“Yo trabajo en un ministerio y estoy cansada de que el gobierno me obligue a ir a esas marchas con la franela roja, porque mi alma es ADECA”
Y me la figuro en el baño de esa oficina mojando el papel tualé, desatando la bomba del agua de la poceta, quebrando los bombillos, llevándose los lápices, rompiendo el pen drive, rayando las hojas de la impresora, echándole sal al café, regando el azúcar por el suelo, etc,etc.
Así son ellos, con el desparpajo propio de quien “se come la barquilla y le pega el cono en la cabeza a quien se la brindó”, van por ahí. Trabajan (¿?) en ministerios, institutos, imprentas, y se confiesan que odian a la revolución y a Chávez. Son descarados, abusadores, inicuos, groseros, torpes y necios. No tienen valentía para dejar el trabajo que tanto desprecian. Por eso la administración pública se torna tan burocrática, insolente, cruel y a veces marrana igualita a su hermana, la oposición.
Unos alegan que “los chavistas tienen lujosos autos, quintas, mansiones, pero, ¡coye!, ¿por qué no dicen los nombres de esos chavistas, de esos diputados, de esos empleados de alta factura? La Revolución necesita que se descubra donde están los vagabundos, los mentirosos, los escuálidos.
Pero no lo dicen. Se dedican a quemar sus frustraciones, maldiciendo, quejándose, odiando, diciendo que “el 23 de noviembre vamos a derrotarlo”, son cobardes. Me gustaría que le dijeran al pueblo quienes son los que corruptean, por favor…hay una Contraloría Social.
Uno no entiende a los escuálidos. Alegan que HOY SE ROBA COMO AYER, como lo hacían los adecos, los copeyanos, los del MAS, los antiguos COMUNISTAS, LÉASE TEODORO Y CIA, pero no presentan pruebas.
Así son ellos. Estamos esperando las pruebas para publicarlas, por amor a la patria.
