muerte de algunos
pilotos.”


En las argumentaciones de Kravitch se apuntan elementos legales precisos
para descartar los presupuestos legales y pruebas sustentados en el fallo
definitivo. Sólo con esos elementos allí recogidos, se rompe el segundo y
último eslabón de la segunda cadena perpetua contra Gerardo.


Pero deben hacerse algunas precisiones en cuanto al derribo de las
avionetas el día 24 de 1996, y es que ese día toda esa área del territorio
nacional estaba declarada como activada y cerrada al tráfico aéreo
internacional y, por lo tanto, bajo un estatuto militar especial, del cual
se conocía de antemano internacionalmente, se había alertado al Gobierno
norteamericano que impidiera los vuelos de Hermanos al Rescate con
incursiones dentro del territorio nacional. A la vez, la organización
terrorista fue advertida por el Gobierno norteamericano, pero, sin
embargo, no hizo nada por impedir la provocación que ésta pregonaba
públicamente a través de los órganos de prensa que realizaría en esa
fecha.


El elemento esencial, que el tribunal malintencionadamente oculta a pesar
de las pruebas, es que ese día las tres avionetas penetraron en el
territorio nacional, que fueron advertidas por los cazas cubanos que
descontinuaran la violación y que, finalmente, ante la negativa, dos de
ellas fueron abatidas dentro del espacio aéreo cubano, no en el
internacional, como se afirma. La tercera avioneta, la piloteada por el
cabecilla José Basulto, no lo fue precisamente porque en su huída, después
de violar el espacio cubano, llegó a rebasar éste y penetrar en aguas
internacionales. Por lo tanto, cuando se afirma en el fallo que las
avionetas fueron derribadas en el espacio internacional, para tener un
asidero para la condena de Gerardo, debía afirmarse con honestidad y
propiedad que lo fueron dentro del espacio nacional de Cuba, y entonces
carecería de fundamento legal alguno la acusación contra Gerardo por este
hecho. Y eso lo saben bien la Fiscalía y el Gobierno, y mucho más el
Tribunal.


Estos elementos adicionales, junto con todos los detalles que obran en el
expediente de la causa, son suficientes para exonerar a Gerardo Hernández
de esa infame segunda cadena perpetua.”


Quienes crean que el incidente de aviones agresores, en este caso  el de
las dos avionetas derribadas el 24 de febrero de 1996, fueron los únicos
ocurridos en Cuba durante los años de Revolución, ruego despierten, abran
los ojos y miren con objetividad la historia real de tales hechos. Así
que, por favor, no se asusten ni se asombren por este extenso relato de
sucesos increíbles y trágicos que sólo han tenido como causa la injerencia
y las agresiones de Estados Unidos contra Cuba.


Empecemos por las agresiones con aviones, que condujeron a la captura o
derribo de éstos o tuvieron una significación especial.


El 2 de febrero de 1959, apenas un mes después del triunfo de la
Revolución, Allen Robert Maller, ciudadano norteamericano, fue arrestado a
bordo de una avioneta, en la cual se había introducido ilegalmente en
territorio cubano, con el fin de atentar contra la vida de Fidel Castro.


El 31 de marzo de 1959, Austin F. Young, piloto norteamericano, fue
detenido por dedicarse  al traslado, fuera del territorio nacional, de
ex-oficiales de la tiranía batistiana.


El 25 de julio de 1959, fue capturado el traidor Rafael del Pino, al ser
derribada la avioneta que piloteaba, al intentar descender sobre la Vía
Blanca.


El 18 de febrero de 1960, Robert Ellis Frost, piloto norteamericano, murió
al estallar una bomba el avión con el que atacaba al Central España, en la
provincia de Matanzas. Por los documentos ocupados se descubrió que en
tres ocasiones anteriores dicho piloto había realizado incursiones piratas
sobre Cuba.


El 21 de marzo de 1960, los norteamericanos Howard Lewis y William
Shergales fueron derribados cerca de Matanzas, cuando piloteaban una
avioneta que pretendía recoger criminales de guerra batistianos.


El 12 de mayo de 1960, una avioneta, piloteada por el norteamericano
Edward Duque, fue derribada cerca de la costa norte de La Habana. El
cadáver fue entregado a la representación diplomática norteamericana.
El 4 de marzo de 1961, fue derribado un avión pirata en la zona norte de
Baracoa, provincia de Oriente.


El 30 de marzo de 1961, es obligado a aterrizar un avión que volaba sobre
la refinería de petróleo de Regla, piloteada por dos norteamericanos.
El 15 de abril de 1961, previo a la invasión mercenaria por Playa Girón o
por Bahía de Cochinos, aviones B-26 de fabricación norteamericana,
procedentes de Guatemala, bombardearon los aeropuertos de Ciudad Libertad
y San Antonio de los Baños, en la provincia de La Habana, y de Santiago de
Cuba, en la provincia de Oriente. La agresión fue repelida, pero sin el
derribo de aeronaves, aunque ésta dejó un saldo trágico de muertos y
heridos.


Este hecho fue denunciado por el embajador de Cuba en la ONU, Raúl Roa,
mientras que el representante de Estados Unidos, Adlai Stevenson, achacó
tales hechos a pilotos cubanos sublevados, mostrando las fotos de un avión
con la insignia cubana. De esta manera vil se unieron la mentira, el
crimen y la falsificación de las identidades de los aviones atacantes por
el Gobierno norteamericano en su pretensión de ocultar a la comunidad
internacional su participación en la invasión que ocurriría 2 días
después, el 17 de abril de 1961, durante la cual participaron aviones
mercenarios que causaron numerosos muertos y heridos entre militares y
civiles cubanos.


Previo y durante la Crisis de Octubre se produjeron numerosos vuelos de
reconocimiento tanto a altas y bajas alturas por aviones de los Estados
Unidos, lo que dio lugar a la orden del Comandante en Jefe Fidel Castro de
poner fin a tan descaradas violaciones de la soberanía nacional.


Fue así que el 4 de noviembre de 1962, en plena crisis de Octubre, fue
derribado al norte de la provincia de Oriente un avión espía del tipo U-2,
y murió su piloto, norteamericano, Rudolf Anderson.


El 28 de mayo de 1963, un turbohélice anfibio de la Marina de Guerra
norteamericana, disparó una ráfaga de ametralladora de grueso calibre
sobre Cayo Francés, poniendo en peligro las vidas de obreros cubanos y
soviéticos que trabajaban en la búsqueda de petróleo.


El 19 de junio de 1964, fue derribado un avión pirata que lanzó una bomba
sobre el Central Marcelo Salado, en Cabairién, provincia de las Villas.
El 29 de diciembre de 1966, fue derribada una avioneta procedente de
Homestead, Florida, y capturado el piloto norteamericano Everett D.
Jackson, quien había arrojado paquetes que contenían armas y equipos de
espionaje, al norte de las Villas.


Desde 1994 el grupo terrorista Hermanos al Rescate, utilizando avionetas
de su propiedad, empezaron su misión de provocaciones y las violaciones
del espacio aéreo cubano, actividad que mantuvieron hasta el 1996, periodo
en realizaron actividades tales como: llamados a autoridades aeronáuticas
y pilotos cubanos para promover el cambio del régimen político en Cuba,
lanzamiento de miles de propagandas subversivas y medallas religiosas,
violación de la soberanía nacional y desacato a las autoridades
competentes del país. En enero de 1996 incursionaron en dos ocasiones, con
creciente campaña publicitaria y mayor nivel de desafío en su actitud de
violación de la soberanía nacional.


El 24 de Febrero de 1996 fueron derribadas, en aguas territoriales
cubanas, dos avionetas CESNA 307, tripulada cada una por 2 personas,
procedentes de la Florida, pertenecientes a dicha organización, cuyas
naves habían violado anteriormente el espacio aéreo de Cuba en
innumerables ocasiones, como hemos dicho antes, e incluso sobrevolado la
ciudad de La Habana, a pesar de las denuncias públicas y las protestas e
informaciones al respecto al Gobierno de los Estados Unidos. El derribo de
dichas avionetas, previa a su intercepción y llamados disuasivos  de
aviones cazas cubanos, dio lugar a una campaña publicitaria y diplomática
contra Cuba, y fue pretexto para la firma de la Ley Helm-Burton por el
Presidente Clinton, y años después para la injustificable acusación contra
Gerardo Hernández Nordelo por el supuesto delito de conspiración para
cometer asesinato.


Como son muchas más las agresiones provocadas por aviones procedentes de
los Estados Unidos que han causado destrucción y muerte en territorio de
Cuba, invito a los lectores para el próximo artículo titulado “AVIONES
PIRATAS CONTRA CUBA PARA ENTENDER LA INJUSTICIA CONTRA GERARDO HERNÁNDEZ
NORDELO”

wilkie.delgado@sierra.scu.sld.cu



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Wilkie Delgado Correa


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