Gran viraje en el campo político venezolano representa la Constituyente popular bolivariana que está en su momento estelar. Estamos a pocos días para que se dé su elección y su funcionamiento como manifestación superior del poder popular y nacional.
Todos los demonios de la ultraderecha fascista se han conjurado para destruirla pero han fracasado en tal objetivo siniestro.
Quedan horas para escoger los 545 integrantes de la Constituyente comunal bolivariana anunciada por el Presidente Nicolas Maduro desde el 1 de mayo pasado, la que cuenta ya con unas bases comiciales muy concretas, unos ejes temáticos determinados y una amplia movilización social para darle forma como instrumento de nuevos cambios en la sociedad venezolana del siglo XXI.
La idea de la Constituyente como expresión del poder popular y de la potencia transformadora de la multitud le está dando otras dimensiones históricas, nacionales e internacionales, a la patria de Bolívar, el padre de varias naciones latinoamericanas y el protagonista de una de las principales gestas anticoloniales en la historia de la humanidad en la primera década del siglo XIX.
La Constituyente comunal ha desatado todos los odios de las elites oligárquicas perfilando un escenario de intensa lucha de clases, entre el pueblo y minorías plutocráticas que defienden con violencia, mentiras y terrorismo sus aberrantes privilegios.
Viejas castas de la estructura nacional, potentes núcleos de las oligarquías latinoamericanas y el imperialismo gringo con su Comando Sur, la IV Flota y la telaraña mediática de manipulación se han volcado para asfixiar este importante evento político revolucionario.
Para asesinar la Constituyente comunal bolivariana se está utilizando toda la artillería pesada de la dominación neoliberal. No se ahorran recurso. Ataques terroristas, guerra económica, mentiras, manipulación, asesinatos, quema de instituciones públicas, hacen parte del arsenal empleado a fondo desde hace tres meses para aplastar la institucionalidad chavista.
En horas recientes se ha puesto en marcha un plan de asistencia humanitaria por parte del Comando Sur, en las 10 bases militares gringas, ubicadas en territorio colombiano, dizque para atender a los venezolanos que han salido de su territorio; cosa que nunca se les ocurrió respecto de los 8 millones de desplazados por la violencia paramilitar del uribismo y el santismo en Colombia; o respecto de los casi 6 millones de colombianos que han debido huir hacia Venezuela que los ha acogido con generosidad y solidaridad en los últimos 30 años.
La anterior movida lo que nos indica es que ya tienen preparada la hora cero (hora loca, dice JVR) para cerrar el golpe blando y la invasión extranjera de Venezuela con el fin de asaltar la riqueza petrolera, económica y minera del principal epicentro de la civilización bolivariana.
Sin embargo, toda esta diabólica estratagema se ha estrellado con un muro de hierro. Con la valiente posición del Presidente Nicolas Maduro, que en la actual coyuntura ha mostrado todo su talento de combatiente revolucionario. Se equivocaron con Maduro. Allí está al frente de una de las más trascendentales batallas del antiimperialismo latinoamericano. Acompañado por una bravía dirigencia que se cohesiona y golpea según lo demandan las difíciles circunstancias.
La Constituyente va a salir adelante. Sus 545 delegados son el más importante recurso de poder del campo popular en los actuales momentos.
Es muy probable que se presenten nuevos escenarios de negociación con algunos sectores de la oposición, pero, a mi juicio, lo mejor es hacerlo en el contexto instituido con la operación y deliberaciones del cuerpo popular Constituyente.
Existen todas las condiciones para que ello sea así. Hay que leer oportuna y adecuadamente el contexto geopolítico para darle el envión final a la conformación y operación de la Constituyente.