Le abren la puerta al delincuente

Ayer a mediodía y después de una mañana cargada de cc (calor y colas), sentí hambre, salí de una espera de 45 minutos mientras le cambiaban el aceite a mi autito, a 32º grados bajo sombra, y me dispuse, hacer algo que de verdad no practico con mucha regularidad, almorzar en la calle, fue suficiente para despertar mi fatiga (como dice la gente que sabe expresarse) ¡nada que tengo haaaambre y faltaban dos diligencias por hacer, tomada la decisión, enfilé por la avenida Constitución, hasta la calle 12 de San José, al final justo frente a la escuela Jacob Pérez Carvallo de Fe y Alegría, hay un restaurantico, muy modesto, no sé ni cómo se llama, pero la comida es bastante sabrosa.

Revisando la carta, escrita en una pizarra, me decidí por el pabellón, comenzaba a disfrutar mi identidad con el plato nacional, cuando llegó una maestra, me imagino que conocida del dueño puesto que, éste le saludó con amabilidad y de una vez se guindaron a conversar, revisando el menú y luego en espera de la comida pedida para llevar.

A la maestra el tiempo de espera le pareció -digo yo- que largo, porque mientras buscaba el cuchillo en la cesta donde también estaba el pan, para picar una tajadotas que iban de un extremo a otro del plato, comenzó el cuento de una señora que la habían atracado, no sé si dos o tres elementos. Lo cierto –según el relato de la maestra- fue que se metieron en el apartamento maniataron a la mujer la robaron y violaron a la hija que se encontraba en ese momento en la casa con ella.

¡Ahí no mijito este país se lo llevó quien lo trajo, ya no se puede ni estar en su casa! Te imaginas como estará esa gente de impresionada, decía…..sin dejar de atender mi pabellón, me volteé para ver de frente a la maestra ¿pero dónde fue eso señora? Le pregunte, casi de la misma forma como, o cuando uno pregunta a un moribundo, ¿Cómo te sientes?.... Unos segundos después la maestra me respondió ¡ahí no se mija, porque eso de lo conto mi prima!.

Trague el bocado que tenía a mano, me di vuelta seguí disfrutando de mis caraoticas fritas especitas y ricas con un toque dulce como las preparaba María (mi madre) que tanto me gustan.

Casi inmediatamente comencé a decirme, pero bueno con estos cuentos casi de camino, estas y estos pendejos no se dan cuenta que están abriéndole las puertas a la delincuencia. Están repitiendo cuentos, chismes y rumores, incluso que fueron ellas o ellos las víctimas de la violencia, sin percatarse que están diciendo pase adelante señor delincuente.

Mientras regresaba a la casa para escribir estas líneas y mi reflexión…le dile la cola a una amiga y le conté todo este asunto, se sonrió y me dijo ¡ Y los de Aragua Centro, que apoyaron, les dieron café y galletitas a los guarinberos, para que quemaran la basura y trancaran las calles y ahora tienen que pagar peje para salir a trabajar. Q tal?


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Nélida Arrechedera


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