Letra desatada

Campo de concentración sin comillas

Desde 2007 se ha venido denunciando, y los grandes medios ocultando, la catástrofe humanitaria que provoca el bloqueo de Israel a los habitantes de Gaza. El bloqueo es a todo lo que beneficie a los palestinos. La gente se ha quedado sin trabajo, 99% de las fábricas y empresas ha cerrado. No hay electricidad, no hay suministro de alimentos ni de medicinas. Es un campo de concentración que recuerda a los de Hitler. Es un campo de concentración cuya existencia es aupada, ordenada y mantenida por el Estado de Israel, apoyada por su principal aliado, Estados Unidos, y avalada vergonzosamente por la Organización de las Naciones Unidas.

En ese mismo campo de concentración fue donde se centraron los ataques israelíes en 2009, cuando fueron asesinados más de 1.400 palestinos y palestinas en su mayoría ancianos, mujeres y niños. En esa ocasión el terrorismo de Israel se manifestó, entre otras cosas, con el empleo de bombas de fósforo, cuya utilización provoca sufrimiento atroz al ser humano. Los reportes de aquellos días daban cuenta de una tragedia: “200.000 hogares de la Franja de Gaza han perdido su principal fuente de electricidad. 112.000 ciudadanos en la Franja de Gaza están sufriendo de enfermedades crónicas. 21.000 niños perdieron la oportunidad de entrar a las guarderías y campamentos de verano. Casi 80.000 niños sufrirán problemas psicológicos representados por el miedo a la oscuridad y pesadillas. 70.000 hogares de Gaza sufren por la grave situación”.

A ese campo de concentración se dirigía la flotilla humanitaria Libertad, cargada con once mil toneladas de ayuda y de buena voluntad. A ese campo de concentración se dirigían activistas de los derechos humanos, verdaderos valientes que se atrevieron a desafiar a uno de los ejércitos mejor armados del planeta. A ese campo de concentración se dirigían con la intención de suministrarles ayuda humanitaria a palestinos y palestinas. A ese campo de concentración se dirigían para dar fe y constatar la brutalidad y violencia con la que actúa el Estado de Israel contra una población inerme.

Y es que la única razón por la cual los sionistas actuaron, una vez más, con tanta cobardía y saña, como terroristas que son, era impedir que el mundo constatara la existencia de este campo de concentración. Impedir que se constatara la existencia de ese campo de concentración para vergüenza del mundo y más allá. Porque es un campo de concentración. Sin comillas, para no dejar lugar a dudas, como diría el profesor Vladimir Acosta. Al igual que califico de rastrera y cómplice, sin comillas, a la oposición venezolana por ese silencio ensordecedor con el que avalan los nuevos crímenes de Israel.




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Mercedes Chacín


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