Escribí un par de artículos en este amplio foro revolucionario que es Aporrea en el 2003, cuando el monstruo, aún con las garras afiladas, pretendía o tenía esperanzas de darle un zarpazo mortal a la revolución. Pero ya los Orlando Urdaneta, los Carlos Ortega, los Napoleón Bravo, los Carmona Estanga, los generales traidores y criminales no están, la historia, siempre implacable, los convirtió en polvo. Y los medios de comunicación son apenas una sombra burlesca de lo que fueron y sus intentos patéticos de tergiversar la historia solo pueden producir risa.
Ahora el monstruo está dentro de casa. Ahora el monstruo somos nosotros mismos que parecemos incapaces, luego de diez largos años de gobierno Chavista, de comportarnos, no como revolucionarios, que es harto difícil, no llego a tanto, pero si como ciudadanos de justicia, honestidad, solidaridad, pongan ustedes la palabra que deseen. El monstruo es el fanatismo que solo ve contrarrevolucionarios en los que, indignados por las desviaciones, el derroche, las injusticias, la corrupción, usan el derecho a la crítica y ponen el dedo en la llaga. El monstruo es el dogmatismo, que como gríngola ideológica ceñida a las sienes, nos impide ver lo que ocurre a nuestro lado y lo que dejamos atrás y solo nos permite ver un objetivo lejano que nunca alcanzamos y, lo peor de todo, nos impide rectificar y cambiar el rumbo cuando nos equivocamos, porque, claro, las gríngolas ideológicas impiden ver cuándo nos equivocamos.
Por si esto fuera poco el propio Presidente de la República no se le ocurre otra cosa que humillar públicamente a un trabajador de VTV por cobrar lo que le corresponde en ley por el trabajo que realiza. Yo esto no lo entiendo. De verdad. Es que yo soy burro. Si no lo sabían, se los digo: Soy un asno. Alguien que me lo explique. Un Presidente que se dice socialista se pone del lado del patrono y en contra de los trabajadores. ¡Vaya! El mundo se dio la vuelta y yo no me dí cuenta. Según entiendo un buen revolucionario no debe cobrar por su trabajo. Entonces un buen revolucionario vive del aire y se alimenta de sus excrementos, pero ni eso, porque si no se come no hay excrementos.
No voy a ser yo quien le explique al Presidente Chávez que en un sistema capitalista (que luego de diez años de "gobierno revolucionario" se mantiene intacto y en pleno funcionamiento) sin dinero no se come y cuando se cobra se le sigue extrayendo al trabajador la plusvalía.
No va a ser con gritos e insultos que el Presidente va a echar para atrás las reivindicaciones que en el orden salarial los trabajadores de este país han alcanzado tras durísimas luchas sindicales. Lo que preocupa es que detrás de los insultos y de los gritos exista, efectivamente, el propósito cierto y programado de acabar con la organización sindical (por la que, debo decir, tampoco pongo las manos en el fuego). Ruego a Dios porque esto no sea así.
Al señor presidente le parece perverso que un trabajador cobre horas extras por un Domingo trabajado. Me pregunto si también le parecerá perverso el abismo que hay entre el sueldo del presidente de VTV y el salario de un camarógrafo. Me pregunto cuánto gana el presidente del canal (o de cualquier otro organismo público, por ejemplo PDVSA). De seguro no necesitara de horas extras para redondearse el salario.
El Presidente retó a los trabajadores a que hagan trabajo comunitario (no se cómo van a hacer mercado con eso, pero en fin). Yo reto al Presidente a que le baje el salario a todos sus "chivos" al nivel de un salario mínimo. Me atrevo a predecir que le costará conseguir quien le dirija sus ministerios.
Y vamos a ver si de una buena vez dejamos de hablar de socialismo y nos ponemos a trabajar seriamente para hacerlo realidad en el país. Pro recuerden que el socialismo no se construye ni con fanatismo ni con dogmas.
Bueno, ya basta. Ahí nos vemos.
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