Orlando Furioso

Nota de Aporrea: Escrito antes de publicarse la más reciente conversación del golpista bufón.
...y tan buen actor que es... ¡Que fallo!
Desde hace algunos días vengo meditando un artículo sobre Orlando Urdaneta. Me había prometido a mi mismo reirme un poco de él, pero si insultarlo. ¿Por qué? ¿A qué se debe tamaña consideración con este engendro? Sencillo: Era mi ídolo: Otro ídolo con los pies de barro. Otro ídolo caído en el fango pestilente de la mediocridad. ¡Carajo qué cantidad de ídolos falsos he adorado yo a lo largo de mi vida! Pero ¡basta! ¡Se acabó! ¡Finito! Hecho tierrita y no juego más. Los ídolos al panteón. Aquí tratamos con seres de carne y hueso con una mala leche jamás vista. Seres mezquinos con un enorme poder que no merecen: La pantalla de un televisor o una columna en un periódico o un altar sacrosanto desde donde sólo escupen sapos y culebras. Con el perdón de los sapos y de las culebras.

Si Orlandito, enano siniestro, muñequito de ventrilocuo sin hilos, chuki devaluado y horrendo (¡ya quisieras tu tener la cara de chuki!) cuando anoche, por casualidad, o por mala leche, antes de acostarme a dormir, pasando los canales, me topé con tu comedia y escuche tu ultimátum ¿Ultimátum a quién payaso?, ¿Qué crees que sentí? No lo sabes, claro. Y te importa un carajo lo que sentí. Pero te lo voy a decir de todas formas Orlandito: Primero indignación, luego me diste risa, luego arrechera porque con la risa desperté a mi bebe y luego, vuelto a dormir el niño, apagada la tele y acostado en la cama, en la oscuridad, sentí una enorme tristeza. Y lastima: por ti, por los cincuenta peleles que todavía te hacen caso, por mi familia, por mi, por Venezuela, porque seres estúpidos como tu nos la está desbarrancando, hundiendo en el marasmo del odio y de la ignorancia.

¿Y qué fue lo que le oí decir al atontado este? Palabras más, palabras menos esto: Si para el Miércoles al amanecer no aparece el cura Calderón toda Venezuela a la calle. Y nosotros (ellos, es decir él y los cincuenta bolsas que aún lo escuchan en Caracas) aquí, en la autopista, entre La Carlota y Altamira.

Bueno boludo, como para ponerse a temblar tu ultimátum. Si es que hay que escapar. ¡El gobierno se desmorona! Habrase visto tamaño majadero.

Y ya no sigo porque no vale la pena perder mi tiempo, cansar mi pobre inteligencia que, de verdad, es muy pobre, en individuos de esta calaña. Adiós Orlandito, adiós. Que te vaya bien Si, vete. Vete a una cura de sueño. Sin televisor, sin prensa, sin radio. Por tu bien, por el bien de los cincuenta bolsas que aún te obedecen. Y vuelve cuando despiertes de tu pesadilla personal, cuando entres en razón. Vuelve que aquí te estaremos esperando (al menos yo) para seguirte admirando. Bastante menos que antes, eso si. Adiós Orlandito.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 4720 veces.



Joaquín Ferrer Ramos

Fotoperiodista. Editor de La Propia Foto y Píllate La Foto en la Web

 joacofe@gmail.com      @joacofe

Visite el perfil de Joaquín Ferrer Ramos para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Joaquín Ferrer Ramos

Joaquín Ferrer Ramos

Más artículos de este autor


Notas relacionadas