La Prueba Silenciosa: De Tesla a Nazoa, la geopolítica cuántica y la defensa de la frecuencia soberana

Entre el accionar, he dedicado mis siete décadas de existencia a observar . He visto nacer y morir órdenes mundiales, y he sido testigo de una revolución tecnológica que, irónicamente, nos ha vuelto más crédulos sobre lo invisible y más escépticos sobre lo esencial.

La sociedad que abraza sin dudar la energía invisible del Wi-Fi, esa frecuencia que nos conecta a internet, es la misma que duda ferozmente de conceptos como la vibración, la frecuencia, o la coherencia cuando se aplican a nuestra salud, a nuestra conciencia o al tejido del universo. Aquí reside la gran paradoja del siglo XXI.

La Frecuencia Ineludible: Un Marco de Referencia Propio

Mi aproximación a la geopolítica actual y al nacimiento del nuevo orden mundial multipolar no es académica, sino existencial y silvestre. La he moldeado a la luz de una interpretación personal de la filosofía cuántica pitagórica, de las esferas de equilibrio, y del arte estratégico de Sun Tzu. Esto, previsiblemente, me ha valido críticas ortodoxas y la etiqueta de "anticientífico" por usar un pensamiento que califican de mágico. Lo acepto, pero no lo comparto.

La acusación de dogmatismo se desvanece ante una simple verdad física: la única diferencia entre la onda electromagnética que emite un router de Wi-Fi y las que constituyen la materia de mi propio cuerpo o mis estados de ánimo es la estandarización. Cuando un técnico mide la señal del móvil, mide la frecuencia de una onda. El Electroencefalograma (EEG) mide las ondas Gamma, Beta, Alfa, Theta y Delta de mi cerebro. La Variabilidad de la Frecuencia Cardíaca (VFC) mide el campo electromagnético de mi corazón, que es armonioso en la gratitud y caótico en el estrés.

Todo es frecuencia. Es la prueba silenciosa de Nikola Tesla: "Si quieres entender los secretos del universo, piensa en términos de frecuencia, energía y vibración."

Para mí, esta "vibración" es el lenguaje oculto de la realidad. El Wi-Fi me conecta con el mundo exterior. Comprender esta frecuencia en su sentido más amplio es lo que me conecta con mi mundo interior y, por extensión, con el universo del que formo parte y del que, por tanto, se desprenden los eventos geopolíticos que observo.

Coherencia y Conciencia: La Base de la Metodología

Mi metodología, si se quiere holística, es simplemente la forma de haber llevado la existencia. Mi firma de interpretar la vida y sus eventos está desprendida de dogmas porque mi meta es que no me sorprenda nada.

Mis análisis a favor de los BRICS, de la autodeterminación de los pueblos y del ideal bolivariano antiimperialista, no son solo una postura política; son la manifestación de una coherencia vibracional. El imperialismo, el unilateralismo y el dogmatismo —tanto político como científico— son formas de frecuencia caótica. Son patrones que perturban la VFC global, que rompen el equilibrio de las esferas. La postura antiimperialista es, por naturaleza, una búsqueda de la frecuencia soberana.

Mientras el mundo académico busca el "medidor de verdad" externo, el camino que he predicado con el ejemplo ha sido buscar el "medidor de paz interior". Estoy convencido de que, futuristamente, la tecnología que he visto evolucionar nos dará el aparato para medir nuestra vibración interna tan fácilmente como hoy verificamos la señal del móvil.

Los Poderes Creadores del Pueblo: La Frecuencia que Transforma

A aquellos que exigen la ortodoxia para validar el análisis, les recuerdo que la libertad intelectual y de búsqueda es el motor de toda transformación. El verdadero riesgo no es pensar con "pensamiento mágico", sino caer en el pensamiento estancado, el que se niega a reconocer que la misma energía que hizo la revolución tecnológica es la que nos da forma.

Es en esta defensa firme de mi vida, predicada con el ejemplo y sin interrupciones, que apelo a la frase de ese Gran venezolano, Aquiles Nazoa, cuyo credo particular marcó a una generación y que siempre resonará con la verdad de la frecuencia colectiva:

> "Y creo en los poderes creadores del pueblo.">

Este es el verdadero núcleo de mi visión y del nuevo orden. Los poderes creadores del pueblo son la manifestación más pura de la energía, la vibración y la frecuencia de la conciencia colectiva. Es la fuerza más poderosa y menos estandarizada del universo. Es la garantía de que el equilibrio se restablecerá, a pesar de las críticas, a pesar de los imperios, y a pesar de la ortodoxia.

Mi metodología es un compromiso con esta creencia: la coherencia interna con la que observo y escribo es un espejo de la coherencia externa que el mundo está obligado a manifestar. Y en esa frecuencia, no hay error.



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Lorenzo Angiolillo Fernández


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